Los vehículos que iban delante nuestro se apartaban rápidamente de manera apresurada sin pensarlo dos veces y provocando que nuestro auto llegara más rápido al hospital.
Cuando ya estuvimos allí, bajaron a Tessa recostada en una camilla y la entraron por dos puertas de cristal corriendo con Alec y yo a sus espaldas hasta que se metieron en una sala y no nos dejaron pasar.
Estaba preocupada por ella y su salud. La conocía hacía poco, pero nos habíamos llevado bastante bien y que le sucediera algo me ponía triste. Además, aquel día sus padres no habían podido acudir a la función y era probable que no supieran el estado de su hija en aquel momento, lo cual me preocupaba más, porque no teníamos forma de avisarles.
Alec seguía sosteniendo mi mano y de algún u otro modo, aquello me reconfortaba, por lo que me prometí a mí misma darle las gracias por ello cuando saliéramos de aquí.
—Confío en los médicos —aseguró él—. Tessa se pondrá bien y pronto saldrá de aquí.
— ¿De verdad piensas eso? —inquirí mirándole a los ojos fijamente—. No sé cómo será la medicina de hoy en día, pero si esto hubiera pasado en mi época, no sé qué sería de ella.
Alec me soltó la mano y me rodeó entre sus brazos insistiendo en que no sucedería nada malo por varios minutos hasta que llegó una enfermera.
— ¿Está bien? —cuestioné liberándome del abrazo para dirigirme a ella.
— ¿Sois familiares de la chica? —preguntó ésta.
—No, somos amigos pero no conocemos a sus padres y...
—Lo único que puedo deciros es que la paciente ha entrado en quirófano con algunas costillas rotas, varios hematomas y un hombro dislocado.
—Oh dios mío Alec, ¡se va a morir! —me lamenté en voz alta.
—Claro que no Cassie, guarda tranquilidad.
—Por cierto, nos hemos encargado de llamar al colegio para que nos den los datos de sus padres. Vienen de camino —anunció la enfermera.
—Gracias señorita.
Un rato después, una pareja entró con prisa a la sala de espera y nos preguntaron cómo estaba su hija una y otra vez sin creerse lo que había sucedido. Después de largas horas esperando por fuera del quirófano nos anunciaron que Tessa había superado la operación con éxito, pero debía estar ingresada algunos días por si acaso en la clínica.
Sus padres nos dijeron que fuéramos a descansar y al día siguiente llegamos allí con un ramo de flores para regalárselo.
—No me lo puedo creer —protestó Tessa cuando me dejaron entrar a su habitación—. ¡He arruinado la cita con tu novio!
—No es...
—Me siento la peor amiga del mundo, a partir de ahora me odiarás y tienes toda la razón. ¡Lo siento!
—No te odi...
— ¡Seguro que ha roto contigo y todo por mi culpa!
—Tessa, deja de decir tonterías no es mi novio es simplemente un amigo y ya está. Además, no eres la peor amiga del mundo.
— ¿Lo dices enserio? —Preguntó y yo asentí acercándome para colocar el ramo de rosas en una mesita que había a su lado—. Pues menos mal, ya me estaba preparando para rezar el rosario durante meses y así no ir al infierno cuando me muera.
—Tienes cada ocurrencia —comenté rodando los ojos mientras reía.
—Si no dijera ese tipo de cosas, no me llamaría Tessa.
—Por cierto, ¿qué te han dicho los doctores?
—Reposo, medicamentos para el dolor, más reposo, reposo, reposo... —repitió una y otra vez—. Me lo han dicho tantas veces que hasta han logrado aburrirme, pero mira el lado positivo.
— ¿Qué tiene de positivo haberte roto varias costillas y dislocado un hombro? —inquirí aturdida.
— ¡No más Educación Física! —Gritó en alto alzando los dos brazos—. Auch, me había olvidado del hombro.
—Y eso que lo tienes escayolado.
—No me lo recuerdes, cuando mis padres vinieron me abrazaron y luego se empeñaron en quitarme de teatro. ¡A mí! —se quejó claramente indignada—. Les dije que si hacían eso entonces ya podían darme por muerta, así que decidieron que me quitarían este año y volvería a acudir a las clases el siguiente.
—Me imagino, estoy segura de que te daría una depresión.
—Pues sí, actuar frente a un público es mi pasión, mi vida, mi alma... —manifestó con la mano en el pecho—. Por cierto, ¿y tu novio no entra?
Ante la mención de la palabra novio, sentí la necesidad de golpearme la frente o golpearle a ella, pero me compadecí en el último momento y decidí responderle con paciencia.
—No es mi novio y no te conoce lo suficiente —expliqué soltando un suspiro al final de la oración.
—Pues yo te shippeo con él —declaró con total seguridad.
— ¿Qué? —pregunté sin entender a lo que se refería con aquella palabra, pero por alguna extraña razón sabía que su significado no me agradaría demasiado.
— ¿No sabes lo que es? —inquirió abriendo los ojos como platos —. Chica, ni que vivieras en otro siglo.
Si ella conociera mi historia, otro gallo cantaría...
—Tal vez viva en otro siglo y tú tengas razón —sonreí tomándomelo con humor.
—Bueno, bueno, pues espero que ese chico entre ya a este cubículo que para algo me acompaña en la ambulancia, ¿no? —insinuó señalando la puerta con la cabeza.
—Está bien, ahora vengo —dije yendo a la puerta para salir.
Sin embargo, al abrirla y asomarme para llamar a Alec él no estaba y los padres de Tessa me dijeron que se había ido a la cafetería dado que tenía un poco de hambre y se sentía fatigado.
—Y bien, ¿dónde está el susodicho? — cuestionó mi amiga cuando volví a su lado.
—Según tus padres se fue a comer, luego se lo diré.
— Anda anda, ve tú a comer también que seguro te rugen las tripas —propuso guiñándome un ojo.
¿Qué le pasaba a Tessa con Alec y conmigo?

ESTÁS LEYENDO
Atrapada en el siglo XXI *[EDITANDO]*
Fiksi SejarahCassandra nunca creyó llegar a parar a otra época como por arte de magia. Sus planes solamente se basaban en buscar un marido antes de que la temporada se acabara, para así tener un futuro asegurado con un esposo al que acompañar y unos hijos que cu...