Capítulo 12

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Jimin sonrió adentrándose a la habitación en la cual el alfa le esperaba.

—Bueno, entonces hoy vamos a ir en serio —pronunció ayudando al alfa a bajarse de la silla hasta las colchonetas.

—Como se supone que debías de haber hecho en un principio —rodó sus ojos ansioso pero sin demostrarlo.

El pequeño rubio lo observó con sus ojos entre cerrados antes de negar con su cabeza, una pequeña sonrisa surcó en sus labios. Lentamente sus pequeñas manos se comenzaron a deslizar por las piernas del alfa.

—¿Vio a Jin hyung? Anda con una gran sonrisa.

—Es raro, ya deberías haberlo notado —comentó desinteresado.

—Pero esa sonrisa se agranda cada vez que lo ve —insistió.

—Y yo que sé, está loco —pronunció con un poco de esfuerzo.

—Hyung...

—Está bien... fue porque me vio en la habitación del cachorro.

—¿Y eso qué tiene que ver? —preguntó inclinando su rubia cabeza hacia un lado.

—Se podría decir que no soy muy de muestras de afectos con el cachorro.

Jimin asintió con la cabeza pensativo. No insistió con sus preguntas, ya que sabía que el alfa no le respondería nada más de todas formas. Era un milagro que había logrado que le respondiera aquello.

—Hyung...

—... ¿Qué...?

—¿Hoy puedo ver a Jungkook? —preguntó con anhelo.

Yoongi dejó de hacer el ejercicio y lo observó, el sudor corría por su frente inundando toda la habitación con su aroma, uno que de apoco se estaba colando —sin mucho esfuerzo— por debajo de la piel del pequeño omega.

—... Sólo si haces bien tu trabajo —dijo finalmente, logrando que Jimin sonriera hasta que sus ojitos se perdieran y se lanzara a los hombros de Yoongi para abrazarlo.

—Gracias, gracias, gracias, gracias... —repitió varias veces antes de separarse al notar que cruzó la línea.

Su sonrisa no lo abandonó por el resto de la sesión. Yoongi quería decir que fue molesta, pero a decir verdad, se estaba acostumbrando a verlo con una sonrisa, aunque sea pequeña, durante las sesiones.

—Listo, h-hyung... ¿cómo está? —preguntó con su respiración irregular por el esfuerzo que hizo también.

—... muer... to... —ahora entendía por qué el pequeño rubio no comenzó así desde un principio, claro que no se lo admitiría en voz alta.

Ni siquiera se quejó cuando Jimin lo ayudó acomodarse en su silla o cuando comenzó a empujar de esta mientras salían. Cansado, dejó que lo llevara hasta su habitación.

Jimin limpió con el dorso de su mano su sudor, cansado avanzó hasta su habitación.

—Apestas a Yoongi —pronunció Jin con una mueca bastante divertida—. Si no supiera qué es lo que hacen en aquella habitación, ya estaría imaginándome cosas para mayores.

—¡Hyung! —chilló sin saber si ya estaba sonrojado, ya que sus mejillas ya estaban algo rojas por el esfuerzo.

El mayor se alejó bajando por las escaleras, una sonrisa traviesa lo acompañaba.

El pequeño rubio cerró la puerta detrás de él y se recargó en esta, tomó su camiseta y la llevó cerca de su nariz, inclinando un poco su cabeza.

Jin hyung tenía razón, tenía todo el aroma del alfa impregnado pero no le molestaba, es más, le gustaba sentirlo tan cerca.

Moviendo su pequeña nariz para inhalar profundamente el café y menta, se metió a la ducha. El agua en forma de lluvia artificial era tan relajante cayendo sobre su cuerpo, un suspiro de alivio salió de sus gruesos labios.

Se secó su cabello rápidamente con una toalla y salió ansioso de su habitación. Yoongi hyung le había dado permiso para ver al pequeño Jungkook, no desaprovecharía aquella gran oportunidad.

Lentamente abrió la puerta, sólo cruzarla y los grandes ojos de cachorro depararon en él, alzándose en la cuna y estirando sus bracitos cortos hacia arriba. Con una sonrisa, rápidamente llegó a su lado.

El pequeño cachorro rápidamente se aferró al cuello de Jimin y restregó su pequeña cabecita ahí. El pequeño omega sonreía y soltaba pequeñas risitas por las cosquillas que le provocaba aquello, y entonces entendió por qué el menor hacía eso.

Aunque en su cuerpo aún perduraba el aroma de Yoongi, el suyo lentamente se estaba comenzado a liberar al no haberse echado neutralizador. Con una mueca asustada, intentó dejar al menor en su cuna nuevamente para volver a su habitación.

El pequeño Jungkook juntó sus cejas y se agarró fuertemente de la camiseta del omega, disgustado al ver que lo querían alejar. Sin saber qué hacer, Jimin se mordió su labio inferior, estaba muy expuesto así.

Abriendo mínimamente la puerta, sólo sacó su rubia cabeza. Al no ver a nadie, afirmó bien al pequeño entre sus brazos y corrió hacia su habitación. El menor sonreía feliz, pensando que jugaban con él ante tanto movimiento.

Llegó a su habitación y rápidamente fue a su closet donde sacó la caja y un neutralizador justo cuando la puerta de su habitación fue abierta.

—Minnie, Yoongi me dijo que... ¿qué es ese aroma tan rico? —observó fijamente al pequeño rubio y chilló sorprendido—. ¡Tu! ¡Él!

Jimin llevó su dedo índice hacia sus labios y presionó sobre ellos, el cachorro rápidamente imitó el gesto de Jimin, causando ternura en los dos omega.

—¿Me quieres explicar? —susurró hacia Jimin quien se volvía a levantar con el pequeño.

—Eh... ¿no? —sonrió inocente.

—Park Jimin —cruzó sus brazos. El pequeño rubio hizo un puchero y asintió con su cabeza, sentándose en la cama acomodo al menor entre sus piernas.

—¿Qué le explico, Jin hyung? —Jin lo observó, aseguró la puerta y se fue a sentar al lado de menor, estirando sus brazos hacia Jungkook para tomarlo, pero este sólo lo miro y se acomodó más en Jimin.

El omega mayor lo observó con sus ojos entrecerrados. Era un pequeño traidor.

—Primero aquel rico aroma y los neutralizadores con... eran ¿supresores?

—Sip... no hay mucho qué decir de aquello —suspira—, también soy un omega, hyung.

—Pero... Yoongi estaba seguro de que eras un beta... —pronunció confundido—. Además de que no tenías aroma.

—No es que no tuviera, sólo que como no me gusta la combinación extraña de limón y miel, que es mi aroma, por eso es que siempre utilizo el neutralizador de aroma —explica jugando con las pequeñas manos del cachorro—. La primera vez que Yoongi hyung me vio, pensó que era un beta. No le aclaré, ya que pensé que nunca más lo iba a ver, así que no le vi la razón de hacerlo. Después me volví a encontrar con él y no tuve la oportunidad de decirle, luego me dio el contrato y se podría decir que estaba pasando por una situación difícil, así que acepte.

—Okay... tu aroma no es raro... bueno sí, pero no en el mal sentido, es uno que enamora. ¿Y cómo es que conoces a Jungkookie? —el menor observó en dirección a Jin y luego siguió jugando con las regordetas manos de Jimin.

—Fue esa noche en la que usted fue a su cita. Pasó algo y entré en la habitación, luego vi al pequeño y quedé enamorado de esta hermosura —pronunció suave mientras agarraba de las pequeñas mejillas al cachorro y las acariciaba—. Hoy en la sesión, hyung me dijo que si lo hacia bien, iba a poder verlo... y aquí estoy.

—Vaya... yo pensé que serías un lindo omega, pero no me imaginé que en verdad fueras uno.

—¿Le vas a decir a Yoongi hyung? —preguntó dejado de jugar con el cachorro y prestando total atención al mayor.

Jin lo pensó por unos segundos y luego volteó a verlo.

—No creo que sea buena idea. Yoongi te está dejando hacer cosas que a los demás no les permitiría ni en sueños. Si le dices ahora que eres un omega, entonces se enojará y dejará de confiar en las personas alejándose otra vez.

—Tiene razón... —susurró cabizbajo.

El cachorro juntó sus cejas y observó a Jin mal, sorprendiendo al omega mayor por aquella mirada. Con sus pequeñas manos, se estiró hasta llegar a las abundantes mejillas de Jimin, alzándose le dio un tierno y baboso besito.

El pequeño omega abrió sus ojos sorprendido y luego observó al cachorro. Sonrió suavemente volviendo a sentar al menor entres sus piernas.

—Hasta el pequeño se encariñó contigo —pronunció sorprendido Jin.

—Me gustan los niños.

—Y por lo que veo a ellos igual. ¿Por cuánto tiempo es tu contrato?

—Se supone que es por unos meses, y si a Yoongi hyung le gusto como trabajo, me contrataría por más —explicó moviendo sus piernas, provocando que el cachorro diera pequeños saltos divertidos.

—Mm... si te sientes muy mal por mentir, le puedes decir la verdad en ese momento, y Yoongi tendrá que ver si quiere o no seguir trabajando contigo a pesar de ya saber la verdad —trató de dar una solución.

—Gracias, hyung, pero... creo que veré el momento indicado para hacerlo, no me gusta mentir, y menos lo haré si hay una pequeña posibilidad de que Yoongi hyung esté comenzando a confiar en mi.

Jin suspiró y asintió con la cabeza—. Bien, pero por ahora ve a usar neutralizador.

Relamiendo sus labios asintió con la cabeza. Dejó al pequeño en su cama mientras sacaba el neutralizador y se lo echaba encima. Al volver a tomar al cachorro entre sus brazos, este rápidamente fue a su cuello, arrugó su frente y volteó a ver a Jimin.

—Creo que Jungkookie también piensa que tu aroma es deliciosamente adictivo —pronunció divertido Jin, levantándose.

Jimin sonrió y besó la pequeña cabeza como disculpa.

—Lo siento, pequeño, pero es un secreto entre los dos, ¿si? —el cachorro estiró su labio inferior y se volvió acomodar en el cuello de Jimin.

—Es hora de su comida, ¿se las quieres dar tu?

—¿Puedo? —preguntó ilusionado. Jin asintió con la cabeza y salió de la habitación con Jimin siguiéndole.

En la cocina, Jin preparó la comida del cachorro dejándola sobre la isla y un vaso de plástico.

—Generalmente no se come todo, así que no te preocupes. También no habla mucho y suele apuntar las cosas que quiere. Es muy tranquilo, es un buen niño —acarició la pequeña cabecita.

—Pero, ya debería de estar hablando aunque sea un poco si ya va a cumplir tres años —juntó sus cejas algo confundido.

—Para eso se necesita interacción con los demás, y como has visto hasta ahora, Yoongi me ha dejado sólo a mi. Habían niñeras, pero una lo lastimó y Yoongi la echó a patadas. Me dijo que no íbamos a volver a contratar una.

—¿Es verdad, pequeñito? ¿Y estás bien? —su voz tierna mientras dejaba al menor sobre el mesón de la isla al no encontrar una silla para niños.

El cachorro asintió con la cabeza distraído, estaba observando la comida mientras tenía su pequeño dedito índice dentro de su boca.

—Eso significa que tiene hambre —pronunció divertido Jin saliendo de la cocina.

Con una sonrisa tierna, Jimin comenzó a darle la comida al menor, cada vez que llevaba la comida cerca de la pequeña boquita, este la abría bien grande sacándole una risita enternecida a Jimin.

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