La alianza entre los Mugiwara y los Pirates of Heart sigue su curso, esto los lleva hasta la Isla Mystic. Donde por circunstancias de vida o muerte, se encuentran con una joven con un complicado pasado aún sin resolver.
|| TODOS LOS PERSONAJES PER...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Destiny of heart.
»Pecados
Habían cosas, muchas, en las que tal vez todos debían cuidarse. En ese instante Chopper se había dado cuenta que Law y Luffy eran dos usuarios de Akuma no mi que fueron a buscar a Blood, quien contiene un veneno de kairoseki. Esto hacía pensar al pequeño que todo esto era muy mala idea, Zoro debía haberse ido con el duo de Capitanes para protegerlos. Pero si lo mandaba solo en este momento era lo mismo que nada... ya que seguramente terminaría perdido.
El intento de ser "cautelosos" para ir hacia el tercer piso no lo fue para nada, en varias ocasiones se encontraron con subordinados de Blood y debieron pelear. Los Marines eran realmente astutos y muy rápidos, tanto que a Zoro ya le había empezado a vagar la idea de tener una pequeña y entretenida pelea con ellos... Pero eso sería luego de rescatar ______. El tiempo pasaba y las escaleras parecían interminables, en varias ocasiones habían logrado perderse. Conseguir la tal nombrada habitación cuarenta y ocho parecía imposible. Y digo nombrada porque a cada subordinado que atrapaban lo usan para cerciorarse que la información que tenían era correcta. Las sirenas habían dejado de sonar, esto hizo que el grupo de rescate se tome todo con aún más cautela.
—Hey. —Llamó el espadachín.—Dice habitación diez en adelante en este cartel. Debe ser por aquí.
Y sin hacer mucho ruido obedecieron al peliverde, el pasillo se encontraba lleno de distintas puertas en las que ellos mismos abrían solo para husmear. Pero lo que más los hacía extrañar era el hecho de que todas ellas se encontraban vacías.
A todos les estaba comenzando a dar un mal presentimiento al ver los cuartos vacíos, sentían una clase de ansiedad, temían que al llegar al cuarto cuarenta y ocho éste también este vacío. Zoro apretó los puños y comenzó a correr, esto de estar abriendo puerta por puerta le estaba poniendo los nervios de punta. Y evidentemente estaban perdiendo tiempo.
Mientras corría no le quitaba de vista el número a las puertas. Su subconsciente sabe que se pierde demasiado fácil, pero que no lo quiera aceptar para no parecer un ridículo era algo distinto. Tenía prohibido perderse, la vida de su querida amiga corría peligro y este no era el momento de estupideces.
Habitación quince.
Veinte.
Veintiocho.
Treintaidós.
Treinta y nueve.
Cuarenta y dos.
Cuarenta y seis.
Cincuenta... ¡Se pasó!
Zoro al darse cuenta frena con desesperación y vuelve un par de puertas atrás, encuentra la puerta e intenta abrirla por la perilla, pero ésta se encontraba cerrada. Traga saliva e intenta calmarse ¡Pero a la mierda con eso! Le termina pegando una patada a la puerta logrando romper la cerradura y poder entrar. Se quedó mirando fijamente el interior buscando lo que tanto deseaba hasta que da con ello. Los demás llegan detrás de él y miran el interior de la habitación.
