Capitulo 16

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Bueno, entre tantas cosas que tengo, logré acabar el capitulo. Espero conocer sus  mas sinceras opiniones. 

Saludos!!!

A leer :-)

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Dean se estiró en la cama, buscando el cálido cuerpo de Camila. No podía creer que se hubiera dormido junto a una mujer después de tener sexo, por lo general le pedía un taxi y jamás la volvía a ver. O a veces era él quien huía, alegando tener otro compromiso. Pero esta rubia debilidad estaba haciendo que actuara de maneras inesperadas. Abrió los ojos cuando percibió que el lado derecho de la cama estaba vacío y soltó la almohada a la cual estaba aferrado.

—¿Camila? —llamó aún preso del estado de somnolencia.

No obtuvo respuesta alguna, observó que el reloj en su mesita de noche marcaba las ocho de la mañana. Hacía menos de cinco horas que había estado inmerso en el delicado cuerpo de Camila y ya ansiaba más. La mujer lo había dejado sin fuerzas, preso de un orgasmo tan intenso que creyó posible morir de placer. Se incorporó y luego de ponerse sus bóxers, se dirigió al cuarto de baño para comprobar si ella se encontraba allí.

Su búsqueda resultó infructuosa y un presentimiento lo embragó. Al momento en que entró a la habitación de invitados, supo que estaba en lo cierto, ella había huido. Revisó el guardarropa y se enfureció cuando notó que toda la ropa que le había regalado seguía allí. El vestido que le había quitado horas atrás estaba pulcramente colgado, junto a los zapatos y el maquillaje. Cerró la puerta de la habitación con un fuerte golpe y se encaminó a zancadas hacia el salón, en busca de su teléfono móvil.

No fue la dulce voz de Camila quien lo saludó, sino la contestadora con su voz automática, pidiéndole que deje un mensaje.

—¡¿Quieres explicarme porque demonios te has ido en la madrugada?! Mierda, Camila consigues cabrearme con facilidad. Encima no atiendes el puñetero teléfono —respiró hondo y relajó su voz, no quería asustarla, pero necesitaba hacerle saber que no podía abandonarlo en medio de la noche —. Llámame cuando escuches este mensaje.

Tiró su móvil en el sofá y se dejó caer a su lado, pasándose ambas manos por el rostro. ¿Quién se creía que era para dejarlo? Estaba deseando romper esa estúpida regla e ir a su casa a exigir respuestas. Después de maldecir unos minutos se incorporó y decidió tomar una ducha. Le haría bien despejarse un poco y sacarse momentáneamente de su cabeza a Camila y a la fabulosa noche que pasaron juntos.

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Camila sentía sus ojos hinchados de tanto llorar, apenas había conseguido dormir después de que su madre revelara que había sido capaz de venderla al noruego. Rebuscó los apuntes del curso de actuación que tanto anhelaba completar y los arrojó contra la pared. Era en vano tener sueños, de cualquier modo le sería imposible cumplirlos. Se dejó caer en la cama y tomó el móvil, corroborando que tenía una llamada perdida. Un ícono en la pantalla le indicaba que Dean había dejado un mensaje de voz. Tenía que ser él, pensó, era el único poseedor del su número telefónico.

Cuando escuchó el mensaje se le erizó la piel ante su voz completamente fuera de sí. Entendía que posiblemente él se enojara cuando descubriera que ella no estaba, pero ¿era necesario enfadarse de esa manera? Después de todo ellos solo estaban pasando el rato, viviendo una semana de intensos placer y ningún compromiso. Decidió actuar en rebeldía y eliminó el mensaje sin considerar devolverle la llamada. Dean a veces necesitaba aprender que no todo se hacía como él quería, no era un chiquillo al cual se le había extraviado un juguete.

A cambio de un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora