Huir, intentar buscar una solución al problema sin intervenir en él, alejarte lo más posible, mantenerte ausente, ¿es preferible?
En teoría no, hay que afrontar los problemas para de ahí poder llegar a una solución, pero cuando no sabes cómo afrontarlo, intervenir en él quizás sea la peor opción.
Rabia, impotencia... es increíble cómo pueden llegar a cambiar las cosas de un día para otro.
Nadie tiene la culpa de ello, simplemente sucede así, es una sensación rara pero que a la vez no puedes evitar y te impide afrontarla para buscar una solución.
Sí, eso es, el problema es la sensación nueva que hace que las cosas ya no sean como antes, la sensación que parece al principio inexistente pero que con el paso del tiempo te das cuenta que es inevitable.
No podemos quedarnos toda nuestra vida esperando algo que aunque quieras que siga adelante no volverá a ser lo mismo y no va a cambiar, y aunque duela, esa sensación no va a desaparecer, nunca.
En la vida hay que pasar página, capítulo y hasta incluso, en algunas ocasiones, cambiar el libro.