Capítulo 5

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¡El cumpleaños de Tim!

Hoy era el cumpleaños de mi pequeño hermanito. Por lo que en la mañana me había levantado un poco temprano, y con mi pijama había ido de una vez al cuarto de Tim, ni siquiera me había puesto mis anteojos. Me había tirado sobre él en su cama mientras le cantaba el "Feliz Cumpleaños".

—¡Despierta! ¡Es tu cumpleaños! ¡Es tu cumpleaños! —le decía, tirada encima de él.

—Quítate de encima —dijo adormilado.

Rodé, y caí a su lado en la suave cama.

—Pues adivina qué, aquí tengo tu regalo.

—¿Qué es? —dijo aún adormilado con los ojos cerrados, acostado boca abajo.

—¡¡Uno de los videojuegos que querías!! —casi grité. Agitando con mi mano el esperado videojuego en el aire.

Tim se levantó instantáneamente como un rayo, con los ojos abiertos como si no se acabara de despertar y una sonrisa que iluminaría mi día.

Agarró el videojuego de mis manos y lo observó entusiasmado.

—¡Oh, por Dios! ¡Gracias, hermana! —dijo muy alegre y luego se tiró encima de mi abrazándome—. Te amo, Alice.

—Yo también te amo, Tim —contesté abrazándolo.

Luego se alejó sentado en la cama, alegre, y comenzó a saltar en la cama mientras decía cantando "Lo tengo, lo tengo".

Me levanté y comencé a saltar en la cama con él, también animada. Brincábamos mientras reíamos y festejábamos, luego le comencé a hacer cosquillas y él no paraba de reír, verlo sonreír y escuchar su risa eran cosas que siempre me harían felices. Le seguía haciendo cosquillas mientras él caía acostado en la cama y se retorcía.

—¡Para! ¡Pa-ra! Alice, por favor ¡Para! —decía entre risas, me detuve también cansada. Caí a su lado en la cama, los dos veíamos el techo, luego miro a mi hermanito, y él me ve, le sonrío.

—Feliz Cumpleaños, Tim —lo felicito de nuevo.

—Gracias, Alice —contesta agradeciéndome.

Me coloqué de lado en la cama y elevé mi cabeza, apoyándola en mi mano que se apoyaba en mi codo en la cama.

—¿Listo para el día de hoy? —le pregunté.

—Listo. —Su sonrisa se agrandó.

Eso había sido en la mañana, porque ahora me encontraba arreglando la casa, decoraba la sala y ayudaba a mamá para los aperitivos, entre otras cosas.

Aunque iba a ser una fiesta de niños, irónicamente vendría gran parte de la familia. Vendrían tíos y primos de otras ciudades incluyendo a los familiares que habitaban esta ciudad —digamos que Sídney no es tan pequeño— y los amigos de Tim.

Estaba sobre una escalera no tan alta tratando de pegar/colgar una decoración. Sentí que perdía un poco el equilibrio y mi cuerpo le hizo caso a la gravedad.

—Cuidado, Alice —Me sostiene por la espalda mi Tío Frank, el amigo de mi papá, antes de que mis pies dejaran la escalera.

—Gracias, tío Frank. —Le sonrío y termino de pegar la decoración. Luego me bajo de la escalera.

Frank se va a la cocina, en donde se encuentran su esposa, mi mamá y mi papá. Y Toby con el hijo de Frank y Tamara, Javier, jugando en el piso. Javier era dos años mayor que Toby, tenía cinco años.

Me acomodo las gafas, me sacudo las manos y miro la sala, creo que ya he terminado. Hay globos blancos y azules pegados en las paredes, también varios en el frente de la casa. Varias tiras de papel caen del techo y de las esquinas de este. 

El Libro Perdido © |Luke Hemmings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora