Yo, enredada por mi mejor amigo

Engaños

Dos semanas, habían pasado dos semanas desde que hablé con Martín.

Era una tonta, tenía perfectamente claro que Martín no me gustaba y aún así me había metido en todo este lío.

Estábamos teniendo esta pseuda relación donde solo me dejaba llevar.

Era sábado por la noche y me dirigía a la casa de Martín porque se le había ocurrido la maravillosa idea de hacer una fiesta sin razón alguna.

Laura también iría.

Sip, Laura, la que gustaba de Martín y la que no tenía idea de lo que estaba pasando entre él y yo.

Estaba muriendo de los nervios cuando cruzo la puerta de entrada. La música se escuchaba fuertísimo. Habían llegado varios amigos de Martín y la casa se encontraba repleta. Me dirijo por el pasillo de entrada en busca de mi casi novio, pero como diosito me odiaba me encuentro de frente con Laura.

Nos miramos y comienza a hablarme.

-¡¡Cataaa!! ¡¡Tanto tiempo!! Te extrañaba un montón, que bueno verte -dice, alegremente y acercándose para abrazarme.

-Laura... jaja, si... tanto tiempo... -digo, incómoda mientras la abrazo de vuelta.

Nos separamos y Laura comienza a hablarme de su vida pero antes de que se alargara la conversación, diviso a Martín que se encontraba a unos pocos metros de nosotras.

Comienzo a hacer todo lo posible para esconderme, pero es inútil, Martín me ve, hace una sonrisa gigantesca y se acerca a una velocidad inhumana.

Ok, quizás estaba exagerando, pero se acerca rápido, tan rápido que no alcanzo a reaccionar cuando me rodea la cintura con su brazo, me acerca hacia él y comienza a besarme, todo en presencia de Laura.

-Hola preciosa -dice Martín, saludándome.

-Uhmm... hola... -digo, culpablemente.

-¿Ustedes... ustedes están juntos? -pregunta Laura, mirándonos impactada.

-¿Qué? ¿Cata no te lo contó? -dice Martín, confundido.

-Uhmm... -digo, mirando hacia el suelo queriendo desaparecer en ese mismo instante.

-Yo... yo iré por un poco de cerveza, nos vemos -dice Laura, rápidamente y nos deja solos.

Pude notar por la expresión de su cara que estaba herida, debía hablar con ella, pero no sabía qué excusa darle por toda la situación.

-¿Por qué no le contaste Cata? -pregunta Martín, mientras me toma de la mano y me lleva a una esquina de la sala.

-Es complicado... y además no es como si fuese oficial lo de nosotros -digo, restándole importancia.

Martín hace una mueca de dolor, luego me mira y se queda en silencio.

-Voy a ir al patio a tomar aire, después hablamos mejor -digo, soltándole la mano y alejándome.

No quería hacerlo sentir mal, de verdad que no quería, pero no sabía como manejar la situación.

Llego al patio el cual era bastante grande, habían distintas mesas con gente conversando y mucha, mucha, mucha cerveza, junto a una piscina donde se estaban bañando amigos de Martín.

Me dirijo a una mesa vacía para sentarme, pero antes de llegar paro en seco, a lo lejos podía ver a un Caleb junto a su novia en una de las mesas, riéndose y jugueteando.

Por qué diablos Martín los habría invitado, él sabía perfectamente el problema que había tenido con Marta hace un tiempo atrás, le había contado todo y aún así... argh, idiota.

No lo podía creer.

Enojada continuó mi travesía hacia la mesa y me siento, pero no sin antes tomar una cerveza, la abro y comienzo a beber.

Caleb y su novia, no sabían que me encontraba cerca de ellos.

Comienzo a tomarme la tercera cerveza mientras que en mi mente me preguntaba por qué Caleb no me contó que se había arreglado con Marta.

Bueno, creo que la respuesta era obvia.

Termino mi cuarta cerveza y me dan ganas de ir al baño. Un poco mareada me dirijo al baño del primer piso, pero antes de llegar, pasó por al lado de los sillones y veo a una pareja devorandose a besos, me acerco de curiosa, para saber quiénes eran y lo que faltaba, eran Martín y Laura. Sigo avanzando hacia el baño ignorándolos.

La verdad era que no lo podía creer, estaba dolida y sorprendida, a pesar de que no era serio lo que tenía con Martín, de igual manera estábamos juntos.

Después de ir al baño me dirijo al patio nuevamente, esta vez la música se sentía más fuerte todavía y hacia olvidar las cosas, o tal vez era la cerveza.

Me acerco a mi mesita sentándome y comienzo a beber más cerveza, ya no me importaba nada, solo quería emborracharme.

Mientras bebía, miraba en dirección hacia donde se encontraba Caleb antes, y claro seguía ahí, junto a la víbora. Se estaban devorando también, era como si no notaran nada a su alrededor, insertos completamente en su mundo.

Cómo era posible que después de todo el tiempo que estuve en esa mesa, Caleb no me notara, y así, por arte de magia, como si me hubiese escuchado los pensamientos, Caleb me nota. Su sonrisa cambia radicalmente y se ve asustado. Lo había pillado justo y no me podía mentir.

Continuó tomando mi cerveza, ignorándolo y miro hacia otra dirección, pero antes de que pudiera hacer cualquier otra cosa, Caleb ya se encontraba a mi lado.

-Cata!... no pensé que vendrías... -dice, nervioso.

-Jajajajajaja, Martín es mi amigo de la infancia, era obvio que me invitaría -digo, riendo despreocupadamente.

-Si... pero con todos los problemas que habías pasado con él -dice, mirándome.

-Nah... créeme que ya solucionamos todo -digo, borracha.

-Mmm... yo igual con Marta... ya está todo bien -dice, comenzando a notar mi estado. -Oye Cata... cuánto has tomado?

-Poco... no me gusta mucho la cerveza,
Jejjj -digo, riendo.

-Creo que es mejor que te vayas a tu casa -dice, preocupado.

-Me quedaré a dormir acá -digo, tranquila.

-Estás loca?, no lo harás -dice, duramente.

-Y tú quién eres para decidir? -digo, enojada, mientras me paro y me escapo corriendo hacia la casa.

Caleb va tras de mí y comienza a perseguirme por toda la casa, corro chocando con personas que se encontraban bailando mientras me río de lo lento que era, hasta que de pronto vuelvo a encontrarme con Laura y Martín en el sillón, los dos seguían en lo suyo y se notaba que estaban avanzando.

Me paro en frente de ellos, los miro y comienzo a llorar, de pronto todo se vuelve negro.