Cap. 11 | Encajar

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Estoy tratando de arreglar la podadora cuando el teléfono vibra en el bolsillo de mi short deportivo. Dejo a un lado la apodadora y me seco el sudor con la camiseta, antes de sacar mi teléfono y ver el nombre de Ember parpadear en la pantalla.

Me debato entre responder o ignorar la llamada. No quiero ser grosero con ella, pero si tengo que serlo, entonces me comportaré como el patán más patán que pueda existir.

Ocho días atrás, Jeremy volvió a llamarme para decirme que ella se había negado a firmar la anulación del contrato; no entiendo como puede negarse a algo que ella misma me pidió. Solamente estoy haciendo justo lo que ella me gritó que hiciera.

No regresaré a Houston, no hasta que ella firme el maldito documento y se dé por vencida ante la situación de su rancho, Jordan lo ha perdido todo y no es culpa de ella ni del banco.

¿Qué tan insistente puede llegar a ser? Pues, a juzgar por las quinientas llamadas y seiscientos mensajes de textos, yo diría que es muy insistente. Aún así, no pienso responder a ninguna de sus llamadas, no lo pienso hacer porque simplemente no quiero hablar con ella.

Regreso a mi trabajo de reparar la bendita máquina, al menos eso me mantendrá ocupado y distraído.

Media hora después, me encuentro caminando por los senderos de la propiedad; en un principio, cuando compré la casa no me agradaba mucho la idea de estar tan lejos de la ciudad. En aquel entonces, una de las razones por las que no quería mudarme demasiado lejos era a causa de Ember y ahora es todo lo contrario; ahora estoy huyendo de ella.

Está doliéndome el hecho de saber que ella tiene razón, no puedo obligarla a cumplir algo que no quiere, aunque tampoco es que me ponga las cosas tan fáciles. Un momento está gritándome que soy un pervertido y que no cumplirá con el contrato y luego, se rehúsa a firmar la cancelación de dicho documento.

Ember está jugando con mi mente, está poniendo a prueba mi autocontrol y si no tengo cuidado, terminará por manejarme a su antojo.

La cabeza me palpita y un dolor punzante me cercena el cerebro, por más que trato de darle vueltas al asunto, no logro encontrar una respuesta que me convenza lo suficiente.

Tenía dieciocho cuando perdí a mi madre, cuando creí que, sin ella, terminaría en el fondo del abismo, pero entonces, conocí a Emmie, aquella niñita despabilada que llenó de colores mis días grises, gracias a ella, salí adelante y pude manejar aquella pérdida; Emmie se encargó de hacerme feliz, de sentir paz en lugar de enojo y frustración. Ella solía decir que yo era como un "ángel guardián" que había llegado a protegerla, aunque en realidad era todo lo contrario, porque había sido ella la que me había salvado de la oscuridad en la que estaba sumiéndome.

Ember volvía a mi mente una y otra vez, siempre lo hacía.

Me siento en la colina, recostándome contra el gran tronco del árbol de manzanas y cierro los ojos, inhalando el suave aroma de las flores, la sensación de paz es tan malditamente hermosa, puedo sentir como mi cuerpo se relaja.

La tranquilidad en este lugar es tan malditamente sensacional. Siento una calma que no puede compararse con nada y eso hace que mi mente trabaje tan lento como le es posible, intentando planear una salida a la situación en la que me encuentro con Ember.

De una cosa sí estoy seguro, no voy a perderla de vista, el hecho de terminar con el contrato que nos mantenía unidos no quiere decir que ese es motivo suficiente para apartarla de mí así tan rápido.

Sí, voy a mantenerme lejos de ella, al menos por un tiempo y tomando en cuenta el espacio que necesita su vida personal, es decir, estaré presente, pero sin que ella pueda verme, sin que pueda notar mi presencia acechándola como un león a una gacela.

Daddy Issues© #ProyectTMYLM |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora