"Dark alley"

20 3 0
                                    

Me acerco un poco y asomo la cabeza al interior de la calle. Estoy rozando el límite entre la realidad y mi imaginación, temo perder los estribos, pero mi pecado es y será la curiosidad. 

Una silueta oscura se alza entre la bruma.

 Hay una persona ahí de pie, en medio de la oscuridad. Pero es que en el suelo h-hay algo... Parece ropa... o un montón... y bajo este, un líquido oscuro color carmín se desliza por el suelo de grava manchándolo todo... Es sangre, joder ¡Es sangre!

Me muerdo la lengua para no producir ningún sonido con la garganta, mientras la mandíbula me tiembla espasmódicamente.

Noto que la sangre se me baja de la cabeza y todo me da vueltas, no puedo pensar y cuando menos me lo espere perderé el equilibrio. Pero para colmo de males... El que está ante el fiambre es el joven de pelo ceniciento, el cual llamó mi atención en la cafetería.

Por un momento no sé dónde estoy, no sé cómo me llamo ni sé qué estoy haciendo. Todo transcurre a cámara lenta ante mis ojos y me agarro a la pared, sin tener en cuenta ser sigiloso o no.

Poco a poco se agacha y se arrodilla junto al cuerpo. Me obligo a mantener los ojos fijos ante esta escena homicida. Trago saliva fuertemente.

 El chico estira el brazo y lo lleva al cuello del sujeto. La bilis me sube por la garganta y rápidamente me aparto de la entrada al callejón. Apoyo la cabeza y la espalda contra la pared, cerrando los ojos muy fuerte. No puedo pensar con claridad. ¡Es un psicópata o algo de eso!

¡Clack!

Un crujido hueco, como de huesos partiéndose o ladrillos entrechocándose hace que me sobresalte y vuelva a marearme, espero que no sea lo que estoy pensando. Un sudor helado cubre de nuevo todo mi cuerpo. Observo con la respiración alterada en derredor. Nadie se percata de lo que está sucediendo. ¿¡Cómo puede ser!? No puedo respirar ni pensar bien. El corazón me va a mil por segundo.

Quiero gritar, voy a estallar. No puede ser verdad, me niego a creer que sea el único que puede ver esta masacre. Asustado y ansioso, corro y agarro a un señor de mediana edad por el codo, sin conocerlo. Él se gira y me mira sorprendido. No le culpo, tendré la cara desfigurada por todo lo que está pasando...

- Perdone, creo que estoy loco pero...- Lo llevo lentamente hasta el principio de la estrecha calle. No me quita ojo de encima. Por favor, perdóneme.

- ¿Usted ve eso?- Le hago una inclinación de cabeza señalando discretamente el interior, sin atreverme a mirar de nuevo, bastantes cosas extrañas por hoy.

 El señor frunce el ceño y gira la cabeza en la dirección que le he indicado para comprobarlo. Se asoma sin ningún disimulo y se ajusta la boina negra a su brillante calva. Ríe un poco y se gira sonriente hacia mí:

- Oye chico, no hay nada, ¿por qué lo dices?- Me quedo de piedra. Atónito, vuelvo a asomarme temerosamente...

Y sí, ahí está, el chico destripando al individuo como si fuese un simple pez o un trozo de carne cruda. Estoy a punto de vomitar cuando me giro y le digo al hombre:

- ¿No ve al chico de pelo negro azulado?- Él levanta una ceja y me responde con otra pregunta:

- ¿Te encuentras bien? No hay nada ni nadie.- Comienzo a marearme por enésima vez. ¿Cómo no lo va a ver si está justo ahí y da la nota muchísimo? Le doy la espalda a la masacre, y fuerzo una sonrisa.

- Bueno, igualmente muchas gracias, puede irse si quiere.-

Me inclino y el hombre, dedicándome una última mirada de preocupación se marcha tranquilamente, silbando una melodía desafinada.

Las manos vuelven a temblarme, así que intento respirar profundamente varias veces para calmarme. Voy a ver la escena una vez más. Sí. Sólo una vez para asegurarme de que aun sigo teniendo algo de cordura. Lentamente comienzo a meterme el el callejón. Sólo veré un poco. Los nervios me burbujean en el estómago. Recorro lentamente la calle con la mirada. Y ahí está, ahora sentado en el suelo.

Se me cae el alma a los pies. ¿Qué me pasa?
Mi boca se curva y entrecierro los ojos, intentando averiguar qué está haciendo ahora.

En un abrir y cerrar de ojos, el chico se gira en mi dirección y me devuelve la mirada. Esa mirada felina que ya tenía en la cafetería, pero ahora con un brillo extraño y animal que me hecha hacia atrás. Tiene las manos llenas de sangre brillante y caliente, goteantes.

Comienza a levantarse muy despacio sin quitarme sus ojos oceánicos de encima.
"Leo, corre, viene a por tí", me avisa mi subconsciente.
Y ahora sí, vuelvo a mis sentidos en una milésima de segundo y echo a correr fuera de ahí para volver a mí hogar sano y salvo.

Creo que no he corrido tanto en mi vida como ahora. Toda la gente se vuelve para mirarme cuando salgo, pero me trae sin cuidado.
El aire golpea mi cara mientras me muerdo el labio, intentando disimular mi dificultad al respirar.
Mi abrigo y mi camiseta ondean alrededor de mi cuerpo mientras huyo.

Definitivamente, sólo quiero perder de vista a ese asesino.

"Danger" (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora