Capítulo 29

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Mi corazón dio un salto al escucharlo pero no por ello olvidé que pasó la noche con ella

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Mi corazón dio un salto al escucharlo pero no por ello olvidé que pasó la noche con ella.

    Me acomodé mejor sobre su pecho sintiendo como apretaba su agarre sobre mí.

—Estabas con ella —dije soltándome un poco—. No te atrevas a negarlo.

—No pensaba negarlo —replicó y sin soportarlo más me solté—, pero no estábamos solos, mis hermanos también estaban. Si lo que piensas es que se acostó conmigo puedo asegurar que no.

—No me gusta ella —dije haciendo lo que a todas vistas era un berrinche—. Quiere meterse en tu cama.

—Si lo quisiera ya lo habría hecho —dijo con un suspiro—. Y si yo quisiera ya la habría incitado pero ninguno lo hace. Keira no me interesa otra mujer en mi cama que no seas tú toda la vida. Me sacas de tu vida y luego me dijes que me extrañas. Solo me lastimas y me confundes. Decide si te quedas conmigo y salimos de esto juntos o si cada uno toma un rumbo diferente.

   Me separé un poco de él pensando.

—Quiero que te quedes a mi lado —dije sin dudarlo después de algunos segundos—. Siempre.

    Lo vi sonreír antes de acercarse a mí y abrazarme como si pensara que un día escaparía.

—Me perteneces por completo —dijo dejando un beso corto en mis labios—. No voy a dejarte ir esta vez.

    Enredé mis brazos a su cuello acercando aún más sus labios a los míos.

—Tal vez sea yo la que no te deje ir —susurré dejando un beso—. Tal vez no pueda dejarte ir jamás.

—Tal vez no quiera escapar nunca —replicó esta vez sellando mis labios con los suyos.

    Me besó con tanta intensidad que me dejo rendida ante él antes de que pudiera notarlo.

    Me abrazó por la cintura mientras enrosqué mis piernas a su cadera y trataba de desabrochar su camisa.

    Me soltó antes de mirarme. Tenía la respiración agitada.

—No podemos aquí, pueden vernos —dijo cerrando los ojos para calmarse—. Ven conmigo.

—¿Dónde quedó tu espíritu aventurero? —inquirí con coquetería—. Decías que te gustaba la adrenalina.

—Mi espíritu aventurero sigue ahí —respondió con una sonrisa—, pero no voy a dejar que te vean desnuda. Lo que es mío no lo ve nadie y de ninguna manera voy a permitir que alguien te imagine o dedique una que otra...

    Estallé en carcajadas al comprender lo que quería decir y dejé que me guiara de nuevo esta vez a lo que parecía una pequeña habitación. Era pequeña pero confortable.

—¿Lo tenías planeado? —pregunté sabiendo la respuesta—. Pensabas dominarme con sexo.

—Claro que no —dijo entre risas—. Está bien, sí. He pasado tanto sin ti que no pensarás que voy a esperar mucho más.

Amor de habitación (Serie Amores 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora