Parte XXVI

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Ana

Tenía tantas ganas de ver a Emilia, a pesar de que la había visto el día anterior, lunes.
No pasaba mucho tiempo cuando ya la echaba de menos, aunque eso era desde que comencé a tratarla.
Sabía que los

martes tenía clases a las nueve y media, así que me levanté temprano para verla por la mañana antes de su clase, pero por desgracia ella no estaba en casa, resignada me fui a la universidad para esperarla.

Me senté bajo el árbol de siempre y me dediqué a escuchar en mis audífonos la canción favorita de Emilia y otras más que me había recomendado mientras leía unos folletos con información que me interesaba saber y haciendo anotaciones (nunca se sabe de qué serán las preguntas del próximo examen, son capaces de que una pregunta sea sobre la tabla de calorías de la barra de chocolate que te comiste antier)
Noté cómo una sombra se sentaba frente a mí, sonreí de lado creyendo que era Emilia.

-Hola

Dije feliz quitándome uno de mis audífonos, al mirar al frente mi sonrisa se borró de inmediato.

-Me da gusto que te alegre verme

No sabía si eso había sido un sarcasmo u otra cosa, su voz no mostraba indicio de ninguna emoción. No dije nada, Erik volvió a hablar.

-Veo que esperabas a alguien más, dejame adivinar

Guardó silencio unos segundos.

-¿Sigue tu confusión por Emilia?

Su tono de voz era serio y seco.

-No estoy confundida

-¿Ya no?

-No

Con mi respuesta vino su sonrisa de triunfo, tomó mi mano y dijo:

-Verás que no te arrepentirás, dejame mostrarte que soy yo lo que necesitas en tu vida y...

-Erik

Lo detuve.

-No estoy confundida, sé exactamente que esto que siento es lo que quiero, y a quien quiero es a Emilia

De nuevo su rostro no indicaba ninguna emoción, soltó mis manos de inmediato. Si las miradas mataran...

-Sigues confundida

-¡¡NO ESTOY CONFUNDIDA!!

-¡Lo estás! Te hace falta una noche conmigo y mi amigo para que recapacites y te des cuenta que...

No terminó la oración, mi mano ya se había estrellado con fuerza contra su mejilla.

-¡En tu vida vuelvas a insinuarme estupideces!

Grité tomando mis cosas.

-¿Prefieres estar con una mujer que está mal de la cabeza?

Preguntó indignado.

-¡El que está mal de la cabeza aquí eres tú! ¡Estás enfermo!

-Pero yo sí te doy tu lugar como mujer

-Tú sólo me ves como un objeto ¡todo éste tiempo estuve ciega! No eres más que un estúpido machista egocéntrico además de homófobo que cree que ser "mujer" se define por tener a un macho sobre uno buscando su placer individual

-¡Ya te metió ideas la marimacha esa!

-Yo no necesito que alguien me "meta ideas" a la cabeza. La "marimacha esa" de la que hablas SÍ me respeta y SÍ se comporta como el caballero que tú no eres

-¡Ella NUNCA será un hombre! ¡¡Jamás te hará sentir como yo en la cama!!

-¡Estoy segura de eso!

Porque Erik no le llegaba ni a los talones a Milo. Lo miré una última vez y me marché.
En verdad había estado ciega todos estos años. Gracias al cielo que pude ver mejor, era claro que una pequeña cosa podía sacar nuestro "yo" oculto.
Si no lo hubiera sabido ahora, y lo descubría después, cuando no hubiera vuelta atrás ¿Qué habría sido de mí?

Estaba molesta, eso era obvio, pero al llegar cerca de mi edificio la vi, un suspiro silencioso escapó de mí, no pude evitar correr y chocar contra ella en un abrazo, un abrazo que ella correspondió con fuerza.

-Te amo

Dijimos al mismo tiempo.

-Te extrañé

Volvimos a decir de manera sincronizada, nos separamos para vernos a la cara, ella reía y yo sonreí por la repentina conexión, porque amaba su risa y porque la amaba a ella.
Sin previo aviso la besé ahí, en medio de la universidad, en medio de tanta gente, sin importarme nada, ni nadie.
Y lo sentí, sentí cómo en ese momento todo desaparecía, que sólo éramos ella y yo.
Nos separamos, su mano sostuvo la mía, sonrió y me miró de una manera nueva para mí. Cuando se es mujer hay cosas inevitables de percibir, el brillo y el amor que Emilia irradiaba en su mirada era una de ellas.
Era inevitable no amarla, y simplemente por ser ella misma.

Sí, estaba con la persona correcta, aunque no era oficial aún. Quería estar con ella, quería que fuéramos una pareja, debía hablar con mis padres lo antes posible, no quería esperar más.

No podía esperar más.

La había encontrado.

Y no la dejaría ir.


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Wueno bai...

Enamorada De Mi AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora