Capitulo 6

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Bueno les traigo el capitulo 6 de esta historia que me encanta escribir. Agradezco quienes votan y comentan, me dan energias para continuar y saber que les gusta me hace muy feliz. 

Espero sea de su agrado este capitulo, saluditos y a leer!!! 

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Camila logró salir de entre los brazos de Dean y se alejó, dándole la espalda. Con ese grito había mostrado más de lo que jamás le había enseñado a alguien. No entendía el poder que él tenía sobre ella que la llevaba a obedecer sus mandatos. No iba a admitirle que haber gritado como si el mundo fuese acabarse la había hecho sentir viva por primera vez en mucho tiempo. Pero en lo más profundo tenía la certeza de que se sentía de esa manera debido a que él estaba con ella.

Había algo en Dean que la llevaba a querer más, más de él, más de siete días. Apenas lo conocía desde hacía unas horas, pero en las palabras que se habían cruzado supo que le gustaba vivir al máximo, experimentar todo y no arrepentirse de nada. Se encontró anhelando esa vida, sin preocupaciones, sin la necesidad de entregar su cuerpo para subsistir al día a día.

Se volteó, rodeándose la cintura con los brazos y lo vio hablando por el móvil. Enfatizaba cada palabra con sus manos, el movimiento de su cuerpo era seguro, calculado, justo cómo su personalidad, pensó ella. Él acabó la llamada, la miró y se acercó con paso calmado. Cuando estuvo a poca distancia lo vio señalar algo a su izquierda y ella siguió el movimiento son su cabeza.

—El faro. Conozco a alguien que puede abrirlo para nosotros —comentó rascándose la nuca en señal de nerviosismo.

¿Estaba nervioso por lo que ella pensase? Camila desestimó la idea, agradeciendo que no decidiera tocar el tema del grito y lo que había descubierto con él. Quedaron unos minutos en silencio, uno al lado del otro contemplando las olas rompiéndose contra las rocas. Era la primera vez que contemplaba el mar y la luz de la luna hacía que todo se viera más irreal. Pasaron varios minutos hasta que en la lejanía se oyó el motor de un automóvil, Dean se giró y le guiñó un ojo mientras se apoyaba sobre su motocicleta.

Un hombre de unos cincuenta años descendió y caminó con parsimonia hasta ellos, sonriendo cuando se encontró frente a Dean.

—Sabes que esto te valdrá un extra —murmuró ofreciéndole una llave.

—No te preocupes Phil, tus niños recibirán lo acordado. Es más, mañana mismo lo tendrán —respondió Dean y ella siguió la conversación sin entender a qué se referían.

—Recuerda que debes devolverla antes del cambio de turno mañana por la tarde.

—Tranquilo, tendrás tu llave a tiempo.

Phil asintió, abrazó a Dean y la saludó con un movimiento de cabeza. Volvió a su automóvil y se retiró. Camila había quedado observando al vehículo marcharse, manteniendo en su mente lo que acababa de oír. ¿Qué daría Dean a sus chicos? Estaba absorta en sus pensamientos que no se percató de la mano que él le tendía.

—Vamos, prometo no morderte. A menos que me lo pidas —comentó guiñándole un ojo.

—Sí, claro —ella puso los ojos en blancos y lo siguió sin aceptar su mano —. ¿Qué hacemos aquí?

 —Nada importante. Pensé que te gustaría ver la costa desde allí arriba, es un paisaje único.

—Esto no es necesario, Dean. No tienes que cortejarme.

—No estoy cortejándote —se apresuró en responder. Se detuvo, provocando que ella chocara con su musculoso torso —. ¿Por qué no permites que alguien haga algo agradable por ti? ¿A qué le temes?

A cambio de un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora