Capítulo 19

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Después de haberse arrepentido, y ella siendo testigo de cómo en sus pupilas se empañecen guardando silencio, un hombre arrepentido reclamando su amor, el cual le negó juzgándola severamente.

De sus labios salió el perdón, la generosidad de su corazón iba reponiéndose ante  aquellas palabras hirientes ya pasadas.
Sus ojos estaban fijos, era el reflejo de un hombre dispuesto a luchar por construir de nuevo aquella felicidad que le arrebataron, la sonrisa que se esfumó disolviendo la desconfianza. Tan sólo era él y ella.

Nunca supo lo que era ser feliz, su vida fue dura, y aún así su corazón es noble, bondadoso dispuesto a palpitar por su marido, aquel que cuando la roza, el fuego que siente llega a prender el mar, el deseo es inmediato y las ganas de envolverse con su cariño la entusiasmaba más.

De momento debía guardar todo aquello que la hacía enloquecer bajo llave, tendría que ser cautelosa y paciente para ser cortejada por su marido.

Por lo cual, Yeray había preparado todo para pasar un día de picnic.
Los dos solos, tumbados en la hierba mirando hacia el agua cristalina mostrándole el reflejo de la felicidad.
Había comenzado anochecer, cuando Yeray y Maira recogían las cosas.
El día había sido increíble para ambos, a pesar de tener que contenerse por probar sus besos. Yeray quería ir despacio, demostrándole que la quiere, y que por nada del mundo se separía de ella.

Desde que Yeray había cambiado respecto a su relación, Maira sentía la necesidad de poder compartir un momento íntimo con él.
Por lo que estaba decida hablar con Darío y romper aquella aventura.

Esa misma tarde, Maira estaba decida a terminar con Darío, pero se encontró con la sorpresa de qué él le había pintado. Ilusionado le mostró su retrato, ella a pesar de querer separarse, estaba emocionada por el detalle de él.

— Ven mi amor, quiero ahora poder ver tu cuerpo despejado de esta ropa.

— Darío, yo... — Titubeó ella.

— Dime. ¿Ocurre algo?

— Es que ya no quiero...digo...que...

— Maira, yo no quiero que te alejes de mí, te necesito tanto, no puedes llegar a imaginar cómo te deseo, miro el reloj para poder estar juntos, haciéndote el amor. Si te alejas me dejarás vació, triste y herido. — Darío tomó su boca con posesión impidiéndole que no pensara, bloqueando su cuerpo mientras le quitaba la ropa tumbándola en la cama sin dejarla de besar, deslizando sus manos por sus muslos buscando su intimidad y poder poseerla.

No podía negar que Darío sabía cómo enloquecer la.
Mientras se terminaba de vestir, Maira no habló, se sentía mal por lo ocurrido. Disimulando que estaba feliz por el encuentro, besó a Darío despidiéndose de él.

Después se fue directa a su casa. Afortunadamente, Yeray no estaba.
Se metió en la ducha frotándose su cuerpo con asco, dejando que las lágrimas brotarán solas.
Había tomado la decisión de terminar aquella aventura de no de volver a acostarse con él. Y cómo tonta, volvió a caer en su red.
Darío era buen amante, pero no lo quiere, ama a su marido, el cual todavía no ha puesto un dedo en su cuerpo y sin embargo se siente cautivada, Yeray es el único que sabe cómo encender esa llama para seducirla ansiando poder recibir su cariño.

¿Qué estaba haciendo mal?

Salió de la ducha, se puso un pijama cuando en esos momentos fue sorprendida por Yeray.

— Me has asustado.

— Ven, quiero que vayamos a cenar a un lugar maravilloso, estoy seguro que te va gustar.

Después de buscar un vestido en condiciones, Maira agarrada del brazo de su marido se fueron hacia un restaurante muy elegante para el gusto de Maira.
Mientras Yeray hablaba con el barman para que le diera una mesa, Maira admira aquel lugar, veía como aquellas personas iban vestidas con ropa elegante y cara, mientras ella llevaba puesto un vestido azul marino corto por encima de sus rodillas, sencillo con unos cuantos años.
Sin embargo, Yeray lucía hermoso con unos pantalones negros y una camisa granate.
En ese momento, Maira sintió la necesidad de salir corriendo de aquel lugar, y más cuando presenció como dos parejas jóvenes hablaban con Yeray.

DAME TÚ CARIÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora