Cap. 30 | Culpabilidad

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—Adam, ¿estás en la casa? —pregunto, mientras esquivo un auto.

—Apenas estoy llegando con Grecia y Lilibeth, la alarma se activó y las cortinas de seguridad se desplegaron, no entiendo lo que pasó —dice a través de la línea telefónica.

—Ember está adentro —exclamo.

—¡¿Qué?! —vocifera—. ¿Y cómo la saco de la casa?

—Ve al panel que está al costado de la puerta principal, ábrelo diciendo tu nombre.

Escucho su respiración y algunos sonidos sordos. —Listo —dice—, ¿ahora qué?

—Baja el interruptor unipolar...

—Demonios Darren, esto es complejo, no sé de lo que hablas y esto es tecnología de punta.

—Solo ubica el símbolo con un círculo y la letra ele invertida.

—Mierda —murmura, luego solo escucho ruidos—. Listo.

—La alarma dejó de sonar, ¿cierto?

—Sí, y las cortinas están levantándose.

—Bien, la policía ya va para allá, deben de estar por llegar.

—Buscaré a Ember, se ha levantado el sistema de seguridad. Los vaqueros se habían congregado y les he ordenado que revisen los alrededores, solo por si acaso.

Suelto un suspiro y acelero cuando visualizo la entrada hacia el rancho, una sensación amarga me cierra la garganta cuando estaciono frente a la casa y veo salir a Adam con pasos apresurados.

Bajo de la camioneta y corro al encuentro de mi amigo.

—¿Qué pasa? —pregunto, jadeando.

—Qué bueno que llegaste, tengo a la policía dentro de la casa, están revisando cada rincón, pero tenemos un problema...

—¿Dónde está Ember? —gruño, mirando hacia la casa, caminando hacia ella.

—Ese es el problema, está encerrada en la habitación y no deja que nadie entre, el sistema de seguridad no nos permite abrir la puerta.

—Mierda —mascullo, corriendo al interior de la casa y subiendo las escaleras de dos en dos lo más rápido que puedo.

Adam corre detrás de mí pero se queda en la sala hablando con un oficial; apenas llego a la segunda planta y escucho la voz suplicante de Lily, está pidiéndole a Ember que abra la puerta.

—Oh, gracias a Dios que ya está aquí —expresa, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.

—¿Qué pasó? —pregunto.

—No quiere abrir, está encerrada y la casa no nos permite acceder a la habitación.

Miro a Lily, quien a su vez mira a Grecia.

La prometida de Adam solo se encoge de hombros y suelta un suspiro cansado. Les hago una seña a ambas y ella se apartan de la puerta, permitiendo que yo me acerque y gire el picaporte.

Tal y como Lily lo dijo, la puerta está cerrada con el sistema de alta protección; saco el teléfono digital del bolsillo de mi pantalón y marco un código.

Vuelvo a girar el picaporte pero sigue sin abrir.

—¿Ember? —llamo, pegándome a la puerta—. Cariño, soy yo... abre por favor.

Pego mi frente a la puerta, rogando internamente porque ella esté bien y me deje entrar, inhalo profundo al mismo tiempo que escucho el "clic" del seguro.

Daddy Issues© #ProyectTMYLM |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora