Hoseok silbo observando las nuevas reformaciones de la casa de su hermano. Pensar que ese diseño salió de su cabeza, realmente era alguien de temer con su inteligencia.
- Listo señor Hoseok, ya todo está arreglado y terminado. -pronunció el jefe constructor con sus herramientas en mano, con un asentimiento de cabeza se fue junto a sus otros trabajadores.
Sonriendo tomó su móvil y llamó a su hermano quien no tardó en contestar, aquello significaba que esperaba su llamada.
- Oye Hyung, ¿Cómo estás? ¿Cómo están todos? -pregunto saliendo de la casa.
- Bien, bien. Ahora dime lo que me interesa. -su voz demandante y algo ansiosa-. ¡Yoongi! No puedes ser así de desconsiderado con Hoseok Hyung, pregúntale como esta.
Oh, Hoseok reconocía aquella voz algo chillona pero suave, era Jimin. Sonrió más grande pero sabía que su hermano no haría aquello.
- Tch, ¿Cómo estas? -preguntó con un tono de niño recién regañado. Hoseok se quedó unos minutos en silencio y luego su sonrisa volvió aún más grande.
- Bien Hyung, gracias por preguntar. -el ánimo en su voz descoloco un poco a Yoongi pero no dijo nada, no le iba a dar la razón a Jimin, nuevamente, solo por esa sonrisita donde se perdían sus grises ojos.
- Dime. -el rubio rodó sus ojos y salió con el pequeño Jungkook entre sus brazos.
- Bueno, tu casa ya está lista para que vuelvas. Esta tal y como lo pediste.
- ¿Y lo otro?
- Ah, confirme la identidad del hombre que me dijiste y sip, es quien crees que es y hay varias quejas sobre su comportamiento. -recordó Hoseok como se habían quejado algunos trabajadores apenas preguntar por él- En este momento esta trabajando en la clínica que dirijo.
- Bien, ya sabes que hacer... Y dile que no vuelva a golpear a ningún Om... A nadie sin razón. -se corrigió.
- Claro Hyung, ¿pero puedo saber qué pasó? -pregunto curioso.
- Tuve algunos encontrones con él donde vi como trataba a todos e incluso me miró por debajo de él. -gruño haciendo puño su mano libre, recordando aquel imbécil.
- Anotado. -pronunció serio, cortando la llamada.
Yoongi suspiro y volvió a guardar su móvil, ese tipo ya era un problema menos. Tomo las muletas con una mano y salió de la cabaña castillo buscando a su pequeño y a Jimin.
No pudo evitar sonreír al verlos tan animados en medio del verdoso césped jugando y riendo. Se acercó captando de inmediato la atención de aquellas dos personitas que voltearon a verlo con una deslumbrante sonrisa. Había descubierto un nuevo tesoro y esta vez lo cuidaría.
- Yoongi, yo te ayudo. -pronunció Jimin dejando en el césped al cachorro.
El Alfa negó con su mano deteniendo todo el movimiento de Jimin, decidido observó las dos muletas que había dejado en sus piernas cuando salió. Lentamente comenzó a mover sus piernas y con cuidado se levanto de la silla, usando como apoyo las muletas comenzó a caminar hasta llegar frente a Jimin y su cachorro. Con una sonrisa orgullosa soltó las muletas y se sentó en el suelo.
La emoción que recorrió todo el cuerpo de Jimin fue sorprendente, ver como Yoongi movía sus piernas y caminaba sin la ayuda de nadie... Fue un sentimiento tan gratificante ver como todo el esfuerzo que ponía el Alfa en cada sesión estaba dando por fin sus frutos.
Lágrimas de orgullo recorrían sus abultadas mejillas que sin poder aguantarlo más se lanzó sobre el cuerpo del Alfa quien lo recibió enseguida envolviendo su cuerpo antes de caer sobre el césped.