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Desde pequeños se lo habían inculcado, algunos incluso lo habían visto con sus propios ojos. El mundo había cambiado y ellos lo habían hecho con él. Alfredo, el capitán de la zona verde, y ahora del mundo entero, siempre mandaba el mismo mensaje.

"Somos la revolución, lo que los demás esperan de nosotros. Estamos aquí por y para ellos, para cambiarlo todo. Un giro de 360 grados, donde nosotros seremos los vencedores. Luchemos, juntos, contra los naranjas."

Ese lema siempre los había acompañado. Los naranjas, los rivales. El Orden, era un completo desastre. El día en que los verdes lucharon contra los naranjas, el día en el que todo comenzó. El Caos fue sembrado, y con ello el mundo fue dominado. Ahora mandaban los verdes, y los naranjas habían desaparecido. Fueron todos asesinados, y el que no, murió por si mismo frente a tanta presión.

La gran élite del ejército verde se encontraba en Hundai, la capital mundial por excelencia. Antes, el mundo estaba dividido en cinco continentes, ahora era uno solo, con diferentes zonas y capitanes. Todos regidos bajo la misma ley, bajo el mismo capitán, Alfredo, y bajo las órdenes del consejo principal situado en Hundai y formado por más de 15 soldados.

-Capitán, nueva llamada entrante.

-¿Procedencia?

-Zona sur de la capital. Hay novedades.

Alfredo atendió la llamada y seguidamente puso al tanto a sus principales soldados. Alfred, Cepeda y Miriam.

-¿Qué ha ocurrido papá? He escuchado la señal de alarma, pero quería saberlo por ti- Alfred era el único hijo de Alfredo. Su madre había fallecido hace apenas unos años debido a una grave enfermedad que solo algunos padecían. Una enfermedad proveniente del pasado, de las malas condiciones sufridas durante los ataques ocurridos hace más de 90 años entre los naranjas y los verdes. La madre de María Jesús, también había padecido esa enfermedad. Era genética, aunque se daba mayormente en mujeres. Hecho por el cual quizás Alfred tuvo la suerte de no padecerla. Siempre había oído que la enfermedad fue propagada por los naranjas, como una forma de acabar con los lazos verdes. Si es verdad que el ejército naranja no se caracterizaba por usar esos medios, por lo que a Alfred le parecía extraño esa teoría. Pero él era fiel a su ejército y si ellos lo afirmaban, así sería.

Alfred nunca había entendido esta guerra, no era partícipe de la violencia y a veces incluso compartía pensamientos con el ejército naranja. Todo sería más sencillo desde la paz. Pero al morir su madre, la mujer que más quería, todo cambió en él. Entró en el ejército como uno de los hombres más importantes, junto a Cepeda y Miriam, sus primos de sangre. Quería venganza, vengar la muerte de su madre debido a esa enfermedad provocada por la absurda guerra. Y así lo hizo.

-Ha ocurrido algo extraño. Una chica. Ha entrado en una tienda del centro de la ciudad, y ha pedido un medicamento. La dependienta ha dado señal de alarma porque le ha extrañado el comportamiento de la chica. Además, no había señal de lazo verde en sus brazos. Llevaba una chaqueta azul con puntos naranjas.

-¿Pero sería posible?

-Técnicamente no. Yo personalmente me encargué de acabar con ellos. Todas las zonas están controladas. Es imposible. Aún así estamos en máxima alerta. Quiero que vosotros tres, mis mejores soldados os encarguéis de formar equipos y hacer una expedición por las zonas más escondidas de la ciudad.

-Lo haremos, ahora mismo me pongo a ello papá.

-Confío en ti hijo. Ya sabes, por tu madre, tu abuela, y todas esas mujeres fallecidas a causa de esa enfermedad. Recuerda "lucharemos juntos, contra los naranjas".

Efecto Mariposa - OT 2017 - @beyourlaugh & @MunayGirl23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora