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Por recomendación de sus padres y hermano, Moonie había faltado el día siguiente después de la entrada de la pálida a la escuela.

Sus padres sabían todo ahora, cada detalle de la situación de ambas chicas, y tomando la mejor decisión para su hija, decidieron que se tomara un día entero autorizado por el director por supuesto, para que lo pensara mejor.

El día había pasado volando entre su música, un cuaderno en su regazo y las palabras fluyendo contra el lápiz. Las cartas habían parecido mágicamente, teniendo 2 distintos destinatarios, teniendo 1 solo remitente.

La voz suave y melosa de uno de sus idols favoritos resonaba en sus oídos, haciendo que las palabras salieran con demasiada normalidad, como si fuese la misma música quien le ordenará que escribir, o mejor aun, como si la música aclarará su corazón, haciendo que este hablara a través de esas cartas.

Aun así, ella las guardo, para no entregarlas.

Guardo sus sentimientos reales, para por fin poder hacer lo correcto.

Ella iba a empezar de nuevo.

💙

La hora de entrada llegó, trayendo un trío totalmente incomodo, y a un salón totalmente silencioso.

Seokjin y Yoonji se habían metido en un aprieto, pero por ambas razones, ambos habían salido sin faltas gracias a que los señores padres de Moonie rogaron porque ambos se salieran libres de acontecimientos. En especial, por supuesto, Kim Seokjin.

Yoonji sintió su pecho salirse de control al ver a la morena entrar y pasar a lado suyo, sin siquiera mirarla en algún momento. Paso de largo, directo hacia donde estaba aquel chico al que odiaba tanto por habérsela robado. Ella le sonrió a él en forma de saludo, a lo que él respondió aun más eufórico.

Yoonji se mordió el interior de la mejilla para no golpear la mesa.

— ¿Como amaneciste hoy, Moonie? — escucho preguntar al chico.

— Creo que bien — ella apenas hizo un gesto al hablar —. Me sigo sintiendo mareada aveces.

— Lamento haberte afectado.

¿Afectado? ¿Él? Él jamás provocaría algo así en ella. Claro que no, era obvio incluso para el más idiota del salón. Ella se había puesto así por su presencia, no por un idiota friendzoneado.

Yoonji bufó.

— Estoy bien, Seokjin. No debes culparte — dijo la morena.

Yoonji agradecía que Moonie hubiera aclarado aquello. Claro, con palabras más dulces, pero eran las mismas. ¡Él no le iba a afectar en lo más mínimo!

— Aun así, no puedo parar de sentirme culpable.

Yoonji volvió a bufar, ahora más molesta de la insistencia del chico en darse importancia.

Seokjin la miro de reojo.

— Calma, Jinnie — Moonie le sonrió, mostrando sus tiernos hoyuelos y haciendo sonrojar a Seokjin. Yoonji apretó sus uñas contra la madera de la mesa.

«Jinnie»

Maldita sea.

— Jinnie... — Yoonji volvió a bufar.

Mi mejor amiga.//NamGi//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora