DabiTodo.

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Tema: Omegaverse/Día uno.
One-shot.

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Dabi era un alfa.

Uno que había encontrado a su compañero destinado, en un aspirante a héroe. Peor aún, en el hijo menor de Endeavor.

Lo supo desde que lo vio en el festival deportivo, simplemente lo miró ahí, con miles de emociones pasando por sus ojos y llamó su atención, al punto de no poder dejar de verlo. En ese momento pensó que sólo era porque parecía fuerte, tenía un buen manejo de su quirk y parecía embargado por emociones. Quiso pensar en él como un buen contrincante y nada más.

Pero la realidad era otra; cada día se encontró pensando en él, y odiaba eso.

Maldición, ¿por qué demonios, de entre tantas personas, su destinado tenía que ser él? Incluso habría preferido al maldito raro de Shigaraki.

Odiaba esa cercanía que sentía por él, no quería y no debía sentirla. Eran, literalmente, el bien y el mal convertidos en persona. Dabi era un villano, Todoroki un héroe. Dos caras distintas de una misma moneda. ¿El destino no pensaba acaso en los problemas que podría traer el juntarlos? Sería como una maldición para ambos, y para todo aquel que estuviera en medio del caos.

Pero como todos siempre le contaron; el destino era caprichoso, no tenía consideración en si algo podía ser muy malo, sólo veía las cosas que le gustaría que pasaran, esas que podrían divertirlo, entretenerlo por un rato..., y las hacía. Y, en este caso, el destino vio como una buen entretenimiento el poner a un héroe de compañero destinado de un villano.

Dabi sabía que podía llegar a ser muy torpe con el manejo de los sentimientos, así que no tenía idea de cómo sobrellevar aquello que sentía por ese chiquillo. Nunca pensó mucho en la posibilidad de llegar a encontrar a su pareja, no le daba importancia a los temas de las relaciones, y ahora no podía pensar en ninguna manera de calmar un poco sus emociones.

Así que luego de un tiempo comenzó a sentir inquietud; cada vez que veía a Shōto sonriéndole a alguien más, algo en su pecho se contraía. Sentía una necesidad por estar más cerca suyo, por tener esas sonrisas sólo para él. Tenía pensamientos de posesividad que jamás llegó a pensar en tener, y, para ser honestos, incluso a veces le temía a lo que pudiera llegar a hacer.

Se repugnaba a sí mismo por estar persiguiéndolo, siempre teniendo cuidado de no ser descubierto. Esa había sido su conclusión para aligerar los abrumadores sentimientos que lo embargaban; seguirlo como un maldito acosador. No era la mejor opción, ninguna persona común optaría por eso, pero al menos era más sencillo que plantarse justo frente a él y dejar que todos sus instintos tomaran control sobre sus acciones.

Varias veces estuvo a punto de ser descubierto; parecía que Todoroki también lo sentía cerca, notaba su presencia. Estaba casi seguro que aquel mocoso no sabía quién era su destinado, pero eso no evitaba que algo en su estómago se revolviera cada vez que el muchacho volteaba a ver cerca de donde estaba.

Estaba bien con las cosas siguiendo ese rumbo. Debían seguir como hasta ahora, con Todoroki siendo ignorante al hecho de quién era su destinado, con él viéndolo desde lejos. Pero entonces pasó, lo que menos quería que sucediera, se encontró con Shōto doblando en una esquina.

Su corazón comenzó a latir con desesperación, sus manos empezaron a sudar y un dulce aroma llegó a su nariz. Se quedó pasmado en su lugar, sin poder moverse, mientras una ola de emociones lo inundaba, llevándose toda la calma que pudo reunir los días pasados. Su pecho se contrajo y sintió que el aire le faltaba, tragó saliva y dio un paso hacia atrás, buscando aligerar, aunque fuera un poco, todo lo que sentía.

Los ojos bicolores lo miraron con asombro, como si no pudiera creer a quién tenía justo delante de él. La estupefacción estaba escrita en su cara, le alegró saber que no había sido el único afectado con el encuentro, y sintió un poco de alivio que jamás admitiría haber sentido. Lo escuchó inhalar, sosteniendo el aire mientras aún lucía confundido, con sus labios entreabiertos y una mueca que jamás pensó llegarle a ver. Aquello logró hacer que un poco de la confianza que perdió volviera, aumentando un poco su ego también. Todoroki sacudió su cabeza un poco, y luego sus facciones volvieron a mostrar la misma mirada tranquila que siempre tenía. Esa que estaba seguro que algún día lo sacaría de sus casillas.

Lo vio titubear, metió las manos en sus bolsillos y abrió la boca para hablar, pero nada salió de ella. Sonrió con burla ante eso, al parecer, su omega era más torpe de lo que pensaba, vaya sorpresa.

— ¿Se te perdió algo? —La sonrisa burlona creció más en su cara. Estaba seguro que hacía muchísimo tiempo no sonreía así, quizá nunca llegó a hacerlo.

—No, bueno... —Vio la duda nacer en sus ojos—. ¿Quién eres?

Ese encuentro estaba resultando ser de su entretenimiento, más de lo que le gustaría admitir. Quizá, y sólo tal vez, el destino no fuera tan malo, después de todo, por algo era el destino, debía de saber lo que podía causar cualquier cosa que hiciera. Quizá tener a Shōto Todoroki de destinado resultaría en algo bueno, o quizá terminaría en un montón de cenizas y dolor, de lágrimas, sin nada realmente bueno que recordar. Y aunque aquello era una apuesta, como lanzar una moneda esperando que te toque lo mejor, estaba dispuesto a arriesgarse y ver qué pasaba.

—Dabi. —ensanchó su sonrisa—. ¿Quieres ir a tomar algo?

Todoroki relamió sus labios, una pequeña sonrisa apareció en ellos mientras asentía.

—Claro.

Y aquí empezaba, lo que podía terminar o muy bien o muy mal. Y aquello sólo el destino lo sabía.

OneShots Y Drabbles De Boku No Hero Academia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora