Lágrimas amargas

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Abro los ojos y parpadeo varias veces hasta que enfoco bien.
¿Qué ha pasado? ¿Que hago tumbado en el suelo?
Poco a poco un cúmulo de imágenes regresan con fuerza haciéndome poner de pie de golpe a pesar del mareo.

Apoyándome en la pared avanzo hacia el piso de arriba mientras llamo a Erika y a Joley, sin recibir respuesta.
Con la ayuda de la barandilla subo escalón a escalón mientras mi visión todavía nublada dificulta las cosas.
Sigo llamando por ellas y sigo sin recibir respuesta.
El pánico empieza a apoderarse de mi y aunque me cuesta lo mío, acelero mis pasos.

Me tambaleo hacia la habitación en la que dormía mi hija pero al abrir la puerta ella no está y Erika tampoco.
No es hasta que me acerco a la cama que veo una nota en ella.

Si quieres volver a ver a tu hija, deposita cinco millones en la cuenta que mandaré a tu teléfono.
Mientras tanto, disfruta del regalo que dejé en tu cama.

Aprieto el papel en una bola dentro de mi puño y corro, o lo intento, hacia mi dormitorio.
En la cama, justo en medio, el cuerpo de Susanna yace boca arriba, su cabeza colgando por los pies con el cuello abierto y sus ojos muertos mirándome con terror.

Caigo de rodillas mientras un grito escapa de mis labios.
Ese hijo de puta se ha llevado a lo más importante de mi vida. Mi hija, mi chica, mi futuro.

*****

Erika

Abrazo a Joley contra mi pecho mientras solloza y tiembla de miedo.
Derek nos ha dejado en una habitación oscura sin ventanas y con un colchón en el suelo que ha visto días mejores.

—Todo irá bien, pequeña. No dejaré que te pase nada.
Sus sollozos aumentan y mi determinación por hacer algo, lo que sea, para que la deje ir crece con cada lágrima que derrama.

El sonido de la puerta nos tensa a ambas.
La coloco detrás de mi y levanto la barbilla dispuesta a enfrentar lo que venga.
Voy a proteger a Joley con mi vida si hace falta.

—¿Estás lista?—me congelo. Su tono de voz es distinto, más como solía ser Craig en verdad. Temo preguntar, por si Derek decide salir a jugar de donde sea que se esconde ahora dentro de si mismo.
—¿Lista?
—Claro. He preparado vuestra habitación. No entiendo como Derek os ha dejado aquí. Este no es lugar para un par de princesas como vosotras.
Siento las manitas de Joley aferrarse a mi camiseta con fuerza.
—Craig—decido probar suerte—Derek no nos dijo cuanto tiempo estaremos aquí y no hemos traído nada para cambiarnos. Joley tiene que comer. ¿Crees que podría darle un baño?
Su cara cambia a una de espanto.
—Oh, cielos. Por supuesto. Venid conmigo.
Le seguimos apresuradas ya que parece que él tiene prisa por llegar a su destino.
Una vez en el piso superior, abre una puerta doble mostrando una habitación enorme con grandes ventanas.
—Estaréis bien aquí. Hay un cuarto de baño tras esa puerta y toallas en el mueble bajo el fregadero. Voy a terminar de preparar la cena y enseguida os la subo. También encontraréis ropa en el armario.

La puerta se cierra a su espalda y ambas suspiramos aliviadas.
Lo primero que hago es comprobar las ventanas. Tiene que haber un modo de salir, pero están bloqueadas y solo permiten entrar la luz.

—Erika.
Me vuelvo hacia Joley quien está frente al armario con las puertas abiertas.
Al acercarme compruebo que la ropa que hay dentro es la nuestra. Un par o tres de mudas para Jo, pero lo demás es todo mío. Toda mi ropa.

Ha pasado casi media hora. Ambas nos duchamos y cambiamos.
Joley terminó quedándose dormida después de llorar durante un buen rato.
La puerta está cerrada. Lo comprobé.
Oigo pasos acercándose y luego voces tras la puerta. Dos voces.
Acerco la oreja a la puerta y presto atención.

—Ella no merece nada de lo que le preparaste.
—No puedes hablar en serio, Derek. Tiene que comer. Ambas deben hacerlo. Te has llevado a una niña pequeña contigo. ¡Secuestraste a ambas!
—Esa niña debió ser mía para empezar y lo hubiese sido de no ser por esa puta a la que tanto defiendes.
—Gloria nunca habría llegado tan lejos contigo. No te quería. Se casó con otro y le dio una hija e incluso casada se folló a otros. Tu nunca le importaste.
—¡Callate, callate!
—¿Por eso la mataste?
—Yo no lo hice, hermano. Tu la degollaste cuando apuntó dispuesta a matar a Erika.
Me aparto de golpe de la puerta y tropiezo con la alfombra.

Después de que Derek me apuntase en el baño, me llevo hacia el piso superior, dejando atrás a un Trevor inconsciente. Cuando ibamos hacia la habitación de Jo, Susanna salía de ella con un arma dispuesta a matarme. Me acusó de robarle el marido y tratar de robarle a su hija.
Derek me empujó al interior de la habitación y corrí asegurándome que Joley estuviese bien, así que no tenía idea de lo que había pasado entre ellos. Hasta ahora.

El sonido de una llave girando me devuelve al aquí y ahora.
Craig se ha ido y Derek ha ocupado su lugar.

Las lágrimas caen sin poder detenerlas.
Deja la bandeja con comida sobre una mesa y mira a Joley antes de enfocar su mirada en mi.
—He contactado con el padre de la niña. En cuanto reciba lo que le pedí, ella será libre, pero tú... Tu eres mía ahora.

La voz al otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora