El intento de Víctor de mantener tranquila a su nueva compañera era más complicado de lo que parecía, tomando en cuenta que acaba de ver los recuerdos de la bestia que habita dentro de él, eso la hizo sentir el miedo que tuvo cuando vivía con los mayas. Arrinconándose en una silla, ella no se dejaba acercar por el muchacho.
-Itzia, por favor- intento tomarla de la mano -No te haré daño- ella lo evitó.
-Lo mismo decía mi padre cuando me entrenaba y mira- levanto su blusa mostrando su abdomen, sin vergüenza alguna -Este fue el resultado de confiar en un monstruo-
Víctor no se inmutó al ver las cicatrices que tenía por la mayor parte de su cuerpo, él volvió a sentarse en la silla, frotándose el rostro por lo cansado que era pensar en cómo calmarla y tratar de recuperar la compostura con ella. Nuevamente suspiro y trató de razonar de otra manera.
-No estamos en caminos diferentes, Itzia- le dijo calmado.
Ella chasqueo la lengua -¿En verdad me dices eso?- lo miro a los ojos con celos -Vi tu pasado Víctor, tu vida fue más fácil, más dulce que la mía, es más que obvio que estamos en caminos diferentes- apretó los dientes -No me digas esas estupideces-
La miro con seriedad, se levanto de la silla y comenzó a quitarse la camisa que tenía puesta -¿En serio crees que fue fácil todo?- ella comenzó a sonrojarse un poco al ver lo que él hacía -Recuerda, que ambos venimos de una raza de guerreros-
Al quitarse la camisa, se apreciaron las cicatrices que abarcaban todo su abdomen, pectorales e incluso en toda la espalda, así mismo las escamas que comenzaron a apoderarse más de su cuerpo. Ella no lo podía creer, era demasiado para alguien que solo tenía quince años de edad, ¿Cómo era posible que tuviera tantas herida y siguiera con vida?
Volvió a colocarse la camisa -Y la mayoría me las hice yo... Al intentar usar mi magia por mi cuenta, otras, fueron aquí mismo contra los guardianes malditos- se acercó a ella lentamente y se sentó a su lado, esta vez ella no lo rechazó, pero si mantenía su guardia -Mira Itzia, se por lo que pasaste, sentí el dolor que sentiste, créeme te entiendo perfectamente-
Ella lo vio con los ojos llorosos, sin decir nada respecto a cómo se sentía por todo lo que le había sucedido en el pasado, simplemente se dejó llevar por sus emociones y lo abrazo con fuerza mientras sollozaba, Víctor no se esperaba tal muestra de abrazo y aun así, correspondió la muestra de afecto.
ESTÁS LEYENDO
El Hijo de Quetzalcóatl; Una Leyenda Nace © II FINALIZADA II
FantasyDioses, seres omnipotentes que se consideran unas simples leyendas. Pero las leyendas nacen todos los dias, solo basta conocerlas para poder creer en ellas. Esta es la historia de Víctor Yareth, aquel llamado primogénito de la serpiente enplumada, Q...