Epílogo

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-¡Keira por Dios! -La voz de Sebastian llegaba desde el otro lado de la puerta-

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-¡Keira por Dios! -La voz de Sebastian llegaba desde el otro lado de la puerta-. Es hora de bajar.

Sonreí al escucharlo y abrí la puerta para verlo parado con aire desesperado.

-¡Por Cristo bendido como se tardan! -farfulló antes de abrazarme y dejar un beso en mi mejilla-. Ya no necesitas a nadie más dijo entre risas. Nunca lo has hecho pero ahora gracias al cielo será un ruso quien tendrá que aguantar tus horribles cambios de humor y tu explosividad y no sé si felicitarlo o compadecerlo.

Quise llorar de la emoción porque a pesar de todo esa era la manera de decirme que me quería.

Caminé a su lado bajando las escaleras hacia el jardín donde al pie de ellas me esperaba Richard, quien se posicionó a mi otro costado y me dio su brazo.

Ambos me entregarían esa mañana en el segundo día más importante de mi vida después del nacimiento de mi bebé.

-Le he ofrecido a Fredek mi ayuda si decide escapar -dijo Richard-. No voy a juzgarlo por ello, es más lo voy a sacar sano y salvo de aquí.

-También se lo he ofrecido -dijo Sebastian-. De hecho he pedido su jet y esta listo para despegar.

Quise reír ante sus provocaciones pero me mantuve callada.

-Pobre hombre -añadió Richard-. Solo Dios sabe lo que estará pagando para merecer ese castigo. Esa mujer será su muerte prematura.

-Sí, lo será -agregó mi hermano-. Seguramente en otra vida debió hacer algo muy malo para merecer a la mujer con la que hoy se casa.

-Por eso hay que ser un buen hombre -concedió Richard-, para que esto no pase.

-Totalmente de acuerdo -dijo el otro-. Lo más seguro es que uno de los dos termine viudo antes del primer aniversario.

-Lo más seguro será ella -respondió Richard-. Si cada día parece que envejece cinco años no me quiero imaginar el primer mes.

-Pobre hombre -agregó mi hermano-. Me caía tan bien. Que Dios se apiade de su alma.

-Amen -dijo Richard.

-Las únicas viudas van a ser Aslhey y Blair si siguen molestándola -dijo Fredek que había abandonado su puesto y caminado hacia nosotros-. ¡Joder es que solo debían llevarla hacia allá. -Señaló el lugar-. Y en cambio han disertado sobre mi futura felicidad conyugal! Blair llorará tu muerte esta noche y Aslhey dará una fiesta por su viudez.

Me tomó de la mano y arrastró hacia la mesa donde el juez miraba conteniendo la risa ante la escena.

-¿Dónde debemos firmar? -preguntó sin rodeos-. Ahórrese toda la charla sobre la institución del matrimonio que ya la sabemos y solo diga donde va mi firma.

El juez se negó a saltarse todo y Fredek casi explota de rabia.

-Por una vez puedes dejar de hacer un espectáculo -dije entre divertida y enojada-. Deja de amenazarlo con que jamás vuelva a ejercer y podrá empezar.

Amor de habitación (Serie Amores 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora