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Seokjin no quería sentirse afortunado por lo que había pasado entre Yoonji y Moonie.

Pero aunque luchara contra sus propios demonios internos, había algo adentro suyo, en el fondo de su corazón, que se alegraba infinitamente, de manera amarga y subiendo por su garganta, por lo sucedido entre las 2 chicas. La envidia y posesividad había salido como nunca, teniendo siempre a Moonie a su lado, no dejando que nadie tocara a la morena que parecía de porcelana, e incluso alejandola aveces de su propio hermano.

Todas las noches a partir del día que tuvo que recibir a Moonie llorando, el lloraba en posición fetal en su cama. Lágrimas espesas y amargas quemaban sus mejillas, noche a noche, mientras batallaba con miles de monstruos internos por cuidar desinteresadamente de ella, y no por razones más envidiosas.

Las suaves sonrisas leves que la morena le regalaba, eran sus pequeñas maldiciones de día a día. Por las noches, sus voces internas se burlaban de la desgracia de la pálida, sus cabeza imaginaba cosas futuras, e inclusive su garganta quemaba cuando podía ver a la morena vestida de blanco y diciendo que lo amaba.

Mentiras.

Él sabía que estaba haciendo una mentira gigante en su cabeza, y que estaba contaminando día con día la tierna amistad que tenía con la morena. Ella estaba cada vez más ida, y aunque su razón y su moral hablaban con fuerza en su cabeza, su envidia lo dominaba con más fuerza y hacia que lavara la cabeza de la morena, llenándola de ideas que él sabía que eran erróneas.

Habían pasado 2 semanas así, sintiéndose sucio, y con ganas de huir de ella, para cuidarla de lejos al menos... Pero ese día en la mañana, al ver a la pálida intentando volver a hablar con Moonie, su autocontrol se había esfumado por completo. Él la había abrazado con tanta fuerza, susurrando que lo suyo era correcto, era bueno, era puro, pero él sabía que no era cierto. Lo suyo era amistad y lo demás mentiras.

Yoonji se había ido por donde vino, con más tristeza que odio en su mirada, haciendo que los sollozos de Seokjin se hicieran más grandes al recordarlos.

Yoonji y Moonie no merecían estar lejos. Él lo sabia, él verdadero Seokjin lo entendía. Pero el chico que salia día con día últimamente, lo negaba y lo odiaba, como si fueran 2 personas adentro suyo, peleando por amor y envidia.

— Estas mal... — susurró a la nada —. Ella no es tuya, ella tu amiga... Ella busca confianza... No que te aproveches de ella... — sus balbuceos se hicieron más grandes, mientras una risa ronca en su interior lo atormentaba.

«Ella es mía, no de ella. Algún día lo entenderán.»

— No... — sus manos fueron sin pensarlo a su cabeza, protegiendolo de si mismo y ahogando con más fuerza su llanto.

Estaba al filo de la desesperación.

💜

Yoonji sabia que seria difícil acercarse nuevamente. Ahora que la había cagado en grande y había hablando de todos sus problemas con su hermano, sabia que tenía que dejar muchas cosas en el pasado. La ira que la consumía día a día, era una de ellas.

Desde siempre e incluso cuando Moonie estaba en su vida, la ira no se había alejado de su persona. Ella pensaba que estaba en sus genes, pero bien había dicho su hermano; aveces te encuentras con personas con las que vale la pena cambiar a mejor.

Moonie era esa persona en su vida, y sabía que si quería recuperarla, tenía que controlarse de una vez por todas. Ella también entendía que las cosas no podían seguir resolviendose a gritos, reclamos y posesividad. Su hermano le había contado infinitas historias a lo largo de su vida, en las que tuvo que aprender de ello a la mala. Y él no quería que Yoonji aprendiera a la mala, como en su caso, y la pálida lo entendía.

Mi mejor amiga.//NamGi//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora