Mentiras

691 35 3
                                    

No puedo, no puedo, no pude... era una gallina.

Me aclaro la garganta nerviosamente y le respondo a Caleb su pregunta.

-Uhm... ehh... quizás... o no... bueno tal vez... creo que... es que... -digo, mientras mi cerebro deja de funcionar.

-¡Catalina! Por favor, concéntrate -dice Caleb, estresado. -¡Sé clara por favor!

-Que te digooo, que no sé, o sea, si sé, es que, es complicado... -digo, mientras me alejo de él, miro hacia el cielo y coloco mis manos en mi cara.

-Mmm... creo que será mejor que nos vayamos, es tarde -dice Caleb, derrotado.

¡Diablos!

¿Pero qué esperaba?

¿¿Acaso quería que me declarara??

-Creo... creo que tienes razón, mejor vámonos -digo, tristemente.

Bueno, a quién quería engañar, era una cobarde, tenía miedo de que me rechazara, quería jugar a la segura, tenía que jugar a la segura. Se supone que estaba siguiendo el plan, aunque pareciera que el destino me seguía poniendo obstáculos.

No me iba a declarar así como así a mi mejor amigo, tenía que estar segura de que él aceptaría mis sentimientos, y en estos momentos eso no era algo seguro, ya que estaba con Marta todavía.

De a poco, solo tenía que tener paciencia, paso por paso, escalón por escalón, llegaría al corazón de Caleb lentamente, tan lentamente que ni él lo notaría, pero para eso tenía que seguir jugando.

-¡Caleb! -digo, deteniéndome.

Nos estábamos dirigiendo al metro para irnos.

-Mmm... ¿Qué pasa Cata? -dice Caleb, cansado.

-¿Nos juntaremos el sábado cierto? -digo, nerviosa. -¿Te acuerdas que lo habíamos acordado ayer por teléfono? quiero aprender a hacer galletas y quería saber si me podrías acompañar en esta nueva experiencia.

-Si, si me acuerdo... ¿Pero tú haciendo galletas? -dice Caleb, mientras comienza a reírse de mí. -Tengo que ver eso definitivamente.

-Hey, últimamente he visto varios tutoriales en YouTube, ¡No me subestimes! -digo, riendo.

Y así como así, el clima entre los dos había cambiado, se notaba mucho más ligero.

-Nos vemos el sábado entonces, quiero ver el desastre que dejarás en tu cocina y la cara que pondrá tu mamá cuando lo vea, jaja -dice Caleb, molestándome. -¿La película y la hora se mantienen también?

-Si, después de las galletas podemos ver la película, juntémonos a las 4. -digo, mirándolo. -Y sobre cocinar, ¡Ya vas a ver! haré las mejores galletas que jamás hayas probado, serán tan buenas que me pedirás más para así llevarlas a tu casa.

-Jajajaj, si, si, Cata, lo que tú digas -dice Caleb, sonriendo.

Continuamos nuestro camino al metro para marcharnos.

Definitivamente tenía la segunda chance, esta vez nada saldría mal, haría avanzar el plan y aumentaría mis puntos con Caleb.

Ahora llegaría a casa directo a mi computador, para así ver recetas de galletas, porque nunca había visto alguna de esas antes.

Diablos, con suerte sabía hervir agua.

Y sobre la película... Netflix siempre ayudaba, solo tenía que buscar una de terror, jejeje.

Pero me esforzaría al máximo.

Caleb caería, de a poco, pero lo haría.

Yo, enredada por mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora