Las vueltas que da la vida

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[ENRIQUE]

Siempre recuerdo el golpe que me dio Sam fuera de la casa de Cyrel. A pesar de azotarme la cabeza contra el suelo, le debo la oportunidad de acercarme más a ella.

Cyrel dejó de hablarle desde ese entonces y aceptó mi amistad. Ella me cuenta sus problemas y yo los míos. A pesar de que aún sigue enamorada de Sam parece un poco dolida y enfadada, no le habla jamás y sufre mucho por eso, por lo que veo intenta luchar contra su orgullo y eso la empieza a destruir de a poco.

Por suerte encontré un trabajo que me ayuda a juntar dinero para mi hijo/a y a la vez me permite invitar a Cyrel a comer unos waffles para contarle lo que sucede en casa, con Tiare y sus controles médicos. Cyrel es increíble, no le tiene rencor a Tiare y jamás me ha negado algún consejo o ayuda cuando la he necesitado, gracias a ella he podido arreglar la relación que tengo con mis padres y con la madre de mi futuro hija/o. Tiare de a poco comenzó a olvidar su odio por mi y empezó a quererme, sobre todo después del incidente con su padre.

Una noche de luvia y fuerte viento alguien golpeó a la puerta de mi casa. Yo era el único despierto y fui a abrir la puerta. Para mi sorpresa me encontré con los ojos azulados de Tiare, ella lloraba y sus lágrimas se mezclaban con la lluvia que la tenía completamente empapada. De inmediato la hice entrar, y la ayudé con el bolso que traía en sus manos. Lo primero que hizo fue desplomarse en mis brazos para llorar y no pude rechazarla, se veía indefensa y devastada. La rodeé con mis brazos y dejé que me contara todo mientras le preparaba un té de hierbas calmantes.

Su padre se enteró del embarazo, estaba enfurecido y le hizo preparar un bolso para llevarla a una clínica privada y realizarle un aborto ilegal. Ella había ordenado su ropa y cuando se bajó del vehículo escapó en un autobús hasta mi casa. Tenía la suerte de que su papá no logró seguir el autobús y no tenía idea quién era el padre, así que no sabía de mi paradero. A pesar de haberme asegurado de que no la encontraría, no podía dejar de pensar en su padre como un tipo mafioso que mandaría a cortarme la cabeza o más probable: a hacerla explotar con una bala.

-Quiero a este bebé —me dijo entre lágrimas y me conmovió, porque a pesar de la forma en que fue consebido yo también le tenía cariño— No dejaré que lo mate, tienes que ayudarme.

-También lo quiero, se ha convertido en la razón de mi vida, he cambiado por él, para darle una buena vida, no permitiré que le hagan daño —dije sorprendido de mi mismo, sin embargo estaba siendo sincero, mi corazón babeaba por ese bebé.

Así fue como Tiare se instaló en mi casa. Mis padres la acogieron sin problema, la acomodamos en la habitación de visitas y de apoco todo se fue dando. Ahora vamos a los controles médicos juntos, salimos a pasear, estudiamos y trabajamos (ella en una heladería). Le he tomado cariño y siento que es lo correcto, Cyrel me apoya y por primera vez en la vida pienso que estoy bien encaminado. He aprendido a ser más responsable, a no derrochar tiempo con falsos amigos y a valorar la comprensión de mis padres.

***

-Ven con nosotros, iremos a tomar algo —me dice uno de mis compañeros al salir de clases y me da una palmada en el hombro.— Te haría bien relajarte, hace años que no te vas a tomar una cerveza con nosotros.

-No quiero, vayan sin mi —digo sin ánimo. Por alguna extraña razón el sabor de la cerveza ya no me llama la atención como antes, más bien se me antoja unos waffles con café para pasa el frío, pero ir solo no tiene gracia.

Camino con paso apresurado para llegar lo antes posible al vehículo que tengo estacionado a un costado de la Universidad. Entre tanta gente que pasa junto a mi, siento cómo alguien me choca de costado. Estoy a punto de responder de una forma no muy amable, pero me doy cuenta de que es Cyrel y mi expresión cambia completamente.

No me dejes por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora