Capítulo 19

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La tarde parecía transcurrir lentamente, hacia un par de horas que había salido del instituto y parecía que el tiempo no pasaba.

Algo no estaba bien.

Alice se levantó de la cama, agarro su bolso habitual, y adentró a el su cuaderno, estuche, un libro, sus audífonos y entre otras cosas, su teléfono.

Se colgó el bolso al hombro, para luego salir de su habitación. No se molestó en quitarse los lentes, los llevaría puestos.

—¿A dónde vas? —preguntó Tim, frente a ella.

—Iré a caminar —dice Alice.


—¿Que está mal?


—Nada— -responde.


—¿Mamá sabe? —pregunta.

Alice suspira: —¿Me cubres? —prácticamente suplica.


Ahora suspira Tim: —Esta bien. ¿Tardaras?

—Solo un par de horas, estaré justo aquí. —Alice señala con la cabeza la dirección del bosque.


—Bien. 

—Muchas gracias. -agradece, entonces le da un corto abrazo y besa la frente. 

Tim sonríe ligeramente, luego niega con la cabeza.

Alicia le sonríe.

—¡Te cuidado! —ella escucha cuando va por las escaleras.

—¡De acuerdo! —responde.

Termina de bajar las escaleras y sale de la casa, cerrando la puerta con llave tras de sí.

Mientras comienza a caminar saca su teléfono y busca el número de Sebastián.

"Bosque, el rio. Te espero" 

Envió.

Al par de minutos recibió respuesta:

"Iré lo más rápido que pueda. ¿Estás bien?"

Alicia, responde:

"Sip. Estoy bien"

Y aunque no era exactamente cierto, tampoco era completamente mentira.

Sacó de su bolso los audífonos y se los colocó en los oídos, al mismo tiempo que en su teléfono colocaba una canción.

Hacía calor, pero no demasiado.

Comienza a escabullirse entre los árboles, tratando de no tropezar con las rocas y ramas en el suelo, al igual que bajando la cabeza para no tropezarse con ramas altas.

Cuando la luz comienza a filtrarse por los árboles, unos pasos más, y ha llegado al rio, su lugar preciado y secreto.

Se sentó en la orilla y sacó de su bolso su cuaderno y estuche, dejando su bolso de jean a un lado. Miró el rio, el precioso escenario, luego bajo la mirada a la página en blanco, se quitó un audífono, y comenzó a escribir.

***

-Alice. -se escuchó.

Ella volteo y se encontró con un Sebastián cansado.

-¿Que paso? ¿Dónde estabas? -pregunta ella.

-Digamos que... Mis padres estaban ocupados y tuve que agarrar un taxi, para luego tener que escabullirme por aquí. -dice mientras se acerca a Alice, se sienta en el suelo/arena a su lado- ¿Qué haces? ¿Qué paso?

Sigue callada, y le pasa el cuaderno. Él lo agarra y le levanta una ceja.

-Lee. -le dice Alice, tranquilamente.

El Libro Perdido © |Luke Hemmings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora