Capítulo 26

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Fui arrastrada dentro de la bodega donde lo primero que vi fue a Blair en un estado lamentable y después a Richard que parecía algo golpeado

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Fui arrastrada dentro de la bodega donde lo primero que vi fue a Blair en un estado lamentable y después a Richard que parecía algo golpeado.

    No tenía idea cuál era el plan pero sin duda por la mirada de Richard sobre mí, lo había estropeado todo.

—Pero mira lo que tenemos acá —acotó Robert con una amplia sonrisa—. La puta menor ha decidido venir a visitarnos. Pero bueno yo soy un anfitrión eficiente por lo que voy a invitarte a que te quedes. ¡Que pongan un lugar más en el festejo! Creo que serás la mejor de mis zorras y siempre he querido domarte.

—¡Vas a morir en el intento! —grité con toda la furia que podía reunir—. Voy a morir llevándote conmigo perro asqueroso.

    Se acercó a mí e intentó tomarme del rostro pero de ninguna manera iba a permitirlo por lo que le arañé la cara antes de que él me asestara un golpe y luego otro que me hizo caer de rodillas.

—Vamos a ver quién puede más zorra —dijo tomándome del cabello con fuerza—. Veremos cuánta lucha das.

—La suficiente para arrancarte el pene —respondí sabiendo que me mataría—. Voy a disfrutar morir pero no sin antes librar al mundo de una escoria como tú. Iré feliz al infierno llevándote conmigo.

    Esta vez no hubo palabras porque al parecer Robert sabía que yo era capaz de mucho más que Blair.

    La maldita de mi madre se acercó entonces encendiendo aún más el odio y asco que tenía por ella.

—¡Esa maldita! —dije volteando a ver a mi hermana sintiéndome igual de traicionada que ella—. Está aquí para matarnos.

—¡Es el colmo! —exclamó mi madre mirándome con todo el asco que era capaz de mostrar—. Esta mocosa siempre dándome problemas y además he de ser yo quien los resuelva. Ni siquiera he podido casarla por la reputación tan cutre que tiene.

     El tipo que me sostenía me jaló del cabelló hasta acercarme y colocarme frente a ella. Me miró como si le diera vergüenza mi presencia y sin dudarlo me asestó una bofetada que solo sirvió para provocarme.

    Le devolví el golpe con todo el odio que fui capaz de reunir antes de que me mirara sorprendida.

—Si piensas que me duelen tus golpes maldita perra, estás muy equivocada —dije con los dientes apretados—. Nunca me has importado en lo más mínimo y he deseado tenerte de frente durante años para acabarte.

—Pues viendo tu posición creo que será al revés —acotó la muy perra—. Creo que soy yo la que siempre sale victoriosa sobre ti.

—¿En serio? —inquirí sabiendo que le iba a doler saber la noticia—. Creo que hasta ahora he sido yo. Solo me has ganado una vez y porque era estúpida y creí en ti. Dejé que acabaras a dos de los seres que más amaba pero me he preparado para destruirte y te aseguro que no importa cuándo, pero voy a lograrlo.

Amor de habitación (Serie Amores 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora