Capítulo 21

6.6K 605 44
                                    

Derrumbándose sobre una llanto de amargura y remordimiento, Maira caía al suelo sin poder sujetar de algún modo aquel dolor que le asfixia por dentro.
Lloró hasta que su cabeza comenzó a dolerle y sintió que sus fuerzas se debilitan.
Buscó en su bolso su móvil, para poder llamar a su amiga, en ese momento quería que alguien la consolara de algún modo.

Beatriz no tardó en llegar y al ver a su amiga con sus ojos hinchados, rojos y apunto de desmayarse, la cogió por su cintura acompañándola hasta el sofá.
Allí, Maira volvió a llorar lamentándose por todo lo ocurrido.
Beatriz trataba de tranquilizarla, incluso se fue hacia la cocina para prepararle una tila.

Maira, entre hipos y lágrimas le narraba lo que había pasado entre su marido, Darío y ella a su amiga.
Beatriz la escuchaba con atención proponiéndole que descansara y pasados unos días podría de nuevo hablar con Yeray y todo se podría  solucionar entre  ellos dos.

Convencida de que aún podría haber alguna posibilidad de poder volver con su marido, Maira se fue a dormir cuando notó que su cabeza le daba vueltas y tenía ganas de vomitar.
Alarmada, Beatriz la acompañó al baño para que  vomitase.

— Maira ¿estás bien?   Veo que no tienes buen aspecto.

— Tranquila se me pasará, será que estoy así por todo el mal rato que pasado. Ahora voy a dormir y mañana estaré como nueva.

Beatriz hizo un mohín, no muy convencida la acompañó hasta su cama. Allí la ayudó acostarse.

— Maira, tengo una pregunta que hacerte. ¿Cuando has mantenido relaciones con Darío has utilizado protección?...Digo porque puede que estés en cinta.

Maira de incorporó rápidamente en el cabecero de la cama. Su rostro estaba pálido. Se echó mano a la boca pensando y tras unos minutos le respondió a su amiga que ella nunca se tomó la píldora y Darío no usó preservativo.

— Maira, no te juzgo, pero deberías  haber puesto medios. Dime qué ahora estás embarazada. ¿Qué vas hacer?

— Dios mío Beatriz, qué estúpida he sido. Como he estado tan tonta. No sé qué voy que hacer amiga. — De nuevo Maira lloró atormentada ante la idea de que  pudiera estar esperando un hijo de Darío.

— No te preocupes, yo estoy aquí para ayudarte. Cuando te encuentres mejor  iremos a la farmacia, compraremos un test de embarazo y después ya pensaremos que debemos hacer.
No te agobies, las cosas las vamos desarrollando paso a paso.

Maira apoyó su cabeza en la hueco del cuello de su amiga comenzando de nuevo a llorar,  culpándose nuevamente por no haberse cuidado.

Después de dos días sin saber nada de Yeray, Maira decidió levantarse para continuar con su vida. Llorando no iba a solucionar  nada.
Pensó en continuar con sus estudios de Bellas artes.
Necesitaba concentrarse en sus estudios dejando de algún modo sus preocupaciones y disgustos a un lado.

Durante el tiempo que duraron las clases, Maira sintió la necesidad de salir varias veces al baño, se lavó esta última vez la cara con agua mirándose al espejo. Sin querer, su mano fue a su vientre.
Cabría la posibilidad de que pudiera estar esperando un hijo de Darío, ya que su menstruación no le bajado ese mes.
Volvió a lavarse su rostro, llamó a Beatriz y quedó en verse a la salida de la universidad nada más terminar sus clases.

Nada más salir de la universidad, Maira buscó a su amiga. Ambas se fueron hacia una farmacia, donde compraron un test de embarazo.
Al salir de la farmacia, Beatriz le aconsejó que mejor se fueran hacia su casa.

Un rato después, Beatriz y Maira estaban en silencio con sus dedos entrelazados en forma de súplica.
Un minuto después, todas sus sospechas eran ciertas. Estaba embarazada.

DAME TÚ CARIÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora