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Capítulo XIV

—¿S-Sousuke?

Sin decir ni esperar nada, el moreno se tiró encima de él y cubrió su cuerpo con los brazos. Con la punta del pie cerró la puerta detrás de él y lo siguió abrazando sin decir nada, solo otorgándole el calor y confort necesario.

Makoto al sentirse envuelto en aquél abrazo, no pudo hacer más que romper en llanto. Se había dicho una y otra vez que no debía hacerlo, que no lo merecía, que sentir esa clase de alivio no era lo que alguien como él pudiera obtener. Pero, era un simple humano.

Comenzó a hipar mientras se mordía los labios tratando de refrenar las lágrimas dentro de sí, pero ya cuando comenzaron a deslizarse por sus mejillas y el agarre de Sousuke se hizo más fuerte, no pudo más. Correspondió al abrazo y hundió su cara en el pecho del moreno. Allí lloró, sacó sus sentimientos fuera, gritó y chilló, por abandonar toda una vida a la que estaba acostumbrado, por aventarse al vacío y por ser un completo imbécil.

No supo cuantos minutos pasaron de aquello, pero Sousuke seguía acunándolo y moviendo una de sus manos de arriba abajo por su espalda, tratando de otorgarle un consuelo silencioso. En todo ese rato no había dicho palabra, sabía que no servirían de nada para lo que estaba viviendo el castaño. Ese era un duelo que tenía que afrontarlo por su cuenta, pero no necesariamente solo.

Cuando Makoto sentía que ya había vaciado todo el contenedor de lágrimas dentro de sí, levantó la cara de la, ahora, mojada camiseta de Sousuke y aflojó su agarre en él, dándole a entender que quería algo de espacio. El más alto también aflojó sus brazos, pero no lo soltó. Solo se alejó lo suficiente para poder mirarlo a la cara y limpiar una todavía presente lágrima en su rostro.

Tachibana guardó la respiración, intentando poder controlar los nuevos espasmos llenos de angustia que amenazaban con volver a salir y también por la sorpresa que se llevó al ver la expresión en el rostro de Sousuke. El moreno tenía las cejas unidas en preocupación y sus ojos perforaban su alma preguntándole sin palabras si aquello dolía tanto o si tenía una forma de ayudarlo.

Makoto volvió a hundir su cara en el pecho de Sousuke y suspiró. No podían quedarse ahí por el resto de la noche, pero se sentía agotado y sin fuerzas para caminar, junto con el llanto, las energías lo habían abandonado y ya no quería más nada. Se sentía vacío, sin motivaciones, sin querer hacer nada y como muerto por dentro, como si eso que estaba abrazando a Sousuke solo fuera un contenedor de él.

Claro que sabía que se sentía así por lo que había pasado, pero aunque fuera consciente de eso, no podía hacer nada para cambiarlo. Volvió a suspirar contra el pecho de Sousuke y este se alejó de él colocando las manos en sus hombros. Las ojeras que comenzaban a aparecer por debajo de los ojos, la mirada cansada y la inexistente sonrisa junto con el tono pálido de la tez, le indicó al moreno de que hora de que el chico delante de él fuera a descansar.

Seguía sin decir nada, sentía que ninguna palabra serviría. Además estas no eran su especialidad, de seguro que a Rin la situación le iría mejor, pero a él no. Se agachó un poco y pasó un brazo por debajo de las rodillas de Makoto y lo levantó en andas, estilo princesa, así lo llevaría a la habitación y lo recostaría en la cama para que durmiera algo.

Tachibana reclamó y se sorprendió de aquella acción, pero al no albergar fuerzas suficientes para hacer algo más, optó por recostarse en el torso del moreno y dejarse llevar a donde fuera que lo llevara. Cerró los ojos y aspiró el sutil aroma perteneciente a Sousuke, algo fresco, como la brisa de una tarde de primavera en el bosque.

Makoto sintió algo blando bajo él y entre los párpados se fijó que estaba en la cama de Rin. Alargó la mano al sentir que el calor de Yamazaki lo abandonaba. No quería volver a sentirse abandonado. Pero el gesto quedó en la nada. Otro nudo se ató en su garganta, aunque fue disuelto cuando Sousuke volvió a su lado con ropa en sus brazos.