Cuidado con lo que apuestas

143 12 0
                                    

[Luciano]

Cyrel me había lanzado la pantufla de unicornio como si se tratara de un misil. La situación era graciosa, después de mostrar preocupación por mí me miraba fingiendo estar molesta, pero más gracioso aún fue cuando se dio la vuelta enojada y chocó con Einee. Decidí retirarme cuando vi a mi hermana, fue como si pudiera escuchar sus pensamientos diciendo “LE DIJE A LUCIANO QUE SE ALEJE DE CYREL”. Les grito las buenas noches y me encierro en mi habitación para escapar de cualquier pregunta incómoda.

Estar solo a esta hora, después de lo de hoy, es algo deprimente. No me hace muy bien recordar a mi ex. Duele mucho recordar a la gente que quise y que me hizo daño. Nunca entendí por qué ella me dejó y me hizo esperar tanto tiempo para después decirme que se había terminado lo nuestro. Me enoja mucho tener esta “herida” que nunca sana, siempre me he preguntado cuando llegará el día en que recordarlo no me haga daño. Al menos puedo decir que ya no la amo, solo el fantasma que dejó en mi memoria me sigue torturando.

Me quedo rápidamente dormido. Por la mañana Einee me pregunta si quiero acompañarlas a dar  paseo a la playa. Es extraño que ella quiera mi compañía, de todas formas dije que no, Pablo vendría y teníamos planeado comprar los chocolates de navidad.

La chocolatería que más nos gusta ha agrandado el local, ahora es enorme, incluso tiene una cafetería.

-Ayer te estuve llamando, fuimos a jugar basquetbol, nos faltaba un integrante —me dice Pablo. Entonces le cuento que se me había quedado el teléfono en la casa.– ¿En dónde andabas?

-Einee me pidió que fuera a buscar a Cyrel.

-¿La colorina?

-Si, la colorina —digo riéndome.

-Mi abuela decía que la gente colorina trae mala suerte -dice.

-No sé si estoy loco, pero me pareció ver a tu abuela con el cabello rojo.

-Si, también es colorina.

-No creo que den mala suerte, pero debo admitir que Cyrel ha tenido mala suerte todo el año. Durante el trayecto en el auto estuvimos una hora atascados en el tráfico, allí me contó un poco de sus desgracias.—no quise confesarle que sabía que la autopista era el camino más lento, la verdad es que quería una instancia para conversar con Cyrel sin que estuviera Einee acechándome como si me la fuera a comer— Estaba pensando en hacerle un regalo diferente, algo que la saque de su rutina...

-Me huele a cita.

-¡No! Estás loco, es la mejor amiga de mi hermana. Lo único que quiero es darle un regalo diferente no pretendo salir con ella ni nada.

-Sólo porque eres tú te creo, pero podría apostar a que terminarás enamorándote de ella, Es bonita, no es completamente de mi tipo, pero ahora que lo pienso bien ustedes harían una linda pareja.

-No apostaré nada mejor ayúdame a ver los chocolates.

-Si pierdes debes comprarme un kilo de chocolates a elección mía, te doy un mes.

-Okay -dije que no apostaría pero sé que no voy a perder.

Hacer una apuesta con Pablo es peligroso, pareciera que él tuviera alguna especie de superpoder que hace que todas las apuestas las gane, es como si le universo conspirara a favor de él, así que esta vez demostraré que no siempre las cosas le funcionan.

Compré un chocolate dulce para Einee, a ella le fascinan los chocolates de leche. A mis padres le compré una caja de bombones rellenos de avellanas , A Pablo unos bombones rellenos de licor, no le dije que eran para él y fingí que era para otro amigo, se enojó un poco pero se le olvidó cuando vio unas barritas de regaliz. Sé que a Cyrel le encanta el chocolate blanco y encontré una mezcla perfecta de chocolate blanco con frutillas, pero  Pablo me comentó que las frutillas son una fruta muy sensual y, aunque era una broma, decidí comprarle unos bombones redondos con relleno de menta y crema irlandesa.

No me dejes por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora