Los pulmones comienzan a emitirme sonidos extraños y las lágrimas se deslizan hacia abajo por mis mejillas debido a todo lo que ha pasado.
Estoy ido. Me estoy volviendo loco, no hay otra explicación para esto, sinceramente. El chico parecía bastante normal antes... Pero eso de despedazar a un tío no creo que sea muy usual.
Necesito pedir ayuda, pero, ¿a quién? Si contase algo de esto a alguien se extrañaría hasta tal punto de recomendarme cualquier remedio para estabilizar mi salud mental, como ir a un psiquiatra ¿¡Qué hago ahora!? Estoy confundido y asustado, no puedo pensar con claridad.¿Qué haría una persona valiente en mi caso? Se pararía y observaría, barajaría sus opciones. El abrigo comienza a deslizarse sobre mis hombros mientras intento que las piernas no me fallen.
Debo tener valor, el único inconveniente es que nunca lo he tenido, mi naturaleza es de huir ante cualquier riesgo.Bueno... Venga, haré un intento.
Pero si sale mal, prometo volver a tener miedo de todo.Clavo los talones en el suelo y me paro bruscamente, tanto que casi caigo de bruces al suelo. Respiro hondo un par de veces e intento relajarme (Aunque el intento es en vano) y poco a poco, voy girando sobre mis pies. La piel se me tensa, el vello de la nuca se me eriza y el corazón me martillea en las sienes, haciendo que solo escuche mi ritmo cardíaco y los demás sonidos de la ciudad se esfumen.
Cierro los ojos fuerte e intento pensar en cosas normales...
Como el tío ese me haya seguido y esté detrás de mí, juro que grito.
Abro los ojos repentinamente.La calle está vacía, no hay rastro del joven. El corazón se me para durante una milésima de segundo, y las rodillas me tiemblan.
Esta vez no titubeo ni dudo tanto, todo lo que he visto ha sido real, tanto como la regañina del señor Ahn.
Doy media vuelta y, como un robot, me centro en el camino de vuelta a mi casa, para así no caer presa del pánico ante todo este descontrol.No recuerdo haber sudado tanto desde la secundaria, cuando nos hacían correr dos kilómetros.
Paso por delante del escaparate de una tienda de electrodomésticos, y me llama la atención mi reflejo: tengo este pelo mío "naranja zanahoria" a su libre albedrío, el abrigo casi colgando de mis antebrazos y los ojos enrojecidos, del tamaño de platos. No me reconozco.¿Qué ha pasado exactamente? Bueno, tampoco quiero saberlo
Pero a lo mejor es el cansancio, después de tantas horas trabajando...Muevo la cabeza para retirar los pensamientos que atiborran mi mente, es muy confuso y agotador. ¿Ingresaré en un loquero? La idea me resulta bastante aterradora.
Sólo... sé que no volveré a cruzarme con ese chico, es una posibilidad muy remota. Staffordshire es muy grande. Pero si se da esa extraña casualidad, echaré a correr sin pensarlo dos veces y me mudaré a Londres, o a Islandia, o incluso a España... Me iré bien lejos, no puedo enloquecer a su consta.
Más calmado, intento centrar mi atención en el corto paseo y no jugar con mi imaginación para dañarme.
· Pero Leo Campbell no sabía que le observaban desde el ático de un gran edificio.
- ¿Quién es él? ¿Cómo me ha visto? Debo encontrarle. No puedo permitir que nadie sepa de nuestra existencia.
Se pregunta en voz alta el chico de piel clara, mirada felina y pelo color carbón mientras se retira ese cálido líquido carmín en las comisuras de sus finos labios.·
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"Danger" (Editando)
ActionCon una única mirada hacia el chico pelirrojo cuyo nombre es Leo, Axel decide averiguar qué y quién es. Leo se ve atrapado por esos hipnotizantes ojos de mirada felina, aunque aun así, intentará escapar del joven de pelo color carbón siempre que pue...