[SAM]Recuerdo que cuando era pequeño solía decirles a mis padres que me molestaba el dedo meñique. Ellos no entendían por qué y yo les explicaba que sentía que tenía que sacármelo porque me estorbaba.
Mi madre me dijo que no dijera estupideces.—Todas las partes de tu cuerpo son importantes, no te gustaría vivir sin tu dedo, te sentirías incompleto —dijo.
—No lo creo, es un dedo inútil —regañé apretando un meñique con la otra mano. En ese momento quería arrancarlos
Mi madre tenía razón.
Ahora que he perdido un brazo puedo entender lo que ella decía. Cuánto daría por retroceder el tiempo y recuperarlo. Ahora me siento incompleto y estúpido. En ocasiones levanto mi brazo derecho para acomodarme los lentes o el cabello, pero me doy cuenta que no tengo mano. Me avergüenza que me vean haciendo ese ademán, luzco ridículo. Pienso que mi brazo sigue ahí, pero no está. No sé cuánto tarde en acostumbrarme a esto.
~°~
No sé por qué me dejé convencer por Namián el día de la fiesta. Estaba tan nervioso cuando lo vi. Luego él se acercó a hablarme y me dijo que lo único que quería era volver a intentar lo nuestro, me pidió disculpas por fallarme, por su inmadurez y me rogó prácticamente de rodillas que seamos novios otra vez.
En el fondo de mi corazón lo único que quería era volver con él, pero no me atrevía a decírselo, no quería darle la pasada así por así, pero fue peor.
—Apostemos —dijo Namián levantando sus cejas para instarme cuando me negué a volver con él.
— ¿Qué cosa?
—Una competencia de tragos. Si yo gano, tu aceptas volver conmigo. Y si pierdo, pues... Tú haces lo que quieras.
—Acabas de pedirme disculpas por ser tan inmaduro, y ahora estás poniendo la decisión en un juego. —dije sin poder evitar fruncir el ceño.
—A nadie le hace mal un poquito de inmadurez de vez en cuando ¿aceptas?
—Bueno —dije más rápido de lo que pretendía, sabiendo que iba con todas las de perder. Jamás había bebido tanto en mi vida. Y peor aún, no me había tomado los antidepresivos, así que culminé en un Sam desesperado y estúpido.
~°~
La primera visita que recibo hoy es mi papá. No esperaba que viniera a verme después de lo sucedido ayer con mi mamá cuando se enteró de la visita de Namián, estaba molesta por traicionar su confianza, deshonrar a la familia, etc. Finalmente mi papá terminó sacándola de la habitación sin antes lanzarme una mirada de desaprobación.
—Hola Sam —dice él al entrar. Se sienta junto a mi camilla y mueve sus manos nervioso.
—Hola —digo muy serio — Qué haces acá —le digo sonando un poco más pesado de lo que pretendía.
—Vine a hablar contigo. —dice poniendo sus dedos en el entrecejo. Puedo notar lo mucho que le cuesta sacar la voz. — Quiero pedirte disculpas, por todo.
Eso no me lo esperaba, pensé que me diría que habían decidido echarme de la casa o algo similar, porque mi padre jamás pide disculpas, tras una pelea suele fingir que nada pasó.
—No he sido el mejor papá del mundo. Quizás he sido el peor. Lo siento por rechazarte tal cual eres, por no querer que sigas tus sentimientos. Ya me he dado cuenta que no podré hacerte cambiar de opinión, a veces el corazón nos controla y hay cosas que simplemente no podemos evitar. —dice y noto sus ojos llorosos, no puedo evitar conmoverme y al mismo tiempo dudar si esto es real— Quiero que entiendas por qué me causaba tanto rechazo saber que tenía un hijo homosexual.
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No me dejes por él
RomansaHe comenzado a creer que el amor no me sonreirá jamás, dirán que soy una exagerada, pero después de descubrir que mi novio ha sido infiel, me he enamorado de un chico que parecía ser lo mejor del mundo, hasta que me confesó que es homosexual. ¿Puede...