Yo, enredada por mi mejor amigo

Hapiness

¡Era un mensaje de Caleb!

Estaba tan contenta, Diosito estaba de mi lado, por primera vez me había escuchado.

Tomó el celular y comienzo a leer.

"Hola Cata, oye la verdad me sentí un poco mal por dejarte así, lo pensé un poco mejor y... ¿Te gustaría venir mañana a mi casa? Podríamos hacer otra receta juntos" decía el mensaje, mientras lo leía no podía parar de sonreír.

Le respondo a Caleb inmediatamente con un "Si" y comenzamos a acordar la hora para reunirnos.

Estaba tan contenta, sentía que después del mal rato, todavía había una solución. Me sentía de cierta manera también prioridad para Caleb y que él no me quería abandonar.

Comencé a elegir la ropa que usaría al día siguiente, quería estar y sentirme bellísima.

Luego de elegir la ropa, me preparo para dormir, termino de ponerme pijama y lavarme los dientes para acostarme en mi linda cama y dejar en blanco mi mente.
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Así como así, ya iba caminando a la casa de Caleb, estaba solo a dos cuadras, pero algo andaba mal, le había enviado varios mensajes a Caleb avisándole que estaba llegando para que estuviera atento y me abriera la puerta, pero no me respondía, de hecho tampoco leía los mensajes. Todo era muy extraño, él había leído mis mensajes cuando le avisé que estaba yendo a su casa y me había respondido entusiasmado, pero ahora nada.

Mi estómago comenzó a volverse loco, daba vueltas y vueltas, eran nervios, creo, pero aun así no fueron suficientes para que detuvieran mi camino hacia Caleb, preferí seguir por esas dos cuadras, esas infinitas cuadras, faltaba tan poco, estaba tan cerca de su casa. Le envió el último mensaje avisándole que ya estaba afuera y que me abriera la puerta, pero nada.

Espero, espero y espero... Increíble, ¿Cómo era posible que no me respondiera todavía? pero de pronto me congelo... Se escuchaban sonidos de besos y más, era como si una pareja estuviera muy apasionada... ¡Diablos! Me empiezo a poner nerviosa y comienzo a mirar por alrededor de la casa, y ¡Eureka! Podía pasar por la reja y entrar, me había puesto un vestido, pero eso no me detuvo, así que me encamine hacia la reja y pase sobre ella infiltrándome en la casa de Caleb.

Increíble, a medida que me iba acercando, los sonidos se hacían más fuertes, el solo hecho de encontrar a sus padres haciendo cosas me daba terror y vergüenza al mismo tiempo, pero algo me decía que no eran sus padres, ese mismo algo que me decía que pasara por la reja sin pensar en nada más.

De un momento a otro ya me encontraba llegando a la habitación de Caleb y definitivamente los sonidos venían de ahí, realmente podía escuchar todo, fuerte y claro.

Era marta, estaba gritando, ¿¡Qué diablos!? Quería llorar, lo estaban haciendo, era obvio, Caleb estaba en su habitación con Marta, podía oír a un Caleb agitado.

Diosito... ¿Me escuchas? ¿Tú no eres mi amigo verdad?

Y ahí estaba yo, me había convertido en lágrimas, ya no existía Catalina, ahora era agua pura, que no dejaba de derramarse, intentando con todas las fuerzas no hacer ruido, para que no notaran que la patética de Catalina estaba afuera de la habitación escuchando todo.

Quería dejar de existir, no por siempre, pero por ese momento sólo quería desaparecer, volverme aire y volar lejos de ese lugar, pero no podía, era humana, tenía que usar mis pies, buscar la fuerza escondida que no tenía idea que me quedaba y alejarme. Si seguía en ese lugar, Catalina se destruiría, o mi mente eso me decía.

Así que me alejo, lentamente, silenciosamente, de ese lugar. Camino sin rumbo hasta que mis pies comienzan a doler y me siento en una banca, con mi cabeza a punto de explotar.

El dolor que sentía era algo completamente nuevo, creo que tenía el corazón roto, me habían aplastado, machacado y triturado, mi lindo y puro corazón en tan solo unos minutos.

El amor es basura.

El amor no existe.

El amor es una vil mentira.

Por favor, no se enamoren jamás.

Creo que estaba preocupando a las personas del parque, creo que ver a alguien llorando desgarradoramente era algo nuevo para ellos.
Tenía que irme de ese lugar también, volver a mi casa y a mi cama.

Paz, eso era lo que necesitaba.