No me dejes por él

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[LUCIANO]

Llegamos de noche a la ciudad, el papá de Cyrel me ofreció cenar con ellos, pero sabía que si me quedaba llegaría demasiado tarde a mi casa, le pedí disculpas por rechazar su invitación, además, tampoco me sentía muy bien con todas las cosas que pensé durante el viaje acerca de Sam y Cyrel, lo único que quería era tirarme en la cama y dormir.

—¿Nos vemos después? —me pregunta Cyrel cuando me acompaña a la puerta para despedirnos.

—Cuando quieras —le digo y no puedo evitar levantar mi mano y acariciar su mejilla. Ella sonríe tímidamente y se despide.

No es agradable llegar a casa y tener en mente que podría desmoronarse todo lo que hemos avanzado con Cyrel, espero que ella sea capaz de ver que no merece más sufrimiento, yo solo quiero verla reír, hacer que cada momento que pasemos juntos sea feliz, pero ¿Sentirá eso por mi? A veces creo que me estoy ilusionando con algo que nunca funcionará y no quiero volver a pasar por una decepción amorosa.

***

Ha pasado una semana. Cyrel y yo acordamos hacer panqueques hoy, nos juntaremos ahora en su casa para luego ir a comprar los ingredientes. Le dije que la pasaría a buscar en el vehículo, pero lo que ella no sabe es que ayer me compré la motocicleta que tanto quería, así que será la primera persona en salir a pasear en ella.

—¡La compraste! —es lo primero que dice al verme. Al parecer el sonido de la moto le ha advertido mi llegada porque no ha sido necesario que llamara a la puerta.

Cyrel se sienta detrás de mi, se pone el casco que le he llevado y me abraza por detrás para sujetarse. Sus manos se sostienen firmes mientras conduzco al supermercado más cercano (queda a varios kilómetros de los suburbios).

Al llegar hablamos sobre el relleno de los panqueques y acordamos comprar dulce de leche y coco rallado para ponerle en el interior.

—Podríamos comprar salsa de caramelo, y le ponemos encima —dice y recuerdo cuánto le gusta las cosas dulces.

Mientras tanto no podía dejar de pensar si ella había hablado con Sam, lo bueno es que no tuve que preguntar para que me mencionara el tema.

—Mi mamá le había dado mi número de teléfono a Sam, pero él no ha vuelto a llamarme.

—¿Lo llamarás?

—Mmm, no, si él necesita algo urgente volverá a llamarme o algo, pero presiento que ha terminado con su novio.

¿Eso qué significa?¿Qué pasa si él ya no sigue con Namián?¿Volverías a intentar conquistarlo?. Obviamente no le formulé ninguna de esas preguntas, simplemente me quedé pensando en el asunto hasta que llegamos de vuelta a su casa.

Preparamos los panqueques y nos sentamos en la mesa de la cocina a jugar cartas mientras comemos y tomamos té.

—Nos quedaron muy ricos —dice Cyrel y da una lamida al dulce de leche que le ha caído en la mano, cuando se da cuenta que la he visto se pone a reír.

—Pensé por un momento que eras un gato.

—Ya, perdón, pero no me resistí, no podía desperdiciar el dulce de leche.

—Cyrel —dice su mamá asomándose por la puerta.— Han venido a hablar contigo.

¿Tenía que ser justo ahora? Veo a Sam aparecer junto a la mamá de Cyrel.

—¿Sam? —dice Cyrel extrañada. Sam nos saluda y le dice a Cyrel si tiene un momento para hablar con él. Ella me mira y sin decirme nada siento que me está preguntando si me molesta que me deje solo un rato.

—Tranquila —le digo.

—¿Me esperas o te irás? —dice ella. Estoy a punto de decirle que me iré porque la situación me incomoda, pero si ella queda mal después de esta conversación necesitará de alguien a su lado.

—Te espero.

Cyrel sale al patio trasero a conversar con Sam. A través de la ventana de la cocina los veo sentarse en la banca del fondo. La mamá se Cyrel se sienta conmigo para hacerme compañía.

—Hace unos días le dije a Sam que dejara a Cyrel seguir con su vida.

—¿El vino a hablar con usted?

—Sí, el día que se fueron. Le tengo cariño a Sam, pero este año he visto que Cyrel ha sufrido demasiado por él y siempre preferiré el bienestar emocional de mi hija.

Asiento dándole la razón.

—¿Qué hay entre ustedes? —pregunta de repente.

—¿Cómo?

—Tú y mi hija, ¿Son novios? —me sorprende lo directa que ha sido.

—No, no somos novios, sólo amigos. —le digo sonriendo.— Y me preocupa que Sam la desestabilice nuevamente. —digo echando una mirada al patio. Con la luz del farol se ve que siguen hablando.

—A mi igual me preocupa, me gustaría que ella pudiera darse cuenta que hay personas mejores.

—Ojalá —susurro y la oigo respirar profundamente antes de decirme:

—Luciano, tienes toda mi aprobación, sé que quieres mucho a Cyrel. —comienzo a pensar que ella sabe leer la mente.

—Su hija es...

—¿Es?

—Es la mejor persona que he conocido. No estoy exagerando, es sincera, risueña, curiosa, inteligente y a veces ingenua, eso le trae problemas, y me gustaría poder estar allí para evitarlos. —su mamá sonríe mientras da un sorbo a al taza de té que se ha servido.

—Espero que ella decida que lo estés. ¿Desde cuando te fijaste en ella? —dice curiosa, y me pongo a reír.

—¿Fijarme en ella? Desde que la vi la primera vez, es inevitable fijarse en una niña colorina, pero en ese entonces yo era demasiado grande y solo la miraba como a una niña que jugaba con mi hermana. Fue este año, me la encontré más a menudo en la casa y a veces bromeaba con ella, pero si le soy sincero, nunca creí que ella me tomara en serio o que pretendiera siquiera aceptar conversar un rato conmigo.

—¿Por qué?

—No lo sé, tal vez siento que no soy lo suficientemente bueno para ella, a veces creo que está empezando a sentir algo por mí, pero todo se desvanece con pequeñas cosas... —digo e inconscientemente miro a la ventana porque las pequeñas cosas se relacionan con Sam y es como si me golpearan directamente en el corazón. Solo alcanzo a ver que Sam y Cyrel se abrazan y sus rostros se acercan hasta que la distancia se hace tan corta que no soporto mirar un segundo más. Me pongo de pie y con un nudo en la garganta le digo a la mamá de Cyrel que tengo que retirarme. Al parecer ella no ha visto lo que vi, parece confundida por mi abrupto cambio.

Me despido de ella rápidamente, salgo de la casa, me subo a la motocicleta y conduzco rápidamente a un lugar donde pueda pensar tranquilo. Lo más cercano es la playa.

Así que, así es cómo se siente que un balde de miedos te caiga encima volviéndose realidad. Tenía tanto miedo de que decidiera estar con Sam. ¿Por qué me pasan estas cosas? Debí saber desde un inicio que jamás podría ocupar un espacio en el corazón de ella. ¿Por qué me querría a mi?

No soy nadie especial.

No me dejes por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora