◽ Erickdiel ◽

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— Puedes creer que hace unos 15 minutos parecían estar bien — dijo zabdiel, subiendo al auto a christopher y joel quienes venían muy poco conscientes, mientras Erick subía a richard quien estaba completamente dormido.

— Tan bien que la estábamos pasando zab — dijo el ojiverde haciendo un lindo puchero, toda la noche la habían pasado juntos bailando.

— Luego venimos sin estos tres, pasame la llave de richard — erick sonrió dándole la llave, pusieron sus cinturones y el rizado empezó a conducir.

— No sabía que bailabas tan bien— dijo erick guiñando un ojo al mas grande, zabdiel sonrió.

— Yo tampoco sabia que movías esas caderas como un dios —  las mejillas de Erick estaban completamente rojas, el rizado lo miró de reojo, era un chico muy lindo.

— Gracias, me gusto esta noche, excepto por el trio de alcohólicos — los dos rieron, jamás se habían dado la oportunidad de estar juntos, ya que pensaban que podían arruinar su amistad o que simplemente no funcionarían, pero hasta el momento llevaban bien las cosas.

— Gracias a ti bonito —  dijo de manera tierna, Erick no se arrepentía de haber compartido esta noche con Zabdiel, le había encantado.

Llegaron a la casa de christopher, decidieron que todos se quedarían ahí, los dos llevaron al trio hasta la sala, sacaron algunas cobijas y cojines y los pusieron, pensaban que era mejor no despertarlos.

— Vamos a la habitación de el Frentón — dijo Zabdiel tomando la mano de Erick, estaba nervioso.

— Y yo pensé que mi habitación era un asco — dijo el ojiverde mirando la ropa tirada por todos lados, se lanzo a la cama como un niño pequeño, estaba cansado.

— Acomodate pequeño — susurro Zabdiel quitando sus zapatos, erick hizo lo mismo, sacaron la sabana y se acostaron, el mas grande estaba dando la espalda al mas pequeño.

El silencio era tentador, la oscuridad no ayudaba mucho, al rizado le encantaba el pequeño de ojos verdes y es que a quien no, era un niño tan lindo de gran corazón.

— Erick...— susurro bajito, tratando de saber si aun seguía despierto.

— ¿Pasa algo?  — sintió la respiración de Erick en su cuello, asintió volteandose quedando frente a frente.

— Me gustas — soltó sin más, lo miraba directamente.

— Tu también me gustas — dijo con una pequeña sonrisa, la oscuridad no dejaba apreciar el lindo color rosa en las mejillas del ojiverde, el rizado sonrió mostrando sus dientes.

Zabdiel no necesitaba mas palabras, besaría al mas pequeño, lo miro con dulzura, podía sentir la respiración de el ojiverde chocar contra su rostro, se acercó dejando solo un pequeño espació entre sus bocas, relamio sus labios y lo beso, podía sentir los tibios labios, sus movimientos eran lentos, el más pequeño movía sus labios con torpeza, en el estómago del rizado había una danza de miles de mariposas, el sabor era dulce y su corazón no dejaba de latir de felicidad, se separó un poco, Erick suspiro.

— Descansa lindo — dijo Zabdiel dejando un pico en los labios de Erick, lo miro por ultima vez y cerro sus ojos, Erick aun no podía creer que había besado a Zabdiel, sus labios aún estaban calientes, su respiración comenzaba a tranquilizarse, no podía borrar la sonrisa de su rostro, paso su mano por la cadera del otro, cerro sus ojos para dormir, aun con el corazón hecho un alboroto.

•••

Me siento horrible — se quejo christopher recostando su cabeza en la mesa.

[ Volverte a Ver ] ST PO - Virgato|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora