Emilia
Estaba molesta, muy molesta y mi primo no había ayudado en nada, no me dejó tranquila hasta que le dije el nombre del inútil que me golpeó.
Lourdes había hecho lo que Jess le dijo, me había traído hielo de la nevera y me había hecho ponerlo sobre todos los lugares inflamados, incluso me había dado una pastilla para el dolor, de lo cual me quejé, porque en ese momento sólo quería consumir alcohol, es otro buen analgésico (¡Bah! Ni yo lo creía) quería alcohol para sentir el cuerpo pesado y así dormirme más rápido, en el piso de ser posible, no me importaba.-¿Estás mejor?
Preguntó quitándome la bolsa con hielo derretido.
-Duele un poco aún
-¿Vas a denunciarlo?
-No lo sé
-Adrián…
-Sé que Adrián no va a parar hasta darle la golpiza de su vida
-¿Vas a dejarlo?
-Sí, sólo va a darle un par de golpes bien dados y a advertirle que no vuelva a ponerme una mano encima, justo como con Manuel
-¿El de tu escuela?
-Sí, Ad se ganó quince días expulsado por eso, pero Manuel ya no volvió a molestarme
-Espero sea igual con ese Erik
-¿Porqué me diste esa maldita pastilla?
-Porque te duele todo
-Yo quería alcohol
-¡Ay no jodas! Yo queriéndote cuidar y tu no quieres
Exhalé con cansancio y me dejé caer en el sofá.
-Qué bueno que tus papás te dejaron quedarte hasta el lunes
-Sí, no habría podido explicarles porqué tengo el labio y la mejilla roja
-Yo dudo verlos antes de que mi cara deje de verse como si un camión me pasó encima
-Tengo hambre
-Quiero helado
-¿¿Tú??
Me miró como si viera algo extraño, con una ceja arqueada, es que yo no comía mucho helado.
-No me vayas a decir que tú y Ana…
-Yo y Ana ¿Qué?
-¿Voy a ser tía?
-¿Tí…a? ¡No jodas, Lourdes! Pide pizza, hay Coca-Cola en el refri. Voy a bañarme
-Recuerda no mojar la herida
-Sí, mamá
Lourdes aveces podía cansar a alguien con sus cosas. A pesar de ello sabía que contaba con ella siempre.
Ana.
No iba a poder ocultarme de ella para toda la vida, y lo que había sucedido se lo tenía que contar, a porque sí.
Cubrí la parte vendada y entré a la ducha, me dolía la cara, me dolía la cabeza, la costilla, me dolía la estúpida herida, no podía caminar a gusto, levantar el brazo me dolía, de milagro podía respirar tranquila.
Grité, seguía molesta, sentía rabia y toda la impotencia acumulada, todo lo que Erik dijo se repetía en mi cabeza como disco rayado.
¡¿Quién era él para decirme si debía, podía o quería alejarme de Ana?! (¡Ahhh!)Salí a vestirme, mientras lo hacía me miraba en el espejo, los brazos, los nudillos, los pómulos, las mejillas, el área de la ceja izquierda, el mentón, zonas enrojecidas y algunas hasta con heridas, la sangre había dejado de brotar. Mi cara se notaba aún inflamada. Y cómo dolía siquiera intentar sonreír.
Las lágrimas salieron de la nada, impotencia, enojo, tristeza, mucha tristeza, muchos sentimientos encontrados se habían apoderado de mí.
Dejé que ese sujeto me golpeara a su placer, las veces que quiso y como quiso, ni siquiera pude defender a Lourdes, siempre dije que la cuidaría, que no dejaría que algo le sucediera.
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Enamorada De Mi Amiga
Teen FictionEmilia es una chica tomboy que se enamora de su amiga hetero, la cual terminará confundida con respecto a lo que siente por la tomboy