Más de lo que merezco

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[ENRIQUE]

Los procesos judiciales son enfermantemente lentos, la policía nos había dicho que nos llamarían para la fecha del juicio, pero resulta que no todo es tan rápido. Después de un mes, recién han llamado a Tiare para decirle que tiene una entrevista de ingreso del caso con su abogada. Es bastante indignante para una situación tan urgente como esta, pero lamentablemente así es la justicia, solamente no queda esperar. Tiare tuvo que narrar los hechos una vez más y llevar la grabación en un pendrive para entregarla como evidencia.

—Me dijo que esa grabación era mi salvación, de no ser por eso probablemente perdería este caso al no tener evidencias concretas —me cuenta Tiare al salir de la fiscalía y se acerca al coche para darle un tierno beso a Arturo. (Así le pusimos a nuestro hijo).

—Tranquila, yo lo llevo —le digo al ver que pretendía llevar el coche, pero para mi no es ninguna molestia. Ella sonríe contenta y me toma del brazo.

—Vamos a comprar un helado, hace calor —dice dándome un beso en la mejilla.

Nos pasamos la tarde en la heladería conversando, luego nos fuimos a casa. Mis padres están muy entusiasmados con la llegada de Arturo y cada vez que llegamos quieren que se lo dejemos a cargo para mimarlo.

Le había dicho a Cyrel que le avisaría cualquier cosa sobre el tema judicial, pero al llamarla por teléfono es imposible contactarse, su dispositivo aparece apagado. Me parece extraño así que llamo a su casa.

—Cyrel salió a acampar —me dice su mamá.

—¿A acampar? —pregunto incrédulo, hace años que ella no hace ese tipo de cosas.

—Luciano la invitó, hace un par de días, sé que no hay electricidad en ese lugar así que no podría cargar su teléfono —me explica, luego me despido de ella.

—Adivina qué —le digo a Tiare recostándome a su lado— Cyrel salió a solas, con Luciano.

—¿Es una broma? —dice riéndose— ¿Crees que Einee sepa? Ya imagino su rostro cuando se entere.

—Nunca lo había imaginado, pero Luciano y Cyrel harían una linda pareja, ¿crees que tengan algo?

—No sé, no los he visto, pero ella se merece a alguien que la valore y se la juegue por ella.

Me quedé pensando en la suerte que he tenido de estar junto a Tiare y de tener su amor, eso me hizo recordar una conversación que tuvimos la noche después de ir a denunciar:

—Vayámonos a vivir juntos —le dije sin pensarlo dos veces.— Quiero poder compartir cada día junto a ti y que podamos cuidar de nuestro hijo juntos.

—Me encantaría —dijo sonriendo— Tendríamos que buscar una casa para arrendar, puedo hablar con mi papá, quizás nos ayude.

—He estado ahorrando estos meses, ya podemos mudarnos si quisiéramos, obviamente será un poco difícil trabajar y estudiar, pero lo lograremos —No podía estar más feliz al ver que ella quería esto tanto como yo.

Cuando amaneció Tiare fue a hablar con su papá y llegó con noticias.

—Nos va a ayudar con una parte del arriendo, y dijo que podría pagar el jardín infantil que cuide de Arturo cuando entremos nuevamente a clases en marzo.

—Es mejor de lo que esperaba —le había dicho sorprendido.

—Mi papá tiene dinero ahorrado y nunca lo gasta, así que le ha llegado la hora.

Ese día nos pasamos la mañana buscando arriendos por internet, no necesitábamos mucho, solo un dormitorio y un baño, pero en el centro de la ciudad los precios eran excesivos, y camino a la universidad más aún.

—Encontraremos algo, recién estamos comenzando... —me dijo ella.

Y desde ese día hasta hoy aún no encontramos nada. Me gustaría poder elegir un lugar sin preocuparme de cuanto dinero voy a gastar, pero para eso necesito terminar mis estudios.

—¿En qué piensas? —me pregunta Tiare sentándose junto a mi mientras tomamos desayuno.

—En ti, en nosotros. —respondo e interrumpe una llamada.

— ¿Papá? —Tiare contesta el teléfono.

Tiare está lo suficientemente cerca para oír lo que su papá le dice "No podré pagarte el jardín de Arturo", me pregunto qué habrá pasado para que haya cambiado de opinión. Tiare le pregunta por qué y lo oigo decir "Les compraré un departamento". Ella me mira atónita y no me lo puedo creer. Su papá le dice que revise su email porque le enviaría los lugares que piensa que son los mejores.

Al cortar la llamada Tiare grita emocionada y yo también, Arturo se pone a llorar porque lo hemos asustado, así que lo tomamos en brazos y le damos besitos para que se tranquilice.

De a poco las cosas van saliendo bien.

No me dejes por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora