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QUINTO PISO

ISABELLA LE DIJO A STAN que no cenaría hoy

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ISABELLA LE DIJO A STAN que no cenaría hoy. No sólo la partida de Mitch le había quitado por completo el apetito, sino que también tenía cosas que hacer. El hombre la entendió en el instante, lo que le hizo ganar a Bella al menos 50 minutos de tranquilidad. Ahora que sabía que esta vez Hurley no iba a darle tanto espacio y que iba a estar más pendiente de ella, debía actuar con rapidez.

Tomó el bolso que se encontraba debajo de su cama, lo había armado por la tarde mientras Mitch se duchaba.

Miró el reloj. Él se había ido hace menos de 15 minutos.

Mientras mantenga media hora de diferencia entre la partida de Mitch y la suya, tenía la posibilidad de llegar a John antes que él.

Lo único que le dolía de todo esto era haberle mentido. Lo demás, era todo controlado por el odio y la furia que sentía. Esa sed de sangre de una persona en especial que la recorría a cada segundo, cada vez que el aire entraba a su cuerpo y se expandía hacia todas sus venas.

Isabella respiraba odio y venganza. Y lo único que la devolvía a la tierra por segundos era recordar que le había prometido a Mitch que se iba a dejar proteger. Que se iba a quedar en la casa, sana y salva con Hurley. Y ahora mismo estaba rompiendo esa promesa tomando el arma del primer cajón de su mesa de luz.

Abrió la ruidosa puerta del cobertizo con cautela y esta soltó un pequeño chirrido que por suerte no llegó a alertar a Stan. La noche era fría y lúgubre, acompañando perfectamente cómo se sentía ella por dentro.

A pocos pasos vio la camioneta de Hurley. Negra mate, idéntica a la que se había llevado a Mitch unos minutos atrás. Abrió la puerta, se sentó y apoyó las dos manos sobre el volante. Sintió la necesidad de dejar las lágrimas salir, pero se dijo a sí misma que era fuerte. Tomó una gran bocanada de aire tratando de alejar los pensamientos que la atormentaban sobre cuán decepcionado iba a estar Mitch de ella y cuando finalmente lo logró, encendió el motor.

El ruido que hizo la camioneta resonó en todo el bosque. Puso el cambio en reversa y apretó el acelerador, saliendo de la casa de Stan lo más rápido posible.

Hurley se alertó cuando escuchó el sonido de un vehículo. Tomó una de las tantas armas que tenía cerca y con cautela se acercó a la ventana sólo para ver cómo su propia camioneta se desplazaba fuera de su casa. Rápidamente corrió hacia el cobertizo.

—¡¿Isabella?! —golpeó la puerta repetidas veces —¡Isabella!

No hubo respuesta.

—¡Mierda!

Stan sacó su teléfono celular del bolsillo con desesperación y marcó el número de Mitch.

NEVER LET IT GET PERSONAL,    mitch rapp.   ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora