Todo se estaba derrumbando en muy poco tiempo, era algo que no podía controlar, y eso me ponía nerviosa, no sabía que podría ocurrir a partir de ahí, pero estaba segura de que no sería nada bueno o agradable.
Decidí que volver a trabajar era lo mejor que podía hacer en aquellos momentos, desconectaría el tiempo suficiente de lo que había pasado para estar calmada, y de esa forma podría pensar con mayor claridad. Nunca creí que lo pensaría, pero trabajar era lo único que me podía ayudar en aquél momento.
Ian no podría ayudarme si se lo contaba, los celos se harían dueños de su mente, Alice estaba también trabajando, por lo que no podía llamarla, y mi madre no estaba al tanto de lo que me había pasado con Daniel, es más, ni si quiera sabía que ese hombre existía. Aquello sí que me hacía sentir realmente sola.
El teléfono fijo comenzó a sonar, consiguiendo que saliera de mis horribles pensamientos de una vez por todas, tardé varios segundos en cogerlo, por si acaso la persona del otro lado se había equivocado o se arrepentía, ya me había pasado varias veces, y había aprendido de ello. Recordaba que una vez, al coger el teléfono, al otro lado había una chica que hablaba como si quisiera parecer sexy, supuse que un chico con el que ligó le dio un número al azar. Otra vez, una mujer llamaba para pedir cita para su hija, que no paraba de salir por ahí con sus amigas, luego, escuché como la joven gritaba que tenía novio, entonces, la mujer colgó sin decir si quiera "Adiós". En el fondo me gustaban aquellos momentos incómodos para las demás personas, sí, puede que eso haya sonado un poco cruel, pero después de haber estado metida casi toda mi vida en un "momento incómodo", me gustaba ver que a otras personas les pasaba lo mismo.
A los quince segundos, aproximadamente, cogí el auricular, acercándolo a mi cara, lista para hablar con quien quiera que estuviera al otro lado.
—Dime, por favor, que eres Teddy. —preguntó mi mejor amiga, con un tono de desesperación en la voz.
—Soy yo, Alice, ¿qué haces llamándome al trabajo? —respondí, bastante sorprendida, por diversas razones, la primera, nunca me llamaba al trabajo, la segunda, se suponía que ella estaba en el trabajo.
—Gracias a Dios. Te llamo por que no me coges el móvil, he esperado diez minutos antes de llamarte a la oficina por si acaso estabas haciendo cosas guarrillas con Ian. —explicó, para luego soltar una risilla pícara.
—No estaba haciendo nada con Ian, él está con un paciente, estaba tomando aire y se me ha olvidado el móvil en la oficina, eso es todo. —aclaré, sonriendo por primera vez desde que había vuelto a la oficina.
Hablar con mi mejor amiga siempre mejoraba mi día, por muy mierda que fuera.
—He estado hablando con Tyler, que ha hablado con Daniel. Resulta que ha conseguido trabajo en tu hospital y que quiere confesarte algo así como que está enamorado de ti. Yo que tu andaría con cuidado. —me recomendó, por su tono de voz parecía muy nerviosa.
Yo solté una carcajada, deshaciéndome de la tensión que había acumulado al empezar la llamada. Alice llegaba algo tarde, pero por lo menos así no tendría que contárselo todo desde el principio. El tener una amiga cotilla tiene todo ventajas.
—No se de qué te ríes, esto es importante. —se quejó, como una niña pequeña.
—Llegas un poco tarde, acabo de estar con él. —le informé, sin dejar de reír.
—Te escucho. —y, dicho eso, comencé con el relato de los sucesos.
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Tímida ·Daniel Oviedo·
FanfictionNo todo es lo que parece. Nadie es como uno cree. Nunca te fíes de las apariencias. Un moño alto y unas gafas de alambre pueden ocultar más secretos de los que crees. ----------- •ProyectoGmlrs• ▶Inspirada en la canción del dúo de cantantes españole...