Capítulo 10.-

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—¡Llámame! —me gritó Adam, cuando estuve a punto de salir de allí, tras varios segundos de incertidumbre y completo paro corporal.

Aún no podía creer lo que acababa de pasar, tantas novedades en a penas diez minutos eran demasiadas para mí, y demasiadas cosas para contarle a Alice, por que, estaba claro que se lo iba a contar, éramos mejores amigas y nos lo contábamos todo.

Aproximadamente cuarenta y cinco minutos más tarde ambas estábamos ya listas, saliendo del campus de la Universidad, hablando animadamente de decenas de temas distintos. Debíamos esperar en la puerta a Tanner, que nos llevaría hasta la fiesta en su Mercedes-Benz gris perla, era un coche que me encantaba, Tanner no me había dejado conducirlo, mi timidez me impedía si quiera preguntarle.

Apareció un par de minutos después, vestido con un vaquero desgastado y una camiseta blanca de manga corta, además de un pelo bien peinado y con una sonrisa autosuficiente en el rostro, Tanner era de los chicos que podían ser modelos y tener a todas las chicas del mundo a sus pies si querían. Alice me había contado que más de quince chicas le habían pedido ir con él a la fiesta a la que íbamos a acudir esa noche, a todas les dijo que no, pero a mi mejor amiga se lo preguntó él.

Me alegraba por ella, parecía realmente feliz cuando estaba con Tanner, no dejaba de sonreír en ningún momento y era ella misma, no como con algún otro chico con el que había salido. He de admitir que tenía envidia de ella, el poder hablar con hombres sin si quiera balbucear o soltar alguna estupidez, el sentirse segura de si misma en todo momento, el tener un chico que, al parecer, realmente la quería.

—Teddy. —me llamó mi mejor amiga, sacándome de aquel estado de trance en el que me había sumido durante a penas diez segundos.

—¿Sí...? —pregunté tras volver por completo a la amarga realidad.

—Nos vamos ya, sube. —aclaró montándose en el asiento del copiloto del precioso coche de Tyler.

Asentí levemente y tomé asiento en la parte trasera, justo detrás de ella.

Los minutos transcurrían lentos, el único sonido que se escuchaba dentro del vehículo eran las canciones que sonaban en la radio, cada vez nos alejábamos más del centro de la ciudad. Nadie parecía tener intención de decir nada, yo, por mi parte, prefería quedarme callada a soltar por la boca alguna estupidez que no debía.

—Ya hemos llegado. —comentó Tanner tras unos diez minutos conduciendo, aparcando frente a una enorme casa, de la que salía música a todo volumen y luces de diversos colores.

—Genial. —exclamó Alice tras bajar rápidamente del coche.

—Ya he pagado vuestras entradas esta mañana al de la fiesta, así que no os preocupéis. —aseguró el chico con una sonrisa amable en el rostro, comenzando a andar hacia la puerta de la casa.

—Muchas gracias. —le agradecí bajando rápidamente del coche y encontrándome con Alice en la acera, que daba saltitos en el mismo sitio, realmente ilusionada.

Yo estaba nerviosa, demasiado nerviosa, no sabía lo que me esperaba allí dentro, y eso me inquietaba, me encantaba tenerlo todo bajo control, pero el estar en un sitio nuevo, sintiendo nuevas experiencias no era lo mejor para mí, pero, de repente, un torrente de adrenalina y emoción se apoderaron de mi cuerpo en el momento en que recordé la fuerza de voluntad que podía llegar a tener en ciertos instantes.

«Puedes enfrentarte a lo que sea. Esto solo es una fiesta. —me dije a mi misma, a la vez que llegaba junto a Tanner, que había llamado a la puerta un par de veces»

Tímida ·Daniel Oviedo·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora