Capitulo 7

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Bueno, les dejo un nuevo capitulo, esperando que les guste y se animen a comentar. Prometo no comer a nadie jeje

Saludos y a leer..

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 No se explicaba cómo le había dicho lo de Phil a Sienna. Bueno, Camila definitivamente le sienta mejor, pensó. Cuando le preguntó sobre lo que le daría a los chicos, pensó en mentirle u obviar la pregunta, pero le fue imposible hacerlo. Por alguna extraña razón no quería que ella pensara mal de él, creyendo que era una ser insensible que solo se dedicaba a negocios para nada lícitos.

El viaje desde el faro hasta el departamento de Dean fue silencioso. Solo podía centrar sus pensamientos en las piernas de Camila enroscadas a su alrededor. Desde el momento en que la había visto había soñado con tenerlas envueltas de esa manera, aunque en una situación completamente diferente.

Entraron al estacionamiento de su edificio y descendieron de la motocicleta. Ella se quitó el casco y sus alborotados cabellos sumados a su expresión temerosa, le provocó un cosquilleo en su corazón. Descartó el sentimiento excusándose en la emotiva conversación que habían mantenido antes. Hablar de los niños del albergue siempre descongelaba esa pared de hielo que construía a su alrededor.

—Sígueme —tomó la mano de Camila y se dirigió hacia los ascensores.

Una vez dentro la acorraló contra la esquina, encerrándola con sus brazos. Dean guió su cabeza hacia el hueco de su cuello, debajo de su oreja y aspiró su embriagador olor. La sintió estremecerse y se preguntó si era debido al frío o una reacción a él.

—¿Qué estas haciendo? —balbuceó Camila.

—Tu fragancia me vuelve loco —respiró contra su piel y depositó un suave beso —. No usas perfume, ¿por qué hueles a coco y vainilla?

—Es el acondicionador de mi cabello —la oyó decir con un débil hilo de voz.

—Me provocan ganas de saborearte —Dean se alejó un paso, tratando de resistirse. No mentía quería besar y lamer cada centímetro de su piel, hasta que su fragancia se transfiriera a él. Pero no lo haría en el ascensor de su edificio, no les daría a los guardias la satisfacción de ver a Camila vulnerable, rogando y pidiendo por más. Porque lo haría, se prometió, le daría tanto placer que la arruinaría para cualquier hombre.

Logró apoyarse en la pared contraria, mirándola con un deseo posesivo. Pudo ver que ella tragaba varias veces y lamía sus labios. Por fortuna el ascensor llegó a su piso y salió pisando fuerte, queriendo matar las emociones que ese simple gesto generaba en él. Espió sobre su hombro y la vio seguirlo, respiró tranquilo. Por un momento hubiese jurado que ella quería huir, claro que no se lo permitiría. Había querido posponer el momento, pero si no la tenía esa noche creía que podía morir.

Mantuvo la puerta de su piso abierta para ella y en el momento en que su curvilíneo cuerpo estuvo dentro, la volvió acorralar contra la pared. Sostuvo sus manos a los lados de su cabeza y se inclinó para dejar su boca a centímetros de sus labios. Sentía su respiración irregular y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no besarla. Ella de inmediato posicionó sus manos sobre su pecho, en una actitud defensiva.

—¿En verdad no me dejarás probar esos exquisitos labios? —susurró cerrando los ojos para mantener el control.

—Te lo dije, yo no beso —su voz era apenas audible y Dean se dio cuenta que estaba tan afectada como él.

—¿Por qué eres tan terca? Sabes que lo quieres tanto como yo…

—No es verdad.

Él se apartó y analizó sus ojos, estaban entrecerrados, cubiertos por largas pestañas que revoloteaban con gracia. Mentía y su mirada la delataba, ella lo deseaba, pero Dean era paciente y estaría feliz al momento en que Camila deseara entregarse por su propia cuenta.

A cambio de un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora