Prologo.

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2011.

Todos los días era casi la misma rutina, hoy era un día como todos, solo que hoy estaba el cielo nublado y cayó una leve llovizna en la madrugada.

 Alicia, una chica de cabello negro y de ojos verdes espera en la parada para subir al autobús que pasa por su comunidad todos los días para ir a la secundaria. Al posarse el medio de transporte público enfrente de ella, las puertas se abrieron instantáneamente. Luego de pisar aquel medio de transporte buscó un puesto con la mirada, hoy había igual de cantidad de personas, por lo que siempre estaba casi lleno, al encontrar un lugar se dirigió a él pasando por el largo y estrecho pasillo entre los asientos, ya sentada observó a su alrededor; a su lado, junto a la ventana estaba un chico, con su mirada azulada perdida en la ventana, su cabello era rubio y tenía colocados unos audífonos.

 Tenía cierto atractivo y aparentaba posiblemente su edad. Lo observó con atención, detallando su perfil sin darse cuenta, y al estar consciente de la siguiente acción del chico bajó  rápidamente la mirada, avergonzada, buscando en su bolso su libro de lectura favorito.

Sentía la fuerte mirada de él en ella, posiblemente sus mejillas estaban coloradas pero ella no se dispuso a ver, ¿qué estaría pensando ahora él de ella? Cuando dejó de sentir esa mirada  suspiró aliviada tratando de que no fuera notable, al cabo de un par de minutos se concentró en el libro. No llevaba un suéter puesto por lo que había solo un poco de frio, varias veces levantaba la mirada echándole un vistazo a su compañero de asiento. Al igual, que a veces sentía que era él quien la miraba; aunque había estado concentrada en su libro que no se dio casi cuenta de ello, casi.

Un ruido proveniente de su bolsillo llamó su atención, dejó el libro en el asiento a su lado y revisó su teléfono celular, observando y contestando el mensaje. Sin prestar atención a su entorno un sonido la hizo estar consciente de este, una bocina, al levantar la mirada y mirar a la ventana —y al chico junto a ella—, supo que ya había llegado a su parada enfrente a su secundaria. Distraída, se levantó rápidamente agarrando su bolso para bajarse del autobús.

Pero antes, justo antes de bajarse, ya enfrente de la puerta, ella lo mira y él chico se levanta.

—¡Hey! —exclama hacia ella.

Pero ella no pudo parar, tenía a varias personas, estudiantes de su institución esperando bajar detrás de ella. Así que solo siguió caminando dudosa y confundida, con un gran cuestionamiento que es de esperarse.

Caminó rápido en dirección a sus amigas que se encontraban en el patio justo a varios metros de la calle, al llegar las saludo con una sonrisa.

-Hola -dijo anunciando su presencia, sus amigas igual la saludaron y continuaron con la entretenida conversación que tenían antes de su llegada.

Alicia volteó la mirada, y se encontró con ese par de ojos azules mirándola tras la ventana, para luego perderse en la vista del camino.

La joven un poco desilusionada no volvió a ver al chico en su transporte diario. No volvió a ver esa mirada azulada, y con aquel día, también olvidó su libro favorito en el autobús, el cual no volvió a ver tampoco.

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El Libro Perdido © |Luke Hemmings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora