Capítulo 18

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A las cinco de la tarde del martes, ya estaba camino a la casa del chico de ojos azules. Claro, con el permiso de mamá y papá al volante. Mis padres no tenían problema con que visitara a un amigo, además de que lo conocían y se llevaban bien. Luke Hemmings jamás les ha mostrado malas intenciones o malos aspectos a mis padres, así que no había problema alguno.

Por supuesto, anoche les había dicho a las chicas que me había invitado a su casa, por alguna razón se emocionaron. Más por el hecho de que había aceptado.

Otra vez había dicho chico de ojos azules, en la oración cuando les dije que me había invitado. Allí fue donde cayeron en la cuenta de que yo le decía así. Otra cosa a la que agregar por la que se emocionan, estas chicas eran muy sentimentales y emocionales. Yo había quedado otra vez pena, cubriéndome el rostro colorado y lleno de vergüenza. También habían comenzado a molestarme con ello, lo cual me fastidiaba mucho.

A la noche más tarde, ellas se habían ido, sus padres las fueron a buscar. Y luego, cuando me acosté recibí un mensaje del chico de ojos azules, como todas las noches, y me había dado la dirección de su casa, la cual luego le di a mi padre para que me llevara. Estaba cerca, la misma calle por la cual habíamos pasado en día que compré el regalo de Tim. 

-Llegamos. -anunció.

-Gracia papá. -digo y me inclino a besarle la mejilla.

-Mucho cuidado, Alicia.

-Sí, papá. -agarro la manija de la puerta y mi bolso- Oh, yo te envío para que me busques.

-¿Como a qué hora? -pregunta.

-No lo sé, yo te estoy escribiendo.

-Tu madre y yo estaremos haciendo unas cosas en la ciudad. Posiblemente si no te buscamos antes, será después. ¿De acuerdo?

-Sip, está bien. Adiós. -digo bajándome del auto.

-Adiós, Alice. -dijo. 

Caminé hasta la puerta, y papá aún no se había ido. Toqué el timbre, y al minuto la puerta fue abierta por el chico de ojos azules. Me sonrió y luego se asomó para ver el auto, Luke saludó con la mano a papá y luego este arrancó. 

-Hola. -digo.

-Hola. -dice y sonríe- Pasa. 

Me adentro a la casa. Es bastante agradable y linda, me gusta.

Luke se acerca a mí y me abraza, luego besa mi mejilla.

-Me alegra que hayas venido. -dice, mientras se aparta.

-Te dije que vendría. -digo encogiéndome de hombros.

Lo observo, está usando unos jeans azules, una playera negra que es cubierta por una chaqueta gris, guarda sus manos en los bolsisllos de la chaqueta, esta tiene capucha, pero no la usa, su cabello está ligeramente revuelto. 

-Vamos a mi habitación. -dice, y se voltea- Espero no mal pienses. -dice mientras mira atrás y ríe.

Yo igual río: -Na.

-Hey, Luke. -dice una voz, un chico se nos acerca, pero este está escribiendo en su teléfono.

Se coloca junto a nosotros, pero no creo que me haya notado.

-Michael anda molestando. Insiste en venir, esta aburrido. -dice el chico. Tiene la misma estatura que Luke. Pero es castaño claro, las facciones de su rostro se parecen ligeramente a las de Luke. Creo que Luke es más alto que él. Usa también una chaqueta, tiene unos audífonos grandes rodeando su cuello, descansan en su hombro.

-Dile que no venga, o al menos yo estoy ocupado. -me mira- Ash. -este empuja por el brazo al chico, lo cual hace que levante la vista del celular. Sus ojos son claros, color miel o verdes, tal vez ambos. Mira a Luke y luego a mí.

-Eh... -pronuncia viéndome.

-Ashton. Ella es una amiga, Alicia. -dice Luke.

-Alice. -corrijo yo, y le sonrío al chico. 

-Alice. Este es mi hermano mayor, Ashton. -continuó.

-Hola. -digo.

-Hola. -comienza a sonreirme- Un gusto, Alice. -extiende su mano hacia mí. Yo la sujeto. Su sonrisa es de medio lado.

-Igualmente. -digo. Es lindo, se ve agradable.

-Bueno, iremos arriba. -dice Luke.

-Está bien, le diré a Michael que no venga. -dice el chico, y lo veo entrar a un pasillo.

Comienzo a caminar detrás de Luke. Subimos las escaleras, y por un pasillo me guía a la cual creo que es su habitación.

Lo ilumina más que todo la luz que entra por una ventana, porque la luz no está encendida. La habitación tiene los colores blanco y azul en las paredes. Tiene posters y cuadros en las paredes, tiene un estante lleno de libros el cual quiero revisar. En la pared hay cierto espacio amplio, entre los posters, hay un clavo en medio, pero no hay ningún cuadro colgado, lo que me da curiosidad, seguramente había uno allí.

-¿Quién es Michael? -pregunto, sentándome en la cama, dejando mi bolso a un lado.

-Es un amigo nuestro. -dice, recostándose de espalda a su escritorio, frente a mí.

-Ben se parece más a ti. -digo.

-Lo sé. -responde, encogiéndose de hombros.

-¿Qué edad tiene él?

-Este año cumple los veinte, también en Julio.

-Oh. Mientras tu cumples los dieciocho el cumple veinte. Aww, el pequeño Luke Hemmings. -lo molesto.

-Sigo siendo mayor que tú, Alice. -dice sonriendo.

-Por un mes. -me defiendo.

-Igual. -se encoge el de hombros, con aires de victoria.

-Entonces... -digo, viendo a mi alrededor.

-¿Me explicaras lo que ocurrió ayer? -pregunta.

-No se te olvida nada, ¿no? -digo.

El niega.

Yo suspiro.

-Es una larga historia. -digo viéndole.

-Tenemos toda la tarde. -dice él, y me muestra una sonrisa.

Le sonrío ligeramente.

El camina hacia la cama, se sienta recostando su espalda en espaldar de esta. Extendiendo sus piernas.

-Ponte cómoda. -dice.

Me siento sobre la cama, con las piernas cruzadas, mirando en su dirección.

-Bien... -comienzo.

-¿Quién era esa chica? La que entró ayer en la heladería. -pregunta.

-Su nombre es Liliana... Es... Una chica a la cual no veía desde hace un par de años... ¿Recuerdas... Cuando te hablé de octavo grado? -el asiente- En ese entonces, ella y yo teníamos tres años de ser mejores amigas. A principios de ese año todo acabó. Ella... Simplemente me apartó.

-¿Cómo? O, ¿Por qué?

-Ninguna de las "razones" que se, justifican que lo hizo... Pero simplemente pasó. Una mañana tuvimos una pelea sin sentido, a la siguiente hora ella había comenzado a ignorarme. Yo solo tenía catorce años. Mi "mejor amiga" ya no lo era, simplemente porque no quiso. Para ese entonces, también tenía problemas con mi familia. Luego otras personas comenzaron a dejarme de lado. Posiblemente yo tuve la culpa. Pero comencé a odiar todo, realmente. Perdí muchas esperanzas, muchas personas, muchos momentos. Mi adolescencia se destruía frente a mis ojos. Llegué al punto de sentirme completamente sola.

-Yo... -comenzó él.

-Está bien... -lo corto- Con el tiempo comienzas a acostumbrarte, pero siempre queda un vacío, el cual tratas de llenarlo con algo, cualquier cosa, tratar de opacar el vacío, con algo que te haga feliz, o que por lo menos eso pretendas o creas...

-Tú lo llenaste con lectura y aparatos electrónicos. -dijo simplemente.

-¿Cómo...? ¿Cómo sabes eso? -pregunto, anonada.

-Tim me ha comentado... Ciertas cosas.

-¿Cómo qué? -pregunto.

-Como el hecho de que en el pasado te encerraste en tu habitación, leyendo libros y en la computadora. Recuerdo que el mencionó algo que tu decías... Estar en otro mundo.

Yo simplemente me quedo callada.

-Tranquila, Alice. -dice- Lo sé.

-¿En qué momento... O donde te dijo eso? -pregunto.

-En tu casa, el primer día que fui. Cuando subiste a buscar La Ilíada. En ese momento.

-¿En serio?

El asiente.

-Quieres que te aclare todo, ¿no?

El vuelva a asentir: -Aun hay cosas que no se, aunque sepa otras.

-¿Toda la tarde? -sonrío.

-Toda la tarde. -sonríe él.

Allí comenzó todo.

***

A los minutos, cada uno estaba de un lado de la cama, acostado, mirando al techo. No era incómodo, porque realmente no había contacto.

-Entonces, detestaba todo. Peleaba constantemente con mis padres y odiaba el lugar en el que vivía. No le llamaba hogar. Luego, eso se reflejaba en mí. Las personas veían mi frustración y mi odio hacia todo. Luego ella me dejó, como cuando no necesitas algo, y lo desechas, así me sentí.

-No merecías eso. -comenta él.

-Pero el destino no pensó lo mismo... Los días siguieron pasando, y cada vez me sentía más perdida. Muchas personas se alejaban de mí. Quedé sola. Fue... Todo de un golpe. Como... ¡Una montaña rusa! Primero vas subiendo, lento, y luego caes de golpe. Eso me ocurrió. Todo paso tan rápido...

-Eras... Solo una adolescente. 

-Lo sé... Entonces mi color favorito se convirtió en negro. Mi escape la lectura y escritura, mi tranquilidad la música y mi mundo, mi mente.

-¿Cómo...? ¿Cómo es eso de estar en otro mundo? -pregunta él, viéndome.

-Es como otra realidad, pero inexistente. Un lugar donde podía encontrar paz y felicidad. Podía ser quien yo quería. La imaginación no tiene límites. También me gustaba mucho dormir.

-¿Por qué? -pregunta.

-Dicen que las personas que duermen mucho o quieren escuchar todo el tiempo música, quieren escapar de su propia realidad. Y es verdad. Yo quería escapar de la mía, quería escapar de mi vida. De un mundo con el cual no estaba conforme. También, me gustaba dormir por el hecho de que soñaba, mis sueños siempre son extraños. Todos tienen sueños extraños, ¿no?

El asiente.

-Bueno, me gusta ver o imaginar algo que no soy capaz de imaginar cuando estoy despierta...

-¿Entonces?

-Esa no era la vida real. -digo- La vida real estaba tras la puerta, tras las cuatro paredes. Y lo que yo quería crear simplemente no era real. Era solo eso, mi imaginación. Yo existía en mi imaginación, pero en realidad no estaba existiendo, porque no puedes existir, en un mundo que no existe. -le miro, su mirada es comprensiva- Tenía que aprender eso. 

-¿Y cómo lo aprendiste? 

-Mis padres no me dejaron vivir en mi mundo por mucho tiempo. Aunque en realidad, no estaba viviendo. Solo quería hacerme creer que lo estaba haciendo. Era duro de afrontar...

-¿Cómo superaste a Liliana?

-Tal vez aun no lo he hecho. Tal vez aun duela, pero no como antes. Solo aprendes a aceptarlo, no puedes estar todo el tiempo pensado o entristeciéndote por alguien que no lo hace por ti, o que simplemente no le importes. Pero claro, mis amigos dicen que soy una masoquista que siempre lo recuerda. -río.

-Es cierto. -dice.

-Lo sé. Pero no les digas que lo acepto. -río otra vez- Ella siempre fue tan importante para mí. Esos tres años fueron... Tres años completos de mi vida. Con ella lo hacía todo. Salíamos, estábamos juntas, en su casa o en la mía. En el colegio, comíamos juntas, hacíamos las tareas juntas, caminábamos juntas. Todo juntas. Es... Muy irónico...

-¿Qué cosa? 

-Cuando llegaba el punto de que llegaba alguien preguntándome, y yo les tenía que decir la verdad, simplemente lo hacía, pero ellos quedaban anonados, ni querían aceptarlo, decían... Que era imposible, porque... Éramos tan unidas, que todos veían nuestra unión. Pero parece que no era lo suficientemente fuerte como para no romperse...

-¿La extrañas? -pregunta- Creo que es una pregunta tonta.

Ambos reímos.

-Sí, es una pregunta tonta. -respondo- Pero la respuesta es sí, la extraño, siempre. Pero ella no me necesita, lo acepté, así que no debo de necesitarla. Ya han pasado años... Ella y yo nos complementábamos, ella era parte de mi... Y yo creía que era parte de ella... Fue bueno mientras duró, fue una linda amistad. Ni mis padres creían que todo se había destruido de una manera tan brusca, y a la vez sin sentido.

-¿Luego que pasó con ella?

-Al año ella se cambió de institución. Y también se mudó de casa. Siempre recuerdo su casa. Solía pasar por allí de vía al instituto, pero ella ya no está allí...

-¿Trataste de arreglarlo?

-Muchas veces. Pero sabía que ella me rechazaría, por lo que no lo intentaba. Pero cuando lo hice fue odiosa. Y me di cuenta, de que ella no las quería arreglar.

A la final, teníamos los mismos amigos. Vivíamos en la misma ciudad. Y estudiábamos en la misma institución.

-¿Entonces? -pregunta él.

-Entonces... La vida tenía que seguir. Y siguió. Y yo tuve que seguir sin ella... Afortunadamente, en el camino encontré a tres chicas que se esforzaron por arreglarme. ¿Cómo arreglas algo inarreglable?

-Intentando. -respondió.

-¿Crees que no faltó ninguna pieza?

-Para mí estas perfecta. -sonrió el.

Me sonrojé, lo sabía.

-¿Perfecta? -pregunto.

-Sí. -dice, viéndome.

-¿Como algo lleno de imperfecciones pude ser perfecto?

-La perfección está en los ojos de quien la ve.

-La perfección es relativa. -acepté.

-Entonces, aunque tú no lo veas, yo si lo puedo ver. -sus ojos se mantenían en mí.

-Eso es muy lindo de tu parte. -digo.

-¿Qué cosa? 

-El decirlo. -sonrío.

-Bien. ¿No crees que eres perfecta? -pregunta, mientras se recuesta de lado, mirándole. Recostando su cabeza en su mano, y su codo en la cama. 

Hago lo mismo.

-Realmente no.

-¿Por qué?

-Tengo muchas imperfecciones.

-Solo son detalles. -dice- ¿Sabes qué? Te diré que eres perfecta, las suficientes veces hasta que lo entiendas. -promete.

-Sí, claro. -digo sarcástica- Suerte con ello.

-Bien. -dice, cuando sonríe, le veo morder el pircing.

-Tienes una mala costumbre. -suelto.

-¿De qué?

-De morder tu labio y pircing. -contesto.

El abre los ojos.

-Lo has notado.

-Sí. -acepto.

-Es... Una mala costumbre supongo, mis amigos siempre me lo dicen. ¿Te molesta?

Lo pienso.

-En realidad no.

-De acuerdo. -sonríe.

Nos quedamos en silencio.

-Y... En ese entonces, ¿Dónde estaban tus amigos Will y Sebastián?

-Oh... Ellos... Distraídos en sus vidas.

-Oh...

-Se han disculpado muchas veces...

-¿Por qué?

-Por no haber estado allí.

-Realmente lo siento, Alice.

-No, todo está bien. -sonrío- Es... Parte de la vida.

-La vida es injusta.

-Nadie dijo que sería justa. -concordé.

-La vida es un asco. -dice.

-Lo sé. -digo- Entonces... Luke Hemmings, ¿Y qué fue de tu vida?

-Bueno... -comenzó, pero fue interrumpido.

-¡¡Luke!! -llamo la voz que entendí era de Ashton.

-Ya vuelvo. -dice levantándose. Lo veo salir de la habitación- ¡¡Voy!!

Me siento en la cama y luego me levanto, me dirijo a su biblioteca y la inspecciono, leyendo lomo por lomo de cada libro. Luego miro mis pies. Oh, mis agujetas están sueltas, me inclino para amarrarlas, pero mientras lo hago algo llama mi atención.

De debajo de la cama sobresale un pequeño papelito.

Lo recojo, me levanto y la leo.

"Ojos verdes, ojos verdes. -pensó él.
Buscando una mirada verdosa entre las personas. La misma que siempre lo cautivaba."

Mis ojos se abren de la sorpresa.

No puede ser...

Le reconozco.

Pero no es escrito por mí.

Es un párrafo de mi libro favorito...

Pero... No es una página, es un recordé de hoja impresa, pero no del libro, de una hoja normal.

-Hey Alice... -entra Luke al cuarto. Yo escondo mi mano, con el papel, en mi espalda- ¿Que tienes allí? -Luke levanta una ceja.

-Nada. -respondo.

-Alice... -amenaza- ¿Que tienes en tu espalda? -avanza.

-Nada... -retrocedo.

-Muestra la mano. -dice.

-No.

-¡Muestra la mano! -esta vez avanza rápido y me rodea con ambos brazos, tratando de llegar al papel.

-¡No! -grito. Levanto mis brazos sobre la cabeza de Luke.

-¡Alice! -lo trata de agarrar pero lo vuelvo a colocar en mi espalda. Trata de agarrarlo pero su peso hace que caigamos a la cama. Maldición. 

Luke agarra el papel y se quita de encima. Lo lee. 

-¿Qué haces con esto? -pregunta.

-¿De dónde lo has sacado? -contra ataco, él calla. Me levanto de la cama y me coloco frente a él.

-Yo...

-¡¿De dónde lo sacaste?! -interrogo.

-¿Que tiene que ver? -pregunta.

-Es... ¡Es un párrafo de mi libro favorito! ¡Lo sé! ¡El que perdí! Luke... -le miro- ¿De dónde lo has sacado?

-No es mío, es de Ashton. En realidad de uno de sus amigos, sé que es sacado de un libro, pero no se de cual, no se nombre, solo sé que era para una clase de literatura de ellos. -coloca sus manos en mis hombros- Alice, no es mío.

-¿Por qué esta en tu habitación? 

-Ellos terminaron el trabajo, lo entregaron, pero a la final me lo quedé porque a mi si me gusta la literatura.

-Pero... No... Luke... ¿Tú no tienes el libro? -pregunto, mirando sus ojos.

-No, Alice, no sé qué libro es, yo no lo tengo.

-Si lo tuvieras... ¿Me dirías? -pregunto, posiblemente con los ojos aguados.

-Por supuesto. -dice.

Lo siguiente que pasa es que nos abrazamos, el me acurruca a sí. Es muy confortante. Pero algo en mí se quiebra...

Él no lo tiene...

Jamás lo encontraré.

-Alice. -soba mi espalda. -Todo estará bien.

Yo asiento en su pecho.

-Si... Lo estará. -digo.

-Bueno... Yo... Venía a decirte que mis padres han llegado. Y quiero presentártelos, ¿Esta bien?

-Sí. -asiento separándome de él.

El me agarra las mejillas, lo siguiente que hace es besar mi frente. Cierro los ojos...

-Vamos. -dice mientras se aparta, sonriendo.

Pero de un momento a otro agarra mi mano. Y me guía por el pasillo escaleras abajo. Veo nuestras manos juntas... Es extraño.

Veo que entramos a la cocina, y suelta mi mano.

En la cocina se encuentra una señora y un señor. Al igual que Ashton y Ben.

-Hey, Alice. -saluda Ben.

-¿Cómo estás? Ben. -le revuelvo el cabello mientras sonrío.

-Bien. -contesta sonriéndome.

Luego miro a los padres, los cuales me observan.

-Buenas... -digo apenada.

-Mamá, papá, ella es mi amiga Alice. Alice, ellos son mis padres. -dice Luke.

-Un gusto. -me acerco a ellos y extiendo la mano, ellos la reciben, primero la madre y luego el padre.

-Igualmente. -dicen sonriéndome ambos.

-¿Cómo están? -pregunto.

-Bien, ¿Tú como estas? -responde y pregunta la madre.

-Bien. -respondo.

-Alice, sentémonos. -me dice Luke. 

Hay una isla o barra en medio de la cocina, en las cuales están sentados Ben y Ashton, sentados y recostados en ella.

Me siento junto a Ashton, el cual me sonríe, y junto a mí, Luke.

-¿Te quedaras a cenar? Querida. -pregunta su madre.

-Si usted me lo permite. -respondo.

-Por supuesto. ¿Te gusta el espagueti? -dice el padre.

-Sip. -respondo.

Ashton coloca su puño en mi dirección, sobre la barra. Yo coloco mi puño y lo choco contra el del. Luego lo baja. Río bajo.

-¿Cómo es tu nombre completo? -pregunta la madre.

-Alicia Bennett. Oh, ¿Cuál es su nombre?

-Liz. -responde. Luego veo como comienza a preparar la cena.

-Oh, ¿Puedo ayudar? -pregunto.

-¿Sabes cocinar? -me pregunta Ashton.

-Sí. Me gusta. -sonrío.

-Si tú quieres, linda. -dice su madre.

Me levanto y lavo mis manos allí en el fregadero.

-¿Que más te gusta? ¿La música? -pregunta Ashton.

-Sip. -respondo.

-¿Te gusta el rock? -pregunta de nuevo.

-¡Sí! -contesto entusiasmada.

-Oh Dios, ¿Te casarías conmigo? -pregunta risueño Ashton.

Todos reímos.

-Luke no te dejaría. -responde Ben hacia Ashton.

-Tienes toda la razón, hermanito. -le dice Luke a Ben.

Volvemos a reír.

***

La cena estuvo entretenida. Hable con todos y Ashton era muy divertido. Me hacía reír todo el tiempo, incluso su risa. Era increíble. Sus padres eran agradables, y había ayudado cortando verduras y haciendo la salsa de pasta.

Ben era un niño muy agradable, de hecho, yo le conocía desde antes, desde hace un tiempo es amigo de Tim, solo que no sabía que tenía un hermano mayor llamado Luke Hemmings. 

A la hora de terminar la cena, los chicos eran quienes tenían que lavar los platos. Ben había subido las escaleras corriendo hasta su habitación. Así que solo quedaban Luke y Ashton.

Los cuales como todos irresponsables se quedaron hablando conmigo en la mesa mientras sus padres subían a descansar. Pero al rato veo a su madre bajar las escaleras.

-¡Luke Hemmings y Ashton Irwin! ¿No les mandé a recoger la mesa y lavar los platos? -regaña su madre.

-Sí, mamá. -responde Ashton, levantándose.

¿Irwin? ¿Ashton Irwin? Pero si eran hermanos...

-Ya vamos, mamá. -habla Luke, también levantándose. 

-Iré a arriba, y cuando vuelva, quiero que todo esté limpio. -dice su madre.

-De acuerdo. -responden los dos hermanos.

-Bien, ya saben. -dice su madre y sube las escaleras. 

Agarro platos para ayudarlos a recoger. 

Mientras ya estamos en la cocina, digo: -¿Irwin? 

-Sí. -responde él.

-Pero... Son hermanos, ¿no? -pregunto, confundida.

-Por parte de madre, no de padre. -responde Luke.

-Eh... -pronuncio.

-Cuando tenía un año de edad, no, meses en realidad. Mis padres se separaron. -comienza Ashton, lavando los platos- Sin embargo, mamá encontró a otro buen hombre, con el cual se casó, y tuvieron un hijo, Luke, yo estaba tan emocionado, tenía un hermanito. -río- Pero crecí con este idiota.

-Hey. -interrumpió Luke, haciéndose el ofendido. 

-Nos volvimos una familia, le decía papá a este hombre, porque sin embargo lo era. A los años me dieron a otro hermano. Benjamín, pero le decimos Ben. -sonríe. 

-Linda historia. -digo.

-Sí, lo es... -dice- Por ello, mi apellido es Irwin, y el de Ben y Luke es Hemmings. Lo malo es que siempre quise una hermanita.

-Te entiendo. -digo- Siempre quise una hermana.

-¿Tienes hermanos? -pregunta.

-Dos, de hecho. Ambos menores, uno estudia con Ben, y el otro tiene tres años.

-Oh, ¿sí? ¿Cómo se llama el que estudia con Ben?

-Timmy, pero le decimos Tim. -respondo.

-¡¿Tim?! ¿Es tu hermano? Pero él no se parece a ti. -dice, divertido.

-Suelen decirlo, pero si, es mi hermanito menor. -digo.

Seguimos hablando, Luke seca y recoge los platos. Ashton termina de lavar los que quedan. Yo, ayudo a limpiar la mesa y a acomodar un poco las cosas.

Al rato Liz baja y supervisa el trabajo de los chicos. Todo en orden. Antes de que suba le agradezco por la cena, y me responde que no hay problema, que soy bienvenida y que en realidad yo hice parte del trabajo.

También subo a buscar mi bolso, y después me siento en la sala con los chicos y le escribo a papá, en un rato vendrá. Luego Ben baja y se une a nosotros, parece que le caigo bien.

-Dios, me caes de lo mejor. -dice Ashton- Luke, ¿Puedo robártela?

-No. -responde seco, viéndole.

Ashton y Ben comienzan a reír.

-¿Por qué? -pregunta Ashton, rodeándome con un brazo y acercándome a él. Yo río.

-Aléjate de ella, Ash. -amenaza Luke, fulminándole con la mirada.

-¿Te molesta? -molesta Ashton.

-Sí. -responde Luke- Ahora suéltala y aléjate de ella.

-¿Y si no quiero? 

-Ash... -amenaza.

-Está bien, está bien. -dice Ashton separándose de mí. Todos reímos.

El rato sigue pasando. Reímos, hablamos, y conocí un poco más a Ashton y al chico de ojos azules, era un buen par de hermanos.

Escuché el claxon del auto de papá, lo que indicaba que había acabado mi tiempo de estar allí.

-Bueno, adiós Ash, ha sido un gusto conocerte. -me despido de él y me inclino para abrazarlo, el corresponde.

-El gusto es mío, espero verte luego, ¿sí? -dice Ashton.

-Claro. -le sonrío.

-Bien, Adiós. -se despide.

-Nos vemos, Ben. -me inclino y beso su cabeza.

-Adiós, Alice. -dice.

Luego camino con Luke hacia la puerta, y antes de abrir, el chico de ojos azules me jala de la mano y m abraza, le abrazo igual y besa mi mejilla.

-Hasta luego, escritora secreta. -susurra.

-Hasta luego, chico de ojos azules.

Me aferro de mi bolso y abre la puerta. Me despido de él con la mano y me dirijo hacia el auto, cuando entro, saludo a mamá y a papá.

Luego miro por la ventana, como nos alejamos de la casa de los Hemmings.

Había sido una agradable tarde junto al chico de ojos azules y su familia.

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