Felicidades Víctor

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¿Dónde están tus ganas de luchar? Una voz sonaba en la cabeza de Víctor, las memorias del chico parecían desbordarse una tras otra, un recuerdo caía junto con otro haciéndolo olvidar. Hasta que su ser volvió en sí. Al despertar Víctor se encontraba en una camilla en el hospital rodeado de sus familiares, Huitzilopochtli se quitó el cubre bocas y Quetzalcóatl comenzó a llorar al verlo a salvó. Junto con eso Huitzilopochtli se quita unos guantes de látex y los deja en una bandeja donde había bisturí, aguja, hilo, vendas manchadas de sangre y poco más. Huitzilopochtli le coloco cinco puntos a la herida de Víctor, pero era a una diferente.

--¿Qué fue lo que pasó?-- pregunto intentando sentarse, pero el dolor en su cuerpo se lo impedía.

--Sera mejor que te quedes quieto-- le dijo Huitzilopochtli --Cuando te desmayaste por la perdida de sangre... Nos atacaron--

Víctor abrió sus ojos de sorpresa al oír eso, no esperaba enterarse de tal noticia después de haber estado inconsciente.

--¿Qué, como que nos atacaron? Esperen... ¿Dónde esta mi padre? ¿Está bien?-- dijo intentando levantarse, pero su madre se lo impedía.

--Cariño el está bien, el ataque fue cuando yo llegue a la Tierra, al parecer fue una trampa todo lo que sucedió-- dijo su madre tomando su mano para tranquilizarlo --Tenemos enterado que fueron los Mayas los que organizaron todo esto--

--Afortunadamente todo salió bien... Bueno casi...-- dijo Huitzilopochtli.

--¿A qué te refieres tío?-- preguntó viéndolo a los ojos.

Huitzilopochtli le mostró sus heridas de cuando estuvo inconsciente. Destapando su brazo y pectoral, Víctor vio las cicatrices que este encuentro le dejo de por vida.

--La marca de tu brazo, es la razón por la que te desmayaste, es una marca maldita de los Maya-- dijo mirándolo --Tu otra herida... Por alguna razón cuando atacaron fueron directo a tu corazón, parece ser que querían aprovechar el momento para asesinarte, aún así tú madre lo evitó--

Víctor vio a su madre y le sonrió --¿Qué hay sobre la marca?--

Quetzalcóatl suspiró --Es la marca del dragón de las sombras-- dijo su madre.

--¿Que?-- a Víctor le nacían más y más dudas --¿Cuántos dragones existen? Creí que éramos los únicos--

--Contándote a ti y a tu madre, solo seis, antes eran diez, considerados los dragones del apocalipsis-- explicó Huitzilopochtli.

--Y no son solo de nuestra cultura, de los Mayas también forman parte-- comento Tláloc entrando a la habitación --Lamento interrumpir los, tenemos noticias de los atacantes, fueron vistos recientemente en Chichen Itzá junto con un integrante mas--

--Maldita sea... Envía a mis guardianes junto con los tuyos, tenemos que mantenernos informados-- ordenó Huitzilopochtli.

Tláloc hizo una reverencia y se retiro del lugar, Huitzilopochtli camino hacia la ventana viendo el cielo despejado que los acompañaba en dicha mañana.

--Víctor tengo que pedirte algo-- suspiró --Necesito que no uses tu magia en estos días, ya sea para cualquier simple cosa, evita usarla--

--¿La marca me afectaría si lo hago-- pregunto el chico.

--No-- dijo Quetzalcóatl.
--Si-- dijo Huitzilopochtli.

Ambos se miraron a los ojos al ver que no están aún de acuerdo.

--Si... Lo haría y por eso no quiero que la uses, para protegernos tanto a ti como a nuestra gente-- abrió un portal --Lo entiendes ¿Cierto?--

Víctor afirmó con la cabeza, su tío estaba apunto de marcharse hasta que Quetzalcóatl lo tome del brazo.

El Hijo de Quetzalcóatl; Una Leyenda Nace © II FINALIZADA IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora