Esto se pone interesante

1K 59 1
                                    

Quedaban 3 días para que fuese viernes y por fin pudiera juntarme con Caleb. Los últimos días, después de hablar con él por teléfono, me había estado sintiendo como una niña burbujeando de felicidad.

Martín me había enviado un mensaje diciendo que quería hablar conmigo, así que accedí a hablar con él y le dije que nos juntáramos, pero como últimamente los días estaban horribles decidimos solo juntarnos en mi casa y no salir a ningún lado.

Eran las 4 de la tarde cuando me llega un mensaje de Martín avisando que estaba afuera de mi casa y que le abriera.

Me dirijo hacia la puerta principal y le abro, estaba con una parka gigante color caqui, jeans negros y unos botines de color café tierra.

A decir verdad, se veía bastante guapo, Martín siempre había tenido estilo para vestirse y con su cara angelical y personalidad juguetona, lo convertían en un imán para las mujeres, aunque jamás le había visto una novia por más de 6 meses, siempre terminaban porque Martín nunca quería oficializar las cosas. A pesar de las tantas novias que había tenido, jamás le había presentando ninguna a sus padres.

Mujeriego, juguetón, encantador y divertido, así era Martín.

A pesar de todos esos puntos buenos, nunca lo había mirado de otra manera, ya que nos conocemos desde que tenemos 5 años, para mí Martín era como un hermano y yo era como una hermana para él.

-Hola... -dice Martín, medio cabizbajo.

-Hola -digo, saludándolo con un beso en la mejilla.

Entra rápido que hace frío -digo, haciéndome a un lado.

-¿Y tus papás? -dice, entrando y mirando alrededor.

-No están, así que podemos hacer el ruido que queramos -digo, riendo.

-¿Qué clase de ruidos...? -dice, con voz juguetona.

-Ay Martín, no seas mal pensado, jajaja. -digo, dirigiéndome a mi habitación.

-Cata.. tengo que conversar contigo -dice, siguiéndome y entrando a mi pieza.

-Definitivamente, tenemos que hablar -digo, sentándome en mi cama.

Sin perder más el tiempo, Martín comienza a disculparse.

-Disculpa por lo que hice, lo que te conté sobre Caleb no fue con querer, yo malinterprete las cosas que él contó -dice, sentándose al lado mío.

-Causaste un montón de problemas Martín, estuve peleada con Caleb por más de 3 meses y todo por creerte -digo, acostándome y mirando hacia el techo.

-Pucha Cata, no sé qué hacer para arreglar las cosas entre nosotros, aparte de disculparme -dice, con una voz débil, mirándome.

-Martín, tranquilo, ya pasó, tampoco quiero estar enojada contigo ni nada, pero lo único que te pido es que no lo vuelvas a hacer, confío demasiado en ti y no quiero que eso se rompa -digo, calmadamente.

-Srry Cata, nunca más... -dice, aliviado.

Nos quedamos en silencio, pero luego se me ocurre una idea.

-¿Oye... veamos una película de terror? -digo, juguetonamente para cambiar el ambiente.

Amaba las películas de terror, nunca me causaban nada, era inmune al miedo, mientras que Martín gritaba y se asustaba en las escenas más tensas, lo cual yo disfrutaba a más no poder asustándolo y haciéndolo temblar, era como un niño.

-Uhm... nah... es que no hay ninguna película de terror buena para ver... mejor hagamos otra cosa, jeje -dice, intentando convencerme.

-¡Daleeeee Martín! No seas un gallina -digo, riéndome.

-Ay Cata por favor, sabes que no me gustan esas películas -dice, estresado.

-Tranquilo, la que quiero que veamos no da tanto miedo -digo, con seguridad.

Me levanto de mi cama, tomo mi notebook que está en el velador, vuelvo a mi cama haciéndole un espacio a Martín para que se acomode al lado mío.

-Cata, si es de mucho miedo de verdad que no te voy a creer nada nunca más -dice, serio mientras se sacaba los zapatos para luego recostarse a mi lado.

-Tranquilo amiguito, acomódate y sube la manta que hace frío -digo, buscando la película.

Nos quedamos recostados en la cama, uno al lado del otro, cubiertos por una manta mientras iniciaba la película.

A medida que iba pasando la película Martín comenzaba a ponerse cariñoso, acortando la distancia entre nosotros.

Ya íbamos en la mitad de la película cuando Martín se empieza a poner mucho más cariñoso, se acerca más a mi, me rodea con su brazo acercándome y quedamos a centímetros.

-¿Qué Haces...? -digo, susurrando mientras giro mi cabeza quedando de frente con él.

Martín me mira, luego mira hacia mis labios y lo hace, me besa.

No sabía qué estaba pasando, no sabía por qué estaba pasando y no sabía por qué me estaba gustando.

Lo estaba besando y dios, este chico si que sabía besar.

Cuando las cosas empiezan a escalar, lo detengo y lo quedo mirando.

-Ay no -digo, en voz baja mirándolo y sin ser capaz de pronunciar ninguna otra palabra.

Martín me mira y los dos caemos en cuenta de lo que habíamos hecho.

Yo, enredada por mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora