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DOLOR

MITCH ESPERABA lleno de ansiedad a que bella termine de leer la carta

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MITCH ESPERABA lleno de ansiedad a que bella termine de leer la carta. De todas las preguntas que tenía en ese momento en la cabeza, soltó la última que esperaba soltar.

    —¡¿Es tu cumpleaños?!

    Bella despegó la vista del papel y su vista se nublo en cuestión de segundos debido a las lágrimas.

    El odio que Mitch sentía por John acababa de aumentar, si es que eso era posible. Se acercó a ella rápidamente envolviéndola en sus brazos. Bella comenzó a llorar aún más, mojando la remera negra que él traía puesta. Mitch hundió la cabeza en su cabello, aspirando su aroma, recordando por primera vez después de tantos años lo que era tener a una mujer entre sus brazos, con un valor sentimental y no solo para sexo.

    Ella se sintió segura en su abrazo, y se encontró pensando que no quería separarse de él.

    —Hey, hey, hey —susurró tratando de calmarla, acariciando ambos de sus brazos cuando se separó un poco de su cuerpo —Tranquila ¿Si?

    Bella asintió limpiándose sus lágrimas.

    —Juro que voy a acabar con este tipo así sea lo último que haga.

    La mirada de Mitch, en otro momento, le hubiese causado escalofríos. Sus ojos se habían oscurecido y sólo había odio en ellos.

    Odio y ansias de matar.

    Sin embargo, Bella volvió a abrazarlo. Él suspiró, sintiendo como cada pensamiento negativo abandonaba su cuerpo a sentirla tan cerca.

    —Es mañana — dijo tomando una leve distancia.

Él asintió, sonriendo débilmente con los labios cerrados y la guió hasta la cama para intentar lograr que se relaje. Ambos se sentaron, Mitch con su mano aún cautelosamente en su cintura.

    —Tengo miedo, Mitch.

    —No tienes por qué.

    Ella rió amargamente mirando al suelo —¿Es broma?

    —No lo es. Voy a protegerte Isabella. Y el día que no esté yo para hacerlo, podrás hacerlo tú misma —hizo una breve pausa, dudando antes de hablar —¿Confías en que puedo protegerte?

    Isabella se sorprendió ante la pregunta y levantó su vista para mirarlo, quedando a pocos centímetros de su rostro. Sus ojos color whiskey la analizaban, se perdió en ellos por instante. Él, casi imperceptiblemente, bajo la vista a sus labios y luego volvió a mirarla a los ojos.

NEVER LET IT GET PERSONAL,    mitch rapp.   ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora