Enamorada De Mi Amiga

Parte XXXIII

Emilia

Para convencer a mi tío Hugo de dejar venir a Lou con nosotros tuve que decir que sólo era una despedida entre mis primos, en casa, por eso de que me iba con mis papás, no era mentira, pero era importante que supiera que iba a ser en casa. Accedió.
Lou era otro caso. Se mostraba feliz y animada, con Adrián y Maggie, pero no conmigo.

Adrián era un exagerado en comprar alcohol, había comprado cuatro botellas de vodka y una de tequila.

-¿Entonces ella decidió estar con él?

Preguntó de la nada Adrián.

-Sí

Respondí mirando por la ventana.

-No te pongas triste, peque. Hay muchas chicas en el mundo

Mi primo era mayor por cuatro años, aún así nos llevábamos muy bien.

-Lo sé

Y también sabía que ninguna era como Ana. No quería hablar de eso, no por el momento.
Cuando llegamos a mí casa, Jessica estaba ahí. Había olvidado que llegaría.
Todos bajamos del carro, abrí la puerta y entramos, incluyendo a Jess.

-¿Cómo sigues?

-Creo que estoy bien, vamos arriba

Subimos, cerré la puerta con seguro.

-No creo apropiado que bebas alcohol si quieres sanar

-No me molestes con eso

-Sé que debe ser difícil y debe doler, pero no lo solucionas así

-¿De qué hablas?

Pregunté confundida.

-Vi a la chica que te gusta besándose con… el… que te golpeó

Lo último lo susurró, continuó:

-Y te vi viendo la escena

-No voy a morirme por eso

-No ¿pero mientras tanto vas a intentar ahogarte en alcohol?

-¡Sólo es una celebración con mis primos! Sino lo haría sola

-Hasta donde sé, no es tu cumpleaños, faltan cinco meses para eso. No es el de Lourdes, fue hace cuatro meses. Y si fuera el de tus primos no lo celebrarían aquí

-Nadie dijo que era por algún cumpleaños

-Sólo en tu cumpleaños hacen eso, o es lo que hicieron en el pasado

Suspiré, me sentía decaída.

-¿Podrías sólo curar la herida? No tengo ánimo para discutir eso

Me miró apenada.
Me acosté en la cama, subí mi playera a la altura adecuada para dejar expuesta la venda. Confieso que el domingo era innecesario quitarme el jersey, pero quizás resulta cómodo de alguna forma.
En silencio hizo su trabajo. Al terminar ambas nos pusimos de pie, con su pulgar acarició mi mejilla, se acercó y me besó justo donde había tenido su pulgar.