Capitulo 10

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Hola, pido disculpas la tardanza, estaba teniendo unas dificultades con mi portatil y además estaba un poco atareada, por lo que me fue imposible subir antes.

Espero que este capitulo les guste, y recuerden comentar sus opniones, siempre son bienvenidas.

Saludos!!! XD

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—Hola Trinity, necesito que ayudes a Camila a encontrar el vestido adecuado —murmuró Dean dejándose caer en unos elegantes sofás que decoraban la costosa tienda a la cuál habían entrado.

—Por supuesto, señor Broussard —musitó la joven dependienta.

Camila lo miró enarcando una ceja, mostrando cierta reticencia a aceptar un regalo. De cualquier modo lo haría, pensó Dean. No dejaría que ella se fuera de ese lugar con las manos vacías, era una hermosa mujer y estaría mintiendo si no admitiera que quería demostrarles a todos en esa boda que ella era su acompañante.

 La dependienta apareció con varios vestidos en sus brazos y mediante una seña, invito a Camila a seguirla hacia los vestidores. Aceptó a regañadientes, no sin antes enviarle una mirada llena de promesas que no auguraban nada bueno. Dean se relajó y comenzó a escanear la tienda con la mirada, no lograba entender cómo las mujeres pasaban tanto tiempo eligiendo ropa, cuando para los hombres era mejor verlas sin ella. No obstante, aunque le costara admitirlo, disfrutaba de ver a Camila enfundada en sexys vestidos, dándole un desfile de pasarela privado.

Su vista se detuvo ante un vestido azul que cubría un delgado maniquí, se apresuró en llegar a él, sin preguntar siquiera si era posible desnudar la muñeca. Tomó el vestido y se acercó hacia donde estaba la joven vendedora, entregándole la prenda.

—Quiero que ella se pruebe este en último lugar —susurró tratando de que Camila no advirtiera su presencia.

Volvió a su asiento luego de tener la confirmación por parte de la dependienta y esperó pacientemente que su show privado comenzara. Presenció el cambio de diez vestidos, unos largos de color rojo, cortos de color blanco y cada vez que la veía su respiración quedaba atrapada en su pecho. Entendió que ir de compras con una mujer como Camila, jamás sería aburrido, aunque internamente pensara en la manera de quitarle la prenda de su cuerpo.

Primero recorrería su cuerpo con su boca, provocando que cada poro de su piel estuviera atento a sus movimientos. Luego descendería los breteles del vestido lentamente, dejando al descubierto su cuello y esos perfectos senos. Besaría las copas de su sostén hasta provocarle más de un jadeo y continuaría su asalto por debajo de la falda, permitiendo que sus dedos exploradores encontraran su suavidad.

Pestañó varias veces para salir del trance y se dio cuenta que Camila estaba a punto de probarse el vestido que él había elegido. Se levantó y caminó hacia la vendedora, despidiéndola con un movimiento de mano. La muchacha se apresuró en dejarlos solos, posiblemente presintiendo sus intenciones para nada loables. Abrió la puerta del vestidor, encontrando a Camila a medio vestir. Ella no había percibido su intromisión y la encontró hablando como si la que hubiese irrumpido fuera la dependienta.

—¡Oh por Dios! ¿No es hermoso? —murmuró ella absorta en su reflejo.

Dean tuvo que contener un jadeo al ver la curva de su trasero asomarse por el profundo escote de su espalda, no había alcanzado a subirse la cremallera, por lo que dejaba vislumbrar que no llevaba ropa interior. Se acercó lentamente, como un tigre acechando a su presa y tiró del cierre, levantándolo sutilmente como si su vida dependiera de ello.

A cambio de un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora