TodoBaku.

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Tema: Celos/Día uno.
Beta: Len.
One-shot.

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Soltó un suspiro antes de abrir la puerta de su departamento, el cual, a pesar de ser pequeño, lo compartía con él. Rubio, ojos afilados y una actitud extrovertida, incluso podría llegar a decir que explosiva. Orgulloso como ninguno y un tanto terco e impulsivo, pero no menos humano. Con una maleta en la mano izquierda y un regalo en la derecha, se preparó mentalmente para lo que ocurriría después.

Le había llamado la atención mientras caminaba, un lindo peluche de un koala. Antes de saberlo, ya lo estaba pagando. ¿Y por qué no? Bakugō se había encaprichado con tener una nueva almohada, y claro, le había llamado hace un par de días para decirle. El peluche parecía una buena opción de reemplazo.

Su relación había empezado a finales de su segundo año en UA, ahora, diez años después de aquello, estaban comenzando a vivir juntos. En un principio había sido complicado adaptarse (y acostumbrarse) al escándalo que Bakugō hacía por las mañanas. Sin mencionar su manía de dejar todas las luces encendidas al pasar; por supuesto, cuando ambos se iban a dormir era el rubio quien pasaba por delante y él, estando detrás, apagaba las luces.

Todoroki sabía muy bien que actualmente era feliz viviendo con Bakugō, demasiado, llegando a toparse con el sabor de un "te extraño" cuando los gritos hacían falta en casa.

—Katsuki, estoy en casa. —Dijo con calma, empezando a avanzar por el pasillo luego de quitarse los zapatos.

La maleta había quedado en la entrada, aunque no importaba mucho, luego iría por ella, su prioridad en ese momento era ver a su pareja. No necesitó buscar demasiado para encontrarlo, podía escuchar ruidos en la sala, así como también podía escuchar los latidos de su corazón al verlo otra vez. Habían sido tres días... pero se sintieron una eternidad. Al llegar con el otro, lo encontró sentado en el suelo estando rodeado por fotografías.

Le extrañó ver aquellos álbumes apilados en la mesa que había a mitad de la sala, con tanta cosa encima, la hacía lucir más pequeña de lo que ya de por sí era. Aunque, la verdad, lo que más le había llamando la atención era el tablón de corcho tirado a mitad del camino hacia la cocina. ¿Qué había pasado en su ausencia? Incluso había una cajita con tachuelas y alfileres en la esquina de la mesa, fue capaz de ver algunas regadas por ahí.

Bakugō sostenía un par de fotografías de él y Kirishima, mientras fruncía el ceño.

—Bienvenido a casa. —Habló, alzando su mirada por un momento, justo antes de regresar a lo suyo. Todoroki había sido capaz de darle una pequeña sonrisa en agradecimiento a su cálido recibimiento.

—¿Qué estás haciendo? —La curiosidad le ganó, aunque ¿alguien podía culparlo?

Avanzó hacia él, con cuidado, asegurándose de que no hubiera alguna tachuela tirada en su trayecto, para después sentarse a su lado. Dejó la caja de regalo con el peluche en la mesa, junto a las tachuelas. Había querido darle el koala así, sin más, pero la chica que lo atendió había insistido en que debía llevarlo envuelto. Él estaba seguro que sólo quería vender un poco más... pero también quería ver a Bakugō abriendo su regalo. Y sonriendo.

—La estúpida pared esa... —hizo un movimiento con la mano para señalarla, era la pared que conducía a su habitación—, se ve jodidamente vacía. Pensé en poner algo así como un collage ahí.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —Observó todo lo que había en el suelo, supuso que había estado en eso lo suficiente como para que su espalda empezara a doler.

OneShots Y Drabbles De Boku No Hero Academia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora