Parte XI

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Ana

Entramos a la casa de Emilia, no conocía a esa tal "Lourdes". Nos invitó a sentarnos y desapareció dejándome en un silencio incómodo.

-¿Qué edad tienes?

Me preguntó esa chica

-Tengo veintitrés

-Ah, un año más que Em

-¿Y tú?

-Tengo veinte

-¿Desde cuándo conoces a Emilia?

-Uhhh de siempre

La miré, al mismo tiempo desvíe la mirada, Emilia había vuelto, en sus manos traía una botella de whiskey y en la otra una de vodka ¿en serio iban a embriagarse? Y todo era por su novia, o mejor dicho ex-novia.

-¿Cuál quieres Lou?

-Quiero el whiskey

-¿Quieres Ana?

No acostumbraba a tomar mucho alcohol, pero podía acompañarla con un par de tragos. Lourdes abrió su botella y le dio un largo trago.

-¿Quieres Milo?

Emilia se rió y tomó la botella.

-¿Porqué le dices "Milo"?

-Porque es Emilio, ya sabes, porque parece un chico

Miré a Emilia y sonriendo dije:

-De ahora en adelante te diré Milo

Ella volvió a reír y me ofreció la botella, al menos estaba riendo, me preocuparía si comenzara a llorar, porque verla así me rompería el corazón.

-Bebé, Ana quiere saber desde cuándo nos conocemos

Me incomodaba que la llamara "bebé" ¿tenían algo romántico? ¿Era alguna ex? ¿Amiga con beneficios?

-Lou y yo nos conocemos de siempre

Había dicho lo mismo que su amiga. No sé ni qué cara puse, sólo sé que me sentía  incómoda y molesta de no saber qué clase de relación tenían ellas, ni sabía porqué eso me molestaba.
Las escuché reír, las miré, se estaban abrazando.

-¿Qué? ¿Ya las puso alegre el whiskey?

-No

Respondió Emilia, parecía aguantarse la risa.

-Nos reímos de tu cara

Dijo Lourdes sonriendo abiertamente. Sentía la cara caliente, ese comportamiento me estaba haciendo enojar. Se rieron estruendosamente.

-Ana, te presento a mi prima

Abrí los ojos de la sorpresa.

-Prestame el baño

Dije con desesperación, la vergüenza me mataba.

-Sigue ese pasillo, la puerta de la derecha

Me levanté y caminé, de fondo estaba la risa de ellas. ¡Qué vergüenza! ¡Su prima! Y yo pensando que eran algo más ¡tierra tragame! Me lavé la cara. Salí y caminé a ellas, parecían hablar de algo confidencial ya que no oía nada, no sé qué es lo que Lourdes le dijo en ese momento, sólo vi a Emilia asentir.
Llegué a ellas y quité la botella de las manos de Emilia y le di un largo trago que me quemó la garganta

-Tranquila, hay tiempo para acabarse la botella

-¡Callate Emilio!

Le dije como a regaño, volví a escuchar su risa, me gustaba su risa loca, era como un Patronus que alejaba Dementores, su risa me producía alegría.

Enamorada De Mi AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora