Enamorada De Mi Amiga

Parte XVIII

Ana

¿Qué hice los siguientes días? Buena pregunta.
Anduve deambulando, mentalmente más que nada, queriendo pensar pero Encontrándome sólo con la mente en blanco.
Discutiendo con Erik, no lo había visto desde el día que me fui con Emilia.
Y a ella, llevaba tres días evitándola, desde sus llamadas y mensajes, hasta su presencia.

Y es que antes de volver a verla tenía que tener al menos una idea bastante clara de lo que sentía por ella, o lo que quería.
Me había alejado tanto de ella que ni en las clases que teníamos juntas nos veíamos.

-Ana

Ese era Erik, llegó a mí y me habló de frente.

-Hola

Fue lo único que dijo.

-Hola

-¿Cómo estás?

-Estoy bien

Mentí.

-¿Te puedo invitar a comer?

-¿Porqué no mejor me dices de qué quieres hablar?

-De acuerdo, pero en un lugar un poco más privado

-No pienses que…

-Vamos a la biblioteca

Fuimos hasta la biblioteca, ocupamos una de las mesas cerca de las ventanas.

-¿Qué quieres decirme?

-Que he sido un idiota. Ana, te amo, y te extraño. Quiero que estemos bien

Y ahí mismo la duda llegó ¿yo quería arreglar las cosas con Erik? Porque en las últimas discusiones dábamos por concluida nuestra relación.

-Erik, yo no voy a cambiar de opinión, no voy a dejar de ser amiga de Emilia

-¿No te interesa arreglar nuestra relación y estar bien conmigo?

Su voz era tan suave y en calma, no parecía enojado.

-Sólo quiero que tengas en cuenta que si solucionamos esto no estoy dispuesta a alejarme de Emilia

-¿Porqué no lo harías?

De pronto sentí los nervios apoderarse de mí.

-Es mi amiga

-Una amiga que está interesada en ti

-¿Porqué lo dices?

Estaba intrigada, no sabía cómo se había enterado.

-No soy ciego, Ana. Siempre que la he visto contigo noto la mirada que te brinda, y uno sólo ve así a una mujer cuando quiere algo

-Emilia es una chica tierna, no creo que su mirada sea por un interés en particular

-Entonces… ¿Emilia es tierna?

Me sentí ruborizar.

-Lo es

Aseguré, me miró fijamente.

-¿Sientes algo por ella?

Su voz no se alteró en ningún momento, su rostro pacífico no mostró cambio.

-No tengo Porqué

-Sólo sé sincera, Ana

Lo pensé un momento ¿podía ser sincera con él? ¿Podía ser sincera conmigo? ¿Él lo comprendería?

-¡Di algo, Ana!

-No sé qué es lo que realmente siento por ella

-Estás confundida